martes, 4 de octubre de 2016

Mujeres para la Historia de Antonina Rodrigo,



En el principio estuvo Antonina, al menos en mi interés por el conocimiento de lo que no sabíamos. Mujeres para la Historia Lleva por subtítulo: Mujeres silenciadas del siglo XX. Y es que Antonina Rodrigo fue pionera a la hora de rescatar los nombres de los que poco sabíamos las españolas de antes de la Transición. Nombres que nos abrieron la curiosidad por saberlas y apuntar los nombres de mujeres que estaban al otro lado de lo oficial, en ese peregrinaje por rescatar esa historia de las mujeres que acabo siendo, para las españolas que estábamos estrenando libertades, un camino a desbrozar. Y a seguir. El camino de ser una misma, no importa si a la derecha, a la izquierda o en el centro o sin intentar situación concreta: Ser.

Entiendo que puede, tras cuarenta años de democracia, resultar exagerado lo que digo, pero no lo era. Mucho hemos cambiado las mujeres en el proceso de renovarnos y mucho la sociedad , aunque no tanto ésta en admitir el cambio. Quizá las ,al menos, dos generaciones que nos continúan, no puedan entenderlo: El cambio ha sido tan fuerte, tan constante , tan rápido y tal inteligente que casi ni nosotras mismas lo podemos creer. Un gozo haberlo hecho, o haberlo experimentado.

Tiene la autora el don de la empatía. Unido al rigor de la búsqueda de datos de las biografiadas, tras conversar con ellas en los casos posibles, Rodriga ama y admira a las que retrata. Ese sentimiento de complicidad puede ser contagioso y quizá ha despertado pasiones y también animadversiones en algunos, ya que lo que retrata son mujeres situadas en la segunda República Española. ¿Eran republicanas?- Lo eran. ¿Eran mujeres?- Lo eran. Eran históricas- Lo son. Mujeres de España, las silenciadas  Sus nombres, publicados en 1979, o sea un año después de aprobada la Constitución española de 1978 hablaban de unas mujeres excepcionales”no sólo por su fortísima humanidad, sino por su ser y su transcurrir en un mundo que les fue doblemente hostil por las ideas que asumieron y defendieron y por ser mujeres”
Y es eso lo que recalca, habla deLa España silenciada, no de la ya contada que sabíamos.

En un conglomerado que se llama España nacieron y fueron. La biógrafa de Mariana Pinada , del doctor Trueba, de Maríe Blanchard no ocultó nunca su compromiso con la libertad “por lo que , como dice Monserrat Roig en su prólogo .”el trabajo de Antonina Rodrigo adquiere un valor muy preciso y necesario; la sustitución del tiempo del silencio por el tiempo de las palabras”.

Estábamos ya en 1979 y era el tiempo de las palabras

La publicación de la que dispongo es posterior, está editada en Madrid 1996 en Compañía Literaria, después de dos ediciones exitosas de Círculo de Lectores, aunque me parece oportuno hablar de la fecha inicial en que apareció, ya que fue mérito de Antonina Rodrigo abrir una etapa valiente con sus mujeres históricas. Son personajes de todos los ámbitos de la cultura, de la política, de la escena, de la educación, de las artes, algunas de ellas poliédricas. He ahí la lista:

María Casares, actriz de Teatro ; María de Maeztu, pedagoga ; La Argentina, danzarina; Margarita Xirgú, actriz de Teatro; Mª Teresa León, creación literaria; Zenobia Camprubí, traductora, alma de J Ramón Jiménez ; María Goyri , una de las primeras licenciadas en Filosofía y Letras, profesora investigadora; María Blanchard , pintora; Mary Luz Morales, periodista; Victoria Kent, política, abogada ; Federica Montseny, política, ministra ; Margarita Nelken, política, diputada; Pasionaria politica, diputada; Enriqueta Otero, miliciana..

Entre los nombres de las biografiadas por Rodrigo hay mujeres que entrarían en lo que me he propuesto relativo al mundo de la cultura, que no a la política, aunque algunas de ellas- como Nelken – también escriban relatos y novelas. Pero quizá en este empeño de mi blog sin censura de fijar las publicaciones antológicas sobre mujeres quepa algo del fondo intra-histórico en el que se sostienen. Y que alienta la creación de las que la sobrepasaron y fueron Historia. 

Eso pensé en la Residencia de Estudiantes cuando compartí cena a cuatro con Antonina, Amparo Hurtado y una tercera profesora cuyo nombre no recuerdo. Y lo volví a pensar, mientras en la casa familiar de Antonina en Granada intercambiamos libros y mirábamos la Alhambra.



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