lunes, 10 de agosto de 2020

María Teresa León, Memoria de la Melancolía (I I) El texto



María Teresa León Memoria de la Melancolía. Renacimiento, Sevilla 2020. Prólogo de Benjamín Prado.

Primera edición, Losada, Buenos Aires, 1970, reeditada en España por Castalia , 1999 . Renacimiento, edición que utilizo, tiene previsto publicar varias de sus obras, esta es la primera y la más lograda, según los críticos. La obra fue escrita en Roma en el barrio del Trastévere, de 1962 a 1968 cuando ya María Teresa León estaba traspasando la década sexagenaria de su vida; es obra de madurez y memoria de una vida casi completa. A partir de los años 70 estuvo aquejada de alzheimer y perdió la memoria, con lo que ese “Continuará” con el que acaba su Memoria de la Melancolía, no pudo ser. Es un texto subyugante de 446 páginas y posee varios niveles de lectura, lo que hace difícil resumir las aportaciones que bien merecerían una interminable lista de copiosas citas. Lo intento

¿Quién podrá contar esta historia si yo no lo hago ( p. 254)

¿ Es metaliteratura o es vida la razón de esa biografía? Es testimonio, necesidad de contar lo vivido, y cuando ya todo parece cumplido, seguir viviendo
No sé. Escribo con ansia , sin detenerme, tropiezo, pero sigo. Sigo porque es una respiración sin la cual sería capaz de morirme. No establezco diferencias entre vivir y escribir ( p. 347)
Posee la escritora una prodigiosa fluidez verbal. Dice su prologuista, Benjamín Prado que es un alarde literario y comparto su criterio; está el texto muy medido, equilibrado y lleno de expresivas imágenes, metáforas y citas. Su estructura consiste en no tener estructura, no hay capítulos, solo pausas marcadas por dobles espacios. Es la memoria la única que estructura la narración y el pensamiento transita discontinuo en el tiempo, infancia, madurez y actualidad, la guerra y el exilio; los hechos y las meditaciones se entremezclan en el discurrir narrativo. Aunque suene a manida mi metáfora, los recuerdos se encadenan como las cerezas que extraemos de una cesta, que se arrastran unas a otras sin límite claro, y es en esa falta de no acabar y empezar donde hallamos el gozo literario. Encontramos en el texto sin interrupción prosa narrativa. prosa periodística, prosa lírica, prosa modernista, prosa épica y versos de Alberti, o de otros poetas como Machado, Unamuno, Lorca. León Felipe, del Cancionero y de las coplas y canciones que se cantaban en la guerra en el bando republicano; el texto abunda en intertextualidad y culturalismo.:

Madrid, que bien resistes
los bombardeos,
de las bombas se ríen
los madrileños ( p. 275)

Por la trasformación de lo eludido y por la imágenes que significan, la memoria se convierte en literatura. Su estilo podía definirse como vanguardista y tradicional, inmerso plenamente por su brillantez en la generación del 27. Todo el texto es un ejemplo de lo que afirmo, muestra de ello sería la descripción de Ibiza y su estancia allí justo en la fecha del 18 de julio, entre el lirismo, la épica, la recreación cultural y la novela de aventuras. Con todos los recursos y los recuerdos prima en ella la necesidad de contar antes del olvido, parece que podía acecharle cuando escribe algún síntoma de alzheimer, pues tiene conciencia de esa falta de memoria que la hace – dice- no recordar datos ni fechas concretas. No puede ser historia, piensa, sino una pobre memoria de la melancolía,

Memoria para el olvido, por favor. No me dejen frente una ventana extranjera mirando.(..) pero ella quería hablar, no sentirse flotando levemente sobre las aceras de las ciudades extrañas concurridas, y menos borrarse para los ojos de los transeúntes y que ya no la viera nadie (p 28)

María Teresa León, como vemos en el párrafo anterior, no utiliza para contar la primera persona del singular siempre. Al contar el pasado, León es a veces escrita, “la niña”, otras “ella” en tercera persona, como si fuera ajeno a ella misma la persona de la que habla. Es a partir de la madurez, pero no siempre, cuando escribe desde la primera persona del singular. Si apela a actos colectivos, habla desde la segunda persona del plural:”nosotros”. Tampoco es continuo el receptor, los lectores, los españoles nuevos a los que llama a la solidaridad, pero también los amigos concretos que nombra y a los que se dirige sin que aparezcan comillas en el texto ni en las preguntas ni en las respuestas. Todo ello da a los textos una indefinición que es abierta y lírica y, porque significa y no determina raya lo poético.
Algunos datos autobiográfico propios de su vida íntima se escamotean pudorosos La historia de su infancia y de su genealogía es contada con trazos ágiles y los numerosos ancestros que nombra forman un retablo variopinto y divertido, ya que no hay rechazo familiar sino cierto orgullo de pertenencia. Su familia y educación recibida la colocan en el estatus social de una burguesía acomodada, lo que no impide el distanciamiento y la rebeldía a asumir el rol para el que por su condición social parecía destinaba y un rechazo a las normas con que la educaron, que consiguió hacerla una niña disconforme y rebelde ante la sociedad que le tocó vivir. María Teresa, se desdobla en su infancia y cuenta que “la niña” era una muchacha precoz que leía lo que no debía, a la que no le permitieron estudiar bachillerato como a su prima Jimena a la que admira; que maduraba sexualmente antes de lo previsto. “La muchacha” era deslumbrante en su rubia belleza, pero por su embarazo,y su maternidad a los 16, el conflicto se agudizó pues contrajo matrimonio y, tras la separación de hecho solicitada por el marido, por imperativos eclesiásticos y sociales no se le permitió a ella retener a los hijos. Se rebeló. Sigue hablando ajena y desdoblada en una madre casi niña que visita desconsolada al hijo con meningitis que agoniza en Burgos y trasmite la falta de empatía con el padre del niño dificulta el encuentro. Los datos biográficos, intencionadamente confusos, salpicarán y se intercalarán en toda la biografía y darán al texto un carácter de confesión. Reconducirá su dolor. El encuentro con el poeta Alberti va a acompañarla toda su vida que girará en torno a él :  
Ahora yo soy la cola del cometa. El va delante. Rafael no ha perdido nunca su luz ( p. 158 ) 

Especialmente bello y profundo es el texto dedicado a la madre y a su muerte ( pp.153-155)
Siempre me pareció que tú y yo éramos dos sonidos iguales, dos consecuencias lógicas, dos colores complementarios. Así que jamás me planteaba el amor a lo que era simplemente yo misma. A crecer más, comprendí tus palabras, seguí tus pensamientos pero me alejé de tui, porque todo, absolutamente todo lo que hacía tu otro yo, ese yo desprendido de ti y que era tu hija, lo encontrabas fuera de propósito, desprovisto de sentido, reñido con tus costumbres, en pugna con tus sueños.¿ Por qué soñaste tanto conmigo,madre? Sentí que me considerabas tu fracaso.¡Adiós a la ilusión de hija perfecta. En un momento tuve que elegir entre tú y el mundo, y elegí el mundo(p. 155)
Se han interrogado los críticos sobre los pocos textos que comunican las relaciones madre e hijas, he ahí un texto temprano que lo analiza y del que muchas mujeres actuales podríamos continuar.
La Guerra
La crónica de la guerra es dolorosa, pese al tono vital alto incluso después de pasados los años. La historia que nos cuenta desgrana la fervorosa etapa que vivió como militante del Partido Comunista. y se muestra apasionada y muy beligerante. Está escrita con escritura potente y fervor guerrero, mantiene el compromiso político con el mismo vigor que en su juventud y su militancia activa sigue  justificando los hechos treinta años después de vividos. Nos encontramos con una miliciana que viaja a América del Norte y Centro América pidiendo ayuda para los obreros de la sublevación de Asturias y que no lo consigue; que participa en hechos bélicos - Toledo, Talavera de la Reina, Brunete; que va armada con pistola; que es responsable con Alberti de ir a Rusia y pedir a Stalin armas e intervención a favor de la República española y que lo consigue, Que es también causante al menos de dos apresamientos de supuestas personas de la quinta columna ( pp. 219- 20 ); que tiene una parte activa en los acontecimientos de la defensa de Madrid y condena el pacto de coronel Casado al que acusa de traidor. No hay, como en otras memorias que hemos subido a este blog, una condena a la guerra, y aunque en ciertos párrafos haya manifestaciones anti-belicistas, justifica los hechos bélicos. Entiéndase que esto que hoy digo no es una forma mía de condena pues no me propongo juzgar su ética sino expresar lo que yo leo, de igual manera que en otras escritoras hable del anti-belicismo de sus textos. Naturalmente estoy más con la condena de las guerras que con la gloria :
Nuestra literatura de combate terminaba. Federico, muerto al comenzar la agonía; Antonio Machado, al terminarla. Dos poetas. Ninguna guerra había conocido jamás esa gloria ( p. 269)
Tal vez en ese himno épico a la guerra civil se de la circunstancia de que fue escrito casi treinta años después, con lo que el relato pudo idealizarse y minimizar los horrores vividos restando solamente la épica de la memoria. El hambre pudo olvidarse mejor que el banquete navideño con las brigadas internacionales en el palacio del Pardo en una vajilla fina con escudo, cristalería, pavos y vino del Palacio Real, ramas de olivo y laureles. La impresión mía al leer estas memorias es que el P.C y sus cargos más significados tuvieron ciertas prerrogativas, incluso en su huida de España, pues no lo hicieron por la frontera francesa -por tanto no fueron encerrados en campos de concentración, sino que lo hicieron en avionetas pilotada la suya por Ignacio Hidalgo de Cisneros destino Orán, la misma forma de huida de Dolores Ibarruri, la Pasionaria.
Hay numerosos textos de amor solidario a la humanidad, no hay condenas ni malas palabras, excepto para los fascistas; sí hay condena para los obispos reaccionarios, pero hay religiosidad y respeto a los valores cristianos y alguna vez reza. Numerosos textos apelan a la solidaridad de todos los hombres Y nos queríamos. Cuanto amor a los otros hombres da el destino común de la muerte.
La Cultura
Uno de los más valiosas aportaciones para los interesados en el arte y la cultura es su papel cultural, y su testimonio de primera mano en la política cultural de la II República y la semblanza de todos los amigos que fueron, como ella misma, protagonistas de la historia intelectual de España y de Europa. Su papel como miliciana de la cultura fue decisivo en el traslado de los cuadros de Toledo a Madrid y del los del Museo del Prado a Valencia y luego a Ginebra. Presidía la Junta del Salvación del Tesoro Artístico Carlos Montilla, que moriría acabada la guerra en la cárcel de Pamplona. En la salvaguarda de las pinturas y las esculturas María Teresa León, Marcelino Macarrón, José Renau, José Bergamín y Timoteo Pérez Rubio fueron activos patriotas; los libros fue responsabilidad de Antonio Rodríguez Moñino; de todos ellos habla en estas memorias. Rememora a sus tíos Ramón Menéndez Pidal y María Goyri y su amor al Romancero. Actuó en el teatro para el pueblo con los músicos García Leoz, Acario Cotapos y con Santiago Ontañón,de la I.L.E. con Miguel Hernández en el teatro en el frente. Entre sus amigos Carlo Levy y su fe en la alegría, los pintores Solana, de quienes va a rescatar sus cuadros bajo los bombardeos; José Emilio Herrera, Petere, que escribe poesía subversiva; Miguel de Unamuno, a quien admira y de quien guarda un muñequito de papiroflexia que les regaló; José Bergamín con el que colaboró en las aventuras editoriales de El mono azul , en el que escribieron, entre otros Vicente Aleixandre y Luis Cernuda; también del Romancero de la guerra civil española, y sus colaboradores; cuenta anécdotas de León Felipe y el abrigo de pieles que encontró en el palacio de Heredia Espínola. Se relacionó con Serrano Plaja, con Pablo Neruda y sus mujeres, con el escenógrafo Cipriano Rivas Cherif director de la compañía de Margarita Xirgú actriz del teatro que se atrevió a representar Fermín Galán de Alberti. Evoca el recuerdo de Federico García Lorca que siempre llegaba tarde a las citas; de Antonio Machado, a quien conocen en casa del escultor Emiliano Barral. En Moscú le presentan al director de cine ruso del Acorazado Potemkin, Einssenstein, al poeta Boris Pasternak y al dramaturgo Máximo Gorki. Sus relaciones son internacionales, por lo que es amiga de Victoria Ocampo, filántropa argentina, del escritor comunista francés Henri Barbusse, del escritor independiente americano John dos Passos, de los muralistas mejicanos Diego Ribera, José Orozco, Frida Kahlo, y David Siqueiros; de los escritores franceses André Gide, Marcel Bataillon, André Malgaux y los escritores mejicanos Octavio Paz, Alfonso Reyes que acudieron al Congreso Internacional para la Defensa de la Cultura, en el que María Teresa ejerció de secretaria. Conoció en la guerra a los fotógrafos Gerda Dato y Fran Capa y cuenta con detalle la muerte de Gerda. Mantuvo relaciones amistosas con intelectuales españoles unos en España y otros en el exilio, el cineasta Luis Buñuel, el torero Ignacio Sánchez Mejías, el pintor granadino, amigo de Lorca, Manuel Ángeles Ortiz, el músico del 27, Rodolfo Halfter, Corpus Barga, el escenógrafo Cipriano Rivas Cherif, cuñado de Azaña, el torero Ignacio Sánchez Mejías,. Sabemos por ella la aventura de Juan Ramón Jiménez y su anécdota de la confusión que por poco le cuesta la vida. Conoce en el exilio a Picasso:

Siempre tengo que regresar a mis cuentos viejos, besar las sombras…; decir .mi patria son mis amigos, no me equivoco jamás( p. 331).

Hay alegatos feministas. Piensa que Rosa Chacel es una gran novelista y que Zenobia Camprubí, es merecedora del Nóbel tanto como JR Jiménez. Entre las mujeres valiosas cita a María de Maeztu, María Goyri, María Martínez Sierra, María Baeza, Blanca de los Ríos y Concha Espina. ( p. 419). No forman frente común, piensa, y recuerda la aventura del Lyceum club:
Mujeres de mi casta¿Cómo no echar sobre los hombros de Francisco Franco la acusación de vuestros labios secos fruncidos para siempre? (pág 349)
 El Exilio
Una de las aportaciones más interesantes es meditación sobre la extrañeza y el dolor de exiliado. Se aleja de los vibrantes tonos dedicados a la guerra; es su meditación más melancólica, quizá la que da nombre al libro. Ensayo con hondo sentido filosófico de la derrota de los que perdieron y tuvieron que abandonar España. España es su dolor común. Profundiza y reflexiona sobre el sentimiento del de la ausencia y de la falta de patria, no quiere morir en un cementerio ajeno, porque todos los españoles están siendo enterrados fuera de su patria. Enumera a los muertos amigo exiliados que se van sucediendo. Es en esa meditación sobre las pérdidas de los españoles errantes como ella donde encontramos el tono más hondo de su melancolía.
Contad vuestras angustias del destierro. No tengáis vergüenza. Todos las llevamos dentro. Puede que la fortuna os haya tendido la mano pero ¿hasta que esto sucedió?Contad vuestras noches sin sueño cuando ibais empujados, cercados, muertos de angustia. Habéis pertenecido al mayor éxodo del Siglo XX. Ha llegado el momento de no tener vergüenza de los piojos que sacábamos entre el pelo ni de la sarna que nos comía la piel ni de la avitaminosis que nos obligaba a rascarnos vergonzosos en el cine. Nos habían sacrificado. Éramos la España del vestido roto y la cabeza alta ( p. 322)
Acabaré este entrada en mi blog recomendando esta Memoria de la melancolía, obra de una gran autora casi olvidada y que la editorial Renacimiento pone en valor. Memoria es de una etapa que no conocimos pero que nos ha marcado, quizá por la compasión que nos trasmite cuando la escuchamos con los ojos, quizá por la sorpresa que desde 1975 nos produjo el reconocimiento de un pasado que más que heroico fue triste,  melancólico. Que no quisiéramos repetir
Todo parecía estático y durable para toda la vida, pero nosotros hemos ido siempre perdiendo nuestras eternidades, dejando atrás a lo largo de nuestra vida, siempre con los zapatos puestos para echarnos a andar ( p. 345)
Una melancolía contagiosa.
 
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