viernes, 31 de julio de 2020

María Teresa León: Memoria de la Melancolía, ( I ) La autora



María Teresa León : Memoria de la melancolía, Sevilla , ed Renacimiento, 2020. Prólogo de  Benjamín Prado


Un poco de historia :

Cuando María Teresa León regresa a España en 1977 no viene como una exiliada desconocida. Compañera de Rafael Alberti, poeta del 27, ambos eran un símbolo de resistencia para los siempre fervientes militantes comunistas de la era franquista. Los comunistas exiliados veían ahora cumplido su sueño de regresar a su patria. Eran dos mitos. Su casa del Trastévere en Roma, última etapa de su exilio iniciado en 1939, había sido sitio de peregrinación de opositores antifranquistas comunistas que en la clandestinidad formaban el bloque de oposición más beligerante contra Franco. Siempre los españoles de múltiples tendencias habían encontrado las puertas de los Alberti León abiertas y todas las conversaciones en su casa del Trastévere, decían los que los visitaron, giraban en torno a España: como estaba ahora tal calle, o tal plaza, o la fuentecilla aquella, cómo los obreros, o la poesía o la política y cuando moriría el dictador. Muerto Franco en noviembre de 1975, en abril de 1977 el Partido Comunista de España fue legalizado. Iban a presentarse los comunistas en las primeras elecciones en la Democracia y los españoles que no habíamos conocido la guerra vimos por primera vez, con cierto susto, las banderas rojas con la hoz y el martillo a bordo de los coches ruidosos que desfilaban por la Castellana. Lo del susto es literal, yo estaba entonces tomándome un helado en la heladería Olivieri en la Castellana y me quedé tan helada como mi helado. Fue así.
Iban regresando los supervivientes después de 38 años de exilio, pero María Teresa León que tanto añoró la vuelta no sabía que estaba en España, había perdido la memoria. Fue oportuno, tal vez por ello, esta Memoria de la Melancolía, escrita unos años antes, entre 1962 y 68, ya que es considerada por los críticos como uno de los textos autobiográficos de más calidad literaria y testimonial de los escritos por los perdedores de la Guerra civil. Opino lo mismo, es un gran libro de memorias. Historia de la Melancolía es la añoranza de lo perdido, escrito cuando la autora ya estaba cerca de la vejez :”Es difícil ser vieja. Se necesita un aprendizaje que es el drama de nuestra vida (p.65) Es la rememoración de toda una vida, su infancia y educación, su familia, sus amigos, la guerra, el exilio. Porque su melancolía se ancla y atañe a España, su Guerra Civil y el exilio de los perdedores como ella, lo que cuenta nos atañe a todos, es una visión individual y al mismo tiempo colectiva. Quien lo escribe es además alguien que participó en la guerra desde arriba, desde la dirección- si no guerrera sí cultural- de la República, por lo que el testimonio de lo que cuenta nos aporta fuentes y semblanzas de escritores amigos, recuerdos directos de la tarea intelectual que les encomendaron, una visión combativa y beligerante que daría lugar a polémica, si nos dejáramos llevar de nuestro afán de encontrar la verdad del por qué de la vida y de la muerte de tantos españoles.
Días felices. ¿Felices los días de la guerra?¿Está usted loca? Y yo añado para evitar la agresión de los que no entienden: Los mejores de nuestra vida”( p. 302)
Su visión clara es la de militante de izquierdas que nunca abandonó, nos parece muy interesante porque, además de ser un texto de alta calidad literaria, no exige este blog a las escritoras la objetividad ni el equilibrio, sino sus visiones parciales y subjetivas. Mi fin es entenderlas, poner en valor sus logros e ir con ellas conformando la realidad, siempre plural de la época histórica que trato. Crónica personal , memoria , que no historia, ya que es el yo de la escritora el que lo pasa por el tamiz de sus recuerdos. La memoria siempre es selectiva .
No sé quien decía en mi casa: Hay que tener recuerdos.. Lo espantoso era no tener nada que recordar, dejando tras de si una cinta sin señales. Pero que horrible es que los recuerdos se precipiten sobre ti y te obliguen a mirarlos y te muerdan y se revuelquen sobre tus entrañas que es el lugar de la memoria (p.74)
La memoria, pues, son las entrañas, lo más íntimo.


La autora:
 
María Teresa León nace en Logroño en 1903. Hija del coronel Angel León y de Oliva Goyri, ama de casa. Perteneciente a una burguesía acomodada, la profesión militar de su padre hace que su infancia trascurra con desplazamientos y residencias en Burgos, Madrid y Barcelona. En Madrid asiste al colegio del Sagrado Corazón de la calle Leganitos, del que fue expulsada y de las que no guardó grato recuerdo, pues admiraba la educación laica de la ILE que recibía su prima Jimena, hija de Ramón Menéndez Pidal y María Goyri, prima de su madre. Bellísima, a los 15 años se queda embarazada de Gonzalo Sebastián, un ayudante militar de su padre y éste pidió traslado de destino, cambiando de residencia la familia de Madrid a Barcelona para evitar el escándalo. Al año siguiente, 1920, se casa con Gonzalo Sebastián. Tenía 16 años, una edad de inmadurez, y el matrimonio fracasaría. El matrimonio Sebastián- León vivió en Burgos con los hijos habidos, Enrique y Gonzalo. María Teresa empezó a escribir entonces colaboraciones para el Diario de Burgos bajo seudónimo de Isabel Inghiami. En 1929 se separó de su marido, abandonó Burgos, volvió a Madrid y vivió en casa de sus tíos Ramón Menéndez Pidal y María Goyri. Familia de intelectuales- Ramón Menéndez Pidal era catedrático de Literatura de la Universidad de Madrid, director del Centro de Estudios Históricos, vicepresidente de la Junta para la Ampliación de Estudios, relacionados con la ILE y , desde 1925, director de la Real Academia Española de la Lengua. María Goyri fue una de las primeras mujeres en cursar la carrera de Filosofía y Letras- la primera fue Matilde Padrós- y ejerció como profesora de Literatura del Instituto Escuela, también en la Residencia de Señoritas. A través de sus tíos debió iniciar entonces cierto acercamiento a la ILE, pero, aunque algunos críticos dicen que estudió Filosofía y Letras, nada dice ella al respecto y , dadas las fechas aportadas, a mi no me parece posible. Lo que si es de reseñar es su devoción por los personajes históricos medievales en su obra, D Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador (1954) Doña Jimena Díaz de Vivar, gran señora de todos los deberes (1960) Cervantes , el soldado que nos enseño a hablar (1978) y la tradición oral del romancero, posiblemente contagiada por sus sabios parientes. En 1929 escribe su primer libro de cuentos para niños Cuentos para soñar, prologado por María Goyri. En esta época conoce a Rafael Alberti, poeta y pintor, que salía de una relación con la pintora surrealista Maruja Mallo; se casa por lo civil en 1932 y establecen para toda una vida una sólida relación literaria y humana, para ambos muy positiva. Alberti la introduce en sus círculos culturales y pronto ambos inician con la República una etapa marcada por la militancia de izquierdas dentro del Partido Comunista. En 1933-1934 crean la revista literaria Octubre, relacionada con el Partido Comunista. que dirigía Alberti y que era una revista de vanguardia comprometida en la que escribieron Arturo Serrano Plaja, Ramón Sender o Luis Cernuda.. Se inició León en el teatro social de compromiso y publicó Huelga en el puerto. En 1934 publica Rosa fría, patinadora de la luna, con dibujos de Alberti y el mismo año ambos asisten en Moscú al primer Congreso de Escritores Soviéticos. Viajan por Berlín, Dinamarca, Bélgica, la Unión Soviética y Holanda para estudiar el movimiento teatral europeo con una beca de la Junta de Ampliación de Estudios . Cada vez con más responsabilidades culturales en el P. C. viajan en la Revolución de Asturias a América para pedir ayuda para los obreros. En 1936 iniciada la guerra, crean en agosto la revista El Mono azul, publicada bajo el auspicio de la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura que dirige Alberti, y en la que escriben María Teresa León, Miguel Hernández, Vicente Aleixandre, Lorenzo Varela, Antonio Aparicio, Antonio Machado. Manuel Altolaguirre, José Bergamín, Ramón Sender, Eduardo Ugarte, María Zambrano, Luis Cernuda, Pablo Neruda, Vicente -Huidobro, André Malgaux o John dos Pasos. Entre las colaboraciones publicaban poemas anónimos que dieron origen el Romancero de la Guerra Civil, con romances de los combatientes de todos los frentes; la revista duró durante toda la guerra.
Su activismo cultural y político va en ascenso Durante la guerra desarrolló una actividad trepidante como activista cultural, ejerció de secretaria  e la Alianza de Escritores Antifascistas,  intervino directamente en la protección del patrimonio artístico y pictórico español , el sacro de Toledo, del Museo del Prado y del Escorial y co-protagoniza el traslado de los cuadros a Valencia. Como política, gestora y escritora teatral, montó teatro en el frente y en la retaguardia y dirigió las Guerrillas de teatro, fue subdirectora del consejo General de Teatro. Acabada la guerra se exilia con Alberti a Orán, luego a Francia hasta 1940, después a Argentina, donde vivió 23 años y tuvo una nueva hija, Aitana. En 1963 se trasladan a vivir a Roma. Durante todo el tiempo del exilio María Teresa León se gana la vida como intelectual, a lado siempre - a la sombra- de Alberti. En París trabajan de traductores en radio, en Argentina publica allí dos cuentos, dos novelas basadas en la guerra civil, varias biografías y guiones radiofónicos y cinematográficos. Además de los temas históricos se interesa por los pictóricos, también los divulgativos para la mujeres , En Roma publica su segunda novela y esta biografía, considerada la cima de su obra literaria Memoria de la Melancolía.. Desarrollará a lo largo de su vida una extensa obra literaria, 26 publicaciones, artículos, novelas, teatro, biografías noveladas, ensayos, guiones radiofónicos y cinematográficos y autobiografías. Será una intelectual que hizo de ello un medio para ganarse el sustento, aunque nunca renunciará a su papel de mujer ama de casa y soporte de su marido, publicará algunos textos tradicionales sobre ese tema. Seguirá el matrimonio relacionándose con los intelectuales europeos y americanos antifascistas y con los españoles exiliados, de todo ellos habla esta biografía.
Cuando regresan a España, María Teresa está aquejada de Alzheimer. Recibidos con vítores y aplausos, Alberti se presentará en las primeras elecciones como diputado del Partido Comunista y sacará escaño. María Teresa será internada en una residencia de ancianos en Majadahonda. No es mi afán juzgar, sí contar la realidad que viví en Madrid. Alberti conoció nuevos amores y María Teresa, según sus parientes muy bien atendida, falleció en Majadahonda en la residencia de ancianos en diciembre de 1988. Cuentan quien la conoció entonces que recitaba en su demencia versos de Rafael, a quien ya no reconocía:

Se equivocó la paloma, se equivocaba”

Está enterrada en el cementerio blanco de Majadahonda. El día de su entierro hubo huelga general en Madrid, pocos pudieron acompañarla en su última morada. Muerta en España, patria que ella melancólicamente añoró y a la que nunca renunció. En su lápida figura un verso del poema de Rafael Alberti “Retorno de ayer en las arenas”
Es un poema del poemario Retorno de lo vivo lejano:1948-1956 escrito por Alberti en su exilio argentino que María Teresa amó. Siempre llevó a España y después a Argentina, la patria que la acogió, en su corazón, o como ella dice, en sus entrañas, o sea “en la memoria”

Esta mañana amor, tenemos veinte años”

jueves, 16 de julio de 2020

María Lejárraga, una mujer en la sombra, Antonina Rodrigo. ( II ) Feminista y política





María Lejárraga, una mujer en la sombra
, Antonina Rodrigo, Vosa, Madrid , 1994.  


II María Lejárraga, feminista y política 
 
Feminista. 
Creía la escritora que ser feminista era algo inherente a la naturaleza femenina “como el rey es monárquico y el militar militarista”y sus cartas y sus obras reflejan esa filosofía que demostró en su vida pública, no tanto en la privada, es opinión mía. La visión es siempre desde el punto de vista mujer, tema del que ya hablaron los críticos de su época, son textos con visión de género. Las cartas a las mujeres  fueron primero publicadas en periódico y revistas y luego recopiladas en publicaciones, podemos leer la bibliografía que nos aporta Antonina Rodrigo,: Carta a las mujeres de España, es de 1916, seguida de Feminismo, feminidad y españolismo de 1918, dos años más tarde La mujer moderna en 1920. Nuevas cartas a las mujeres en 1932 y Cartas a las mujeres de América en 1941, siempre bajo en nombre de Gregorio Martínez Sierra. Firmará con el de María Martínez Sierra La mujer española ante la República en 1931. Habla en ellas de la necesidad de protección del trabajo de la mujer; de evitar la explotación de la obrera; del pudor de clase de las señoritas de clase media pobre, que son las más necesitadas de socorro porque que no se les permite trabajar y no lo pueden solicitar; de la dignificación del trabajo, ya que trabajar no es rebajarse; de la necesidad de participación femenina  en la vida pública, del asociacionismo, de la educación de la mujer y de las niñas. Antonina Rodrigo no hace crítica de las obras, pienso, dado que la extensión de los textos merecería otro nuevo libro de investigación; incluye citas .
Trata ampliamente A. Rodrigo del feminismo de la época y de la implicación en esas actividades feministas que impulsaron a María Lejárraga participar en la creación en 1926 del Lyceum Club, el primer club de mujeres creado a semejanza de los clubs ingleses por un grupo de mujeres avanzadas, que constituyeron toda una linea de defensa de los intereses, tanto culturales como profesionales, de las mujeres españolas. Se propusieron las impulsoras conseguir una “habitación propia” para cualquier mujer que tuviera una obra creativa en marcha y ayudar a las mujeres a cultivarse. Se agruparon mujeres profesionales y aquellas que formaban parte, por matrimonio o relieve social, del selecto grupo y que podían ayudar a crecer a las demás. Relacionadas con la Residencia de Señoritas, presidía María de Maeztu; sus dos vicepresidencias fueron para Victoria Kent e Isabel Ollarzábal; las Artes Plásticas estaban a cargo de Carmen Baroja; María Lejárraga era la encargada de la sección de libros. Socias de honor fueron la reina Victoria Eugenia y la duquesa de Alba, ya que el Lyceun se inauguró en tiempos de la Monarquía de Alfonso XIII aunque se continuase en la II República. Pese a que socias del Lyceum fueron mujeres tanto aristócratas como  burguesas de distintas ideologías y credos, el Lyceum club por su carácter laico levantó una violenta campaña en algunos medios católicos españoles que trataron de locas y criminales a las lyceistas, llegando éstas a acudir a los tribunales, siendo defendidas por las abogadas  Victoria Kent y Matilde Huici, lyceistas. La solidaridad entre mujeres se consolidó, se patrocinaron cursos y conferencias, lecturas y exposiciones de las socias. En 1928 presentó Lejárraga a Encarnación Aragoneses a Luca de tena, director de ABC, y fue así como “Elena Fortún”, seudónimo de Aragoneses, empezó a publicar sus cuentos para niños y creó en sus colaboraciones el personaje de Celia. El Lyceum se mantuvo hasta 1939, habla de ello Carmen Zulueta y lo recojo en una de las entradas de éste blog¨: La Residencia de señoritas ni convento ni college.
Divorcio
Como dijimos en la entrada anterior a este blog,  a principios de los años 20 Lejárraga y Martínez Sierra se habían separado de hecho, sin que María pusiera ninguna pega, ya que la amante de su marido, Catalina Bárcena, espera un hijo. Siempre se sintió, pese al divorcio, muy próxima y siempre estuvo enamorada de Gregorio. No hubo reproches. Se retiró de la escena a Canges sur mer sin ningún tipo de confrontación y alternó los veranos en Francia y su estancia en España. En 1931 la República hizo posible el divorcio y lo oficializaron. Gregorio Martínez Sierra creó una compañía, triunfando plenamente como empresario del teatro Eslava, y puso en marcha el Teatro de Arte Español, con gran éxito. Formó una nueva sociedad con su nueva pareja, Catalina Bárcena, que ya había triunfado plenamente como primera actriz, aunque eso no le impidió que siguiera poniendo en cartelera, protagonizadas por Bárcena, obras de Lejárraga y de otros autores como García Lorca, y siguiera pidiendo en sus cartas a María nuevos textos. La compañía Martínez Sierra hizo giras por Europa y América. 
Gregorio había firmado en 1930 ante notario un documento que no se hizo público, reconociendo a Lejárraga sus derechos a la mitad de la obra publicada. Figuraban en la sociedad de autores exclusivamente a nombre de Martínez Sierra y, es opinión mía, fue una forma de eximirse de la responsabilidad de la manutención de su esposa, otorgándole una forma de ingresos que no tenía, ya que todo estaba a su nombre. Después de leer esta biografía mi conclusión es que Martínez Sierra fue el gestor, el manager, no el creador, así en alguna carta lo reconoce la escritora. Nunca él renunció a ser autor de la otra mitad, aunque no lo fuera,  pero Gregorio y María, pese al divorcio, siguieron teniendo buenas relaciones. A Canger sur mer escribe Gregorio:
Y mándame cuanto antes a Buenos Aires, unos cuantos artículos en alejandrinos pareados para iniciar una colaboración Hispano Americana. Nunca ha conseguido tanto un escritor español, ya he llegado a las 500 pesetas por artículo, y quedan varios países. Vale la pena. Nadie pone el menor inconveniente y para que luego no les pese les dejo que ellos pongan el precio de acuerdo con sus posibilidades.. hazlos con cuidado. De tarde en tarde, cuando el tema se preste, escribe en alejandrinos algunas de las cartas unas cartas a las mujeres. Se las aprenderán de memoria y eso es utilísimo. Como lo de Craneano en España de Rubén Carío y el Mensaje de las rosa, de Juan Ramón, en tono medio humorístico, medio romántico que gusta un horror y lo haces fácilmente” 
 
En 1932 las cartas arriba mencionadas son publicadas en forma de libro: Nuevas cartas a las mujeres. La documentación que existe sobre las numerosas peticiones de textos, artículos o obras de teatro es muy extensa. Cuando en 1947 muera Gregorio Martínez Sierra, que ha dejado a su mujer e hija los derechos de autor de su parte en las obras, la Bárcena no permitirá que María Lejárraga publique las obras completas como último homenaje a su amor, ya no a su nombre ni siquiera a nombre de Martínez Sierra, ha perdido el derecho a publicar lo escrito. Gregorio Martínez Sierra dejó todo lo que tenía a la segunda esposa y a la hija.

Política Antonina Rodrigo documenta que en 1931 Lejárraga se considera feliz con el advenimiento de la República. No documenta desde cuando milita en el Partido Socialista, pienso yo que debió ser posterior a la separación. Claramente republicana, pasó a la acción, ya que consideraba que era su deber cívico y, en mayo de 1931, pronunció un ciclo de cuatro conferencias en el Ateneo de Madrid, que versaron sobre la necesidad de apoyar la República y la solidaridad con ella, la apuesta por la escuela laica y la necesidad del asociacionismo. En una de sus conferencia titulada “Libertad” acusó la inferioridad ante el Código civil de la mujer al que retrata como un ser sin poder decisorio, indefenso ante la ley, sin poder comprar ni una silla sin el consentimiento del señor de la casa, ni disponer de sus propios bienes sin sin su expreso permiso. Quizá, además del amor que le unía a su marido, pudo tener problemas de dependencia económica, en mi opinión, y de ahí la dificultad de desprenderse de su tutela. Es un tema que sugieren algunas de las cartas cruzadas entre ambos hablando de temas económicos pues la mayoría de las cartas de Gregorio de esta época hablan de dinero. Martínez Sierra está en Nueva York con la Bárcena, poniendo su firma en actividades cinematográficas, entre ellas Canción de cuna, con gran éxito y reclamando nuevos textos a su ex.
El papel público de Lejárraga va creciendo apoyada por el Partido Socialista y es ahora ella la que pronuncia sus conferencias en las tribunas. Por sus conferencias en el Ateneo, El Socialista convocó un homenaje a Lejárraga, en el que además de las mujeres afines, se adhirieron intelectuales independientes como Gregorio Marañón o Salvador de Madariaga. En la República es nombrada por Fernando de los Ríos presidenta del Patronato de la Protección de la mujer.(trata de blancas) Cada vez más militante socialista, se alejó del Lyceum por considerarlo burgués, y decidió virar más a la izquierda poniendo en marcha la Asociación Femenina de Educación Cívica, con María Rodrigo y Pura Maortúa de Uzalay, dedicada a las mujeres de las clases medias y a las obreras. Como en el Lyceum ponen en marcha ciclos de conferencias y actividades artísticas y teatrales. Su actividad política es activa y sus postulados son claramente de izquierda. A mediados de 1933 Lejárraga introduce la delegada francesa de al organización Mujeres contra el Fascismo con grupos femeninos políticos republicanos y organizaron el Comité Internacional contra la Guerra y el Fascismo,  comité presidido por Dolores Ibarruri. Formó parte de loa Amigos de América Latina, solidarizándose contra las dictaduras sudamericanas. Por esas fechas fue incluida su candidatura junto con la de Fernando de los Ríos por el Partido Socialista por la provincia de Granada, esperando que sirva su imagen y testimonio para conseguir el voto para su partido de las mujeres.Tenía entonces 59 años. Antonina Rodrigo, que es granadina, presta importante cubertura a esa etapa y los mítines celebrados. Las elecciones le dan como resultado un escaño en el Congreso de los diputados. Fue destinada como vicepresidenta de la Comisión de Instrucción Pública del Congreso de los Diputados. María, que sigue siendo conocida como María Martínez Sierra, defiende los derechos y las mejoras para los ciudadanos de Granada. En 1935 participa nuevamente en mítines y hace campaña con el Frente Popular. Antonina Rodrigo informa extensamente de su actividad como parlamentaria
En octubre de 1936, en plena Guerra civil, Lejárraga es destinada a como agregada comercial de 1ª clase para Suiza e Italia, con residencia en Berna. Pasó la Guerra mundial en Francia bajo el seudónimo de señora Sánchez, sufriendo calamidades y sin saber nada de sus compañeros hasta que es localizada por Matilde de la Torre tras la liberación de Francia. Sigue siendo socialista y muy querida entre los amigos que le ayudan, pero, pese a que no renunció a su filiación, su pensamiento demuestra que algo está cambiando. Sus palabras muestran su evolución. Escribe a Ramón Lamoneda : Su esperanza más honda :
Es que todos se entiendan y que haya entre todo lealtad; no sé si eso es realizable. Yo, con rencillas partidismo y regionalismos no quisiera volver a entrar en España sueño con un pequeño ejército de técnicos en que cada uno cada uno hiciéramos muy bien lo que somos capaces de hacer.Yo quisiera ocuparme en que no hubiera un solo español que no supiera leer ni escribir”
Recorre Europa, da conferencias en Londres sobre teatro, se interesa por Sartre y la Literatura francesa que lee y traduce. En 1949 publica, por encargo de un editor de Nueva York Una mujer por los caminos de España, a decir de los críticos una de las obras de memorias mas relevantes por su testimonio intelectual y literario, legado intelectual de la autora.
En 1950 se marcha a nueva York y se integra y entusiasma con la ciudad, donde hace gestiones para producir películas de alguna de sus obras, luego a Arizona; estableces relaciones con editoriales sigue creando cuentos. Recala en Argentina, donde Martínez Sierra y Bárcena habían hecho creer que la escritora ha muerto. Para sobrevivir  crea obras de teatro para niños; recurre también a las emisiones de radio para ganarse la vida y sigue trabajando. Traduce a Sartre y a Ionesco. Es en esta década cuando publica Gregorio y yo, dando lugar a la polémica, pues declara que todos los textos de Martínez Sierra han sido hechos con su colaboración. Los documentos que recoge Antonina Rodrigo son muy explicativos, Cesar González Ruano la acusa de vanidad, Pedro González Blanco afirma que no solo la mitad, que saben todos los que los conocieron que todas las obras están en su totalidad escritas por María. Esta biografía que hoy subo al blog recoge los documentos y testimonios para poder afirmarlo
En ese exilio de Buenos Aires, casi centenaria, fallecerá en 1974. Antonina Rodrigo afirma que nos dejó a la posteridad un testimonio de solidaridad, generosidad, lealtad y ética. El rescate de la obra y el  pensamiento está en proceso. La reivindicación de los textos de sus colaboraciones musicales con grandes compositores ha sido demostrada. La editorial Renacimiento ha publicado en su biblioteca del exilio Una mujer por los caminos de España. María Lejárraga está siendo cada vez más conocida y valorada. Esta documentada biografía marcó el punto de salida de una mujer luminosa a la que una excelente biógrafa sacó de la sombra.

martes, 7 de julio de 2020

Antonina Rodrigo : María Lejárraga, una mujer en la sombra. ( I ) o la historia de un vampirismo aceptado. (el subtítulo es mío)




María Lejárraga, una mujer en la sombra, Antonina Rodrigo:Vosa, Madrid, 1998, prólogo de José Prat y Arturo Pérez del Hoyo.
  O la historia de un vampirismo aceptado (es subtítulo es mío)
La presentación de la figura de escritora e investigadora de Antonina Rodrigo figura en numerosas entradas a este blog, a ellas remito, reiterando mi admiración a su persona y su obra.
Dije en una de mis entradas que la grandes aportaciones de Antonina Rodrigo a la historia de sus biografiados  no sólo eran su capacidad divulgativa, los rigurosos datos y el estudio del carácter de sus biografiados, sino su empatía con ellos. Rodrigo, pionera en las investigaciones de mujeres de la Edad de plata que luego muchas universidades han retomado, es imprescindible. Nadie como ella las ha aceptado, compadecido y ensalzado con justicia en sus biografías y sabe entender a los personajes desde su más profunda aceptación. Es el caso de esta biografía de María Lejárraga. Antonina Rodrigo bien podría cargar las tintas sobre ese otro personaje que fue el marido, Gregorio Martínez Sierra, al que yo considería un auténtico vampiro que se adjudicaba los logros literarios de su mujer como si fueran suyos, sino que, respetando el amor que le tuvo Lejárraga, Antonina Rodrigo no le juzga, solamente da los datos para que los lectores lo enjuiciemos. La historia de María Lejárraga y su extensa producción literaria ha pasado a la posteridad como obra de su marido, Gregorio Martínez Sierra. La ficha biográfica de la Real Academia de la Historia vacila en adjudicársela en su integridad a María Lejárraga, pese a que ya en su momento era voz pópuli la autora de los textos eran  María y no Gregorio. Los numerosos testimonios que aporta Antonina Rodrigo afirman la autoría en exclusividad de la escritora y, dado que yo me baso en su estudio, así lo trataré. Intentaremos aproximarnos a su vida y a sus interrogantes. Se da el caso, además, que Lejárraga fue feminista, y que fue elegida diputada por el PSOE por Granada ¿cómo podemos entender tal aparente falta de coherencia?  

Nace María es San Millán de la Cogolla en 1874, fue la primera de los siete hijos que tuvo la madrileña Natividad García, casada con médico Leandro Lejárraga. Allí vivió hasta los 4 años, que es su padre destinado a Buitrago, provincia de Madrid, y más tarde a Carabanchel, donde asiste entre sus pacientes a niñas huérfanas e incluseras del asilo. María juega con ellas, conoce el drama de los niños desheredados. En Madrid se emociona con el teatro navideño para niños, y pide un teatrillo de juguete, empezando a crear personajes con los que dialoga. No asiste a la escuela de primera enseñanza, su madre la  educó y además le enseñó francés que hablaba con fluidez. Estudió luego magisterio en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, fundada por el krausista Fernando de Castro, donde había estudiado su madre. Después cursó magisterio en la Escuela Normal Central de maestras de primera enseñanza de 1891 al 94. Al año siguiente oposita, obteniendo una plaza de maestra en la Escuela Modelo de Madrid donde ejerció de 1897 a 1907, fundando en 1999 una biblioteca educativa para facilitar a las niñas el acceso a los libros.
A Carabanchel venían de veraneo los Martínez Sierra, familia de industriales con siete hijos, cuyo trato frecuentaban los Lejárraga; María y el hijo mayor, Gregorio, se hicieron amigos, tenían aficiones comunes como el teatro y la Literatura. Gregorio había iniciado la carrera de Derecho, luego la de Filosofía, sin concluir ninguna de las dos. Era un joven enfermizo, primogénito de una familia afectada por la tuberculosis y con probabilidades de acabar teniéndola, enclenque y apocado, sus hermanos habían muerto o fueron luego muriendo por la tisis. María y Gregorio compartían lecturas, amaban a Shakespeare, les gustaba el movimiento modernista y se llevaban tan bien que escribieron juntos algún texto y cuentos y se acabaron haciendo novios. No se entendió muy bien, Gregorio tenía 20 años, María le pasaba seis; la familia de Gregorio era muy religioso, la de María no. El novio era enclenque, la novia vigorosa y activa. El matrimonio se efectuó y en estos primeros tiempos, y durante mucho tiempo, viven gracias al trabajo de María mientras Gregorio se afana en buscar actividades relacionada con gestiones literarias. Presenta María una novela Almas ausentes, bajo en nombre de su marido que fue premiada con 1000 pesetas, lo que dio al matrimonio cierto margen para decorar su casa. Desde siempre María firmó siempre, por propia voluntad, con el nombre de su marido excluyendo el suyo. La explicación según la autora es que, cuando publicó el primer libro con su nombre, ni siquiera en su familia la elogió y se llevó tal desilusión que nunca más quiso volver a firmar un libro, con lo que desde entonces firmó su marido, aunque fuera ella la que lo escribiera.
Las gestiones de Gregorio llegaron a buen término y en 1900 fundó la revista Vida moderna, que aunque solo publicó cuatro números introdujo a Gregorio en el mundo editorial. El Modernismo agrupaba además a importantes escritores como Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, Francisco Villaspesa o Salvador Rueda y la revista fue modernista. En 1903 creó Martínez Sierra una segunda revista modernista, Helios. María escribe a los corresponsales, traduce y establece lazos amistosos con escritores. De esa época es su entrañable amistad con Juan Ramón Jiménez, cuyas cartas entre María y Juan Ramón comenta y publica Antonina Rodrigo y que resultan sorprendentes por la confianza que demuestran con un persona tan enigmática y difícil como Juan Ramón. La amistad  se interrumpió por un mal entendido, parece que Zenobia y Juan Ramón debieron asistir y conocerse en las tertulias de los Martínez Sierra. Entre los amigos del matrimonio Rodrigo cita a Ramón Pérez de Ayala y Pedro González Blanco. también a Benito Pérez Galdós, que los estimaba con condescendencia. La relación estrecha con Jacinto Benavente fue anterior.
María seguía con su profesión de maestra y su escuela, aunque su trabajo se compaginaba con la creación literaria, en ese tiempo fundamentalmente de novelas, que  firmaba con el nombre de su marido; en ese tiempo nadie sospechaba de la autoría. Hay críticos que señalan que el no declarar que eran suyos fue por el amor que María tenía a su marido; otros por la sospecha de que no serían bien recibidas si el autor fuera una mujer, y otros porque, siendo María maestra, podía ser considerada por los alumnos y sus padres como poco seria. El caso es que Gregorio Martínez Sierra no se dignó ni por un momento señalar como autora a su muer, la ocultó, y vistas las declaraciones posteriores, realmente hasta llegó a creerse autor de los que su amante esposa “negra” escribía, fuera teatro, novela, artículos feministas o cuentos y que hoy resulta sorprendente ver cómo, aún después de ya separados, la urge para que le escriba hasta necrológicas que publicará en ABC o artículos nimios como elogios a los compañeros o ditirambos a personalidades con las que quiere quedar bien. Todo ello está documentado en este trabajo de Antonina y nos resulta ciertamente patético que no sepa ni redactar una esquela de pésame.
En 1905 la enfermedad de la tisis de Gregorio parece que amenazó de nuevo, le recomiendan que se marche de España y María pide una beca a la Junta de Ampliación de Estudios, dependiente de la ILE, y le otorgan una beca en Bélgica. Allí marchan. Pasan por París, frecuentan al músico Albéniz y al Santiago Rusiñol y estrechan amistades con el editor M Garnier que les publicará un libro Motivos, artículos sobre  Hombres de España y América”. El talante del jovial del matrimonio logra un nuevo triunfo al  consiguir la amistad de un misógino como Santiago Rusiñol, que se convirtió en su guía en París y que  trató a María con compañerismo y superó en ella sus  reticencias contra las mujeres. Visitaron en Paría  a Isaac Albéniz, que reúnía en su tertulia a los músicos vanguardistas franceses; allí conocieron al pintor catalán Gosé y al músico Paul Dukas. Una vez llegados a su destino en Bruselas, María visitó las escuelas, aprendió nuevas formas de entender la pedagogía, escribió cartas a Juan Ramón, textos para Garnier, y tradujo a Rusiñol. Gregorio va y viene a España. Luego el matrimonio regresó a París y viajan por Europa. Toda la vida de María está documentada en su obra Gregorio y yo, escrita en 1953 y publicada en Méjico, cuando ya Gregorio Martínez Sierra había fallecido, en ella  reivindicaba su autoría de toda la obra firmada por Martínéz Sierra, lo que no tuvo buena acogida excepto entre los numerosos testigos que conocían la realidad. Rodrigo se apoya en la obra y recoge numerosas opiniones de los que conocieron. Al fin vuelven a España y se instalan en Madrid, María ejerce de maestra y escribe.

En 1909 escribe una de las textos más conocidos, Tú eres la paz, publicada por Montaner y Simón y que conoce medio centenar de ediciones. 
El afán del matrimonio seguía siendo el teatro, y dado que la adscripción al modernismo les cerraba puertas, no parecía fácil poner una obra propia en escena, aunque sí se había puesto alguna de las traducciones de María de Santiago Rusiñol o de Tristan Bernard, siempre bajo el nombre de traductor de Martínez Sierra. En 1909, con el modernismo triunfante, publicó Gregorio una nueva revista modernista y creó la editorial Renacimiento, Fue una revista de éxito donde publicaron, Juan Ramón, Machado, Villaespeda, Benavente, Joshep Carner, Joan Maragall, Eugenio D Órs, Salvador Rueda o Santiago Rusiñol, o de Cansinos Assens.. La editorial Renacimiento publicó obras de Lejárraga, firmada Martínez Sierra y de escritores reconocidos y punteros. De la importancia del papel de Lejárraga en esa aventura habla Cipriano Rivas Cherif que asistía a las tertulias del matrimonio como mandadero y servidor de la mesa….

“por el propio Gregorio en la casa de la primavera, me afirmo en mi creencia de que era María la colaboradora en el caso más favorable a él en el punto de la identidad literaria de la firma Martínez Sierra, porque María corregía de continuo las explicaciones con que Gregorio nos adelantaba el proceso de la novela, recordándole que el pasaje que nos explicaba estaba suprimido o variado en aquella redacción definitiva”.

 También recoge Rodrigo el testimonio de Blanco Fombona.
 Tras el éxito, en esta época María va a renunciar a su escuela y a dedicarse en cuerpo y alma a la creación literaria que sigue apodándose Martínez Sierra, como si de una empresa comercial se tratara, tal vez así lo entendiera Gregorio que se la adjudicaba los éxitos sin ningún reparo.
Teatro Tras el chantaje amistoso de Santiago Rusiñol y los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero a los empresarios teatrales, amenazando no poner ninguna obra suya en cartel si los empresarios no podían una de los Martínez Sierra, en 1909 van a alcanzar su deseo y poner en escena sus primeras obras dramática, Tras la sombra del padre y El ama de casa, donde María toca el tema feminista. 
Llegó el éxito mayor en 1911 de Canción de cuna., estrenada en el teatro Lara. El éxito fue tal que ese año Gregorio Martínez Sierra recibió el premio de la Real Academia de la Lengua, sin que citase para nada la autoría de su mujer- aunque ya la crítica aventuraba una visión femenina. A partir de ese éxito teatral, la firma Martínez Sierra va a estrenar  cada dos meses obras de teatro nuevas, representadas por los Guerrero -Mendoza y las compañías dramáticas más famosas, iniciándose con éxito en la zarzuela, uno de los géneros más concurridos de su tiempo.
El éxito literario fue unido al fracaso personal del matrimonio. Atraída por las bambalinas, Catalina Bárcenas, una actriz cubana que hacía sus primeras armas y que parece debía ser tan guapa como insustancial y anodina, aunque luego se hiciera famosa, irrumpió en la vida de Martínez Sierra, ya un importante director de escena y un empresario. Deslumbrado, Gregorio Martínez Sierra, seguro de sí mismo por sus éxitos pero inseguro porque romper con María iba a crearle inestabilidad pues dependía intelectualmente de ella, optó por el “menage a trois” que María intentó superar con generosidad, lealtad y paciencia. Catalina Bárcena, celosa del protagonismo de la esposa, forzó el enfrentamiento hasta que, tras quedarse embarazada, consiguió que Gregorio se separara. Pero desde el lío hasta el divorcio medió un tiempo. Recoge Antonina Rodrigo también testimonios de la ironía con que los contemporáneos se mofaban de Martinez Sierra y que era voz pópuli que era su mujer quien escribía. Dice Martinez Assens:
Gregorio tiene alma de comerciante…Hasta aquí explotó el talento de su mujer, que es quien le escribe sus libros…ahora va a explotar la voz de oro de la Bárcena.. Ha encontrado una mina… tiene instinto mercantil…

Nada iba a cambiar en apariencia, aunque todo el mundo del teatro comentara el enredo y despertara animadversión, la firma Martínez Sierra seguía avanzando.

Usandizaga: El triunfo en el mundo de la música va a iniciarse en 1913. En San Sebastian, unos amigos les hablaron de un autor, compositor y pianista donostiarra, José María Usandizaga, ya célebre ya por su ópera de Mendi- mendiyan, inspirada populares vascos. Se reúnieron con él y le encargaron que  ponga música a unos cuentos de María Lejárraga, Saltimbanquis, que formaba parte del del libro primerizo Teatro de ensueño. La zarzuela se llamó Las Golondrinas. María había colaborado con Ruiseñol en traducir su obra Aves de paso; entre las canciones incluídas en partitura musical se incluyó la Canción de Primavera de Juan Ramón Jiménez. Usandizaga para el estreno en Madrid vivió en casa de los Martínez Sierra, protegido como un hijo por María Lejárraga. La zarzuela Las Golondrinas se estrenó en Madrid en el local del Circo Price, en 1914, interpretada por Emilio Sagi Barba y Luisa Vela, con éxito clamoroso y muy positiva crítica. Tras el éxito, Usandizaga, muy enfermo, trabajó en una nueva composición, La Llama, basada en una obra de Esquilo con libreto de María Lejárraga cuyo estreno no conocerá. Se retiró muy enfermo a Yanci, Navarra y siguió componiendo. Murió en San Sebatian en octubre de 1915 a los 28 años. María Lejárraga fue a su entierro.  La Llama se estrenará en 1918 en San Sebastián y dos meses después en el teatro Victoria de Madrid.

Joaquín Turina: En 1913 conocen en Paría a Falla, por esta época conocen también a Joaquín Turina, En 1914, con motivo del inicio de la guerra, Falla regresa a España y ambos músicos asisten a las tertulias, cada vez más concurridas y famosas de los Martínez Sierra. Turina admiraba el espíritu positivo y el talento de María y conversa con ella de música, introduciéndola en el entendimiento de la música francesa de Debussy. Tal fue la relación de compañerismo y amistad que aún hoy causa sorpresa que la escritora y el músico se embarcaran cuatro días en un viaje por Algeciras Gibraltar y Tánger, para que Turina se inspirara en la creación de composiciones musicales orientalistas cuyas letras escribiría Lejárraga. Las nuevas partituras que pensaba llamar Los moros y la Pastora, se acabaron llamando Álbum de viaje, recogen su visión musical del viaje y da origen a varias composiciones: I Retrato (inspirado en María Lejárraga) II El casino de Algeciras, III Gibraltar, IV Paseo nocturno, V fiesta mora en Tanger.  Colaboran Lejárraga y Turina en Margot, ópera en tres actos con libreto en prosa de María y el jardín de Oriente, ópera en un acto y dos cuadros. Turina habla de María en las cartas que escribe a su mujer en téminos muy amistosos y serenos. El estreno de Margot recibió elogios para Turina y pateos, porque ya el nombre de Martinez Sierra y su mercantilismo despertaba inquina. En 1916 La compañía Gregorio Martinez Sierra, empresario teatral del Teatro Eslava, inicia la renovación teatral en Teatro del Arte, y siguiendo la tradición de los miracles  pone en escena Navidad, milagro en tres actos, un drama feminista y social con música de Turina. En 1917 volverá a colaborar con Turina en La adúltera penitente., un espectáculo de Comedia arte, que se estrenó en Barcelona  y  El Jardín de Oriente, ópera con dos cuadros y un acto estrenada en el Teatro Real en 1923 con asistencia de la familia real.

Manuel de Falla : La relación de Falla con los Martínez Sierra fue muy entrañable, sobre todo con María, aunque que se acabó rompiendo por la falta de tacto de Gregorio. El trato con Falla no era fácil, pues era de conciencia escrupulosa y muy religiosa. Cuando en 1913 se presenta el matrimonio a conocer a Falla en París, éste les dice que vio en el escaparate de Garnier en París, Granada, Guía emocional de los Martínez Sierra y que no dudó en comprarla, a pesar de que no estaba muy sobrado de dinero, y que estaba tan entusiasmado leyéndolo que al día siguiente empezó componer Noches en los jardines de España. En 1914 cuando Falla regrese a España, asistirá a las tertulias literarias de María y Gregorio, muy concurridas por pintores, músicos y literatos. En 1915 en el Hotel Ritz cuando la nueva Sociedad Nacional de Música inició las actividades, en el programa figura la primera audición de Falla Oración de las madres que tienen sus hijos en brazos, con letra de María Lejárraga, antibelicista. En 1915 los Martinez Sierra invitaron al músico a acompañarlos a un viaje a Cataluña, Andalucía, Melilla, Ceuta y Tetuán, que Falla aceptó de buen grado. Es María la que descubridora y guía de la Alhambra para D Manuel y cuenta la fascinación de Falla ante el embrujo de Granada. La visita a la Alhambra y el deslumbramiento de Falla fue el origen de la composición del Amor Brujo, venciendo, gracias a María, los escrúpulo del músico reacio en hacer una obra para varietés. Los originales del Amor brujo están escritos con el puño y letra de la escritora. La puesta en escena requirió un viaje de la libretista y músico en semana santa de 1915 a Granada. Fue Gregorio Martínez Sierra el director de la escena, Pastora Imperio la protagonista, Nestor de la Torre el figurinista. El amor brujo es uno de los más grandes balles del siglo XX y una de las más conocidas piezas musicales de Manuel de Falla. Quedaba todavía por crear otra de las grandes obras del músico en colaboración con  Lejárraga, se trata de una adaptación de El sombrero de tres Picos de Pedro Antonio de Alarcón, una pantomima con música de Falla y libreto de Lejárraga convertido en pantomima para el Teatro del Arte, que tituló El corregidor y la molinera, cuya partitura que se conserva con anotaciones de puño y letra de María Lejárraga. La obra se estrenó en 1917. La obra de Falla interesó a los ballets rusos que actúaban en el Teatro Real. Falla presenta a Igor Stravinski, Diaghilev y Leonide Massine a Turina y a los Martinez Sierra y inició una colaboración de los rusos con la que obtuvo su clamoroso éxito en el estreno en el Palacio de Carlos V de Noches en los Jardines de España y definitivamente El sombrero de tres picos  en 1919  La relación de Falla y María Lejárraga se prolongó con muy amistoso y sincero trato hasta 1921.La escritora bromea y le llamaba Don Manué. Se estropeó la amistad por un mal entendido con Gregorio Martínez Sierra a propósito de la obra D Juan De España en la que Falla estaba ilusionado y que Martínez Sierra dio a Conrado del Campo.
La Separación Es en estos primeros años 20, después de mucho sufrimiento y de aguantar desplantes de Bárcenas, la favorita, María Lejárraga se entera de que su marido espera un niño de Catalina Bárcena. Se retira elegantemente de escena a Canges sur Mer y deja a su marido el campo libre. Se separan de hecho, pero no por eso Gregorio Martínez Sierra renuncia a su vampirismo literario, ni rompe relaciones intelectuales y sigue pidiendo, reclamando, obras, cartas, artículos y textos que él considera obligados, o como si lo fueran. Antonina Rodrigo aporta textos de las cartas que Gregorio escribe y que María satisface. Leer los fragmentos de las cartas publicadas por Rodrigo resulta patético e irritante. Las cartas se encuentran en el archivo de la familia Lejárraga.
En 1930.Gregorio firma ante notario que todas las obras escritas están hechas en colaboración de su mujer, pese a todo lo que puede parecer de altura de miras, fue un escrito privado que nadie conoció. A su muerte legó sus derechos de autor a Catalina Bárcena, la mitad de los derechos de las obras que no había escrito. 

 Publica en este texto que comento  la amplia bibliografía que comprende 45 obras no teatrales, ensayos novelas, articulos, cuentos y cartas; 41 textos teatrales y libretos; y ocho textos firmados en exclusividad con su nombre, fragmentos de las cartas que Martinez Sierra escribió a María y algunos textos sobre la opinión de muchos contemporáneos de que era María y no Gregorio quien escribía las obras. En su obra literaria, unos textos tuvieron más repercusión que otros. Entre los textos una visión feminista: Feminismo, feminidad, españolismo,(1917); Cartas a las mujeres de España,(1916) La mujer moderna(1919); Nueve cartas a las mujeres (1932) La Mujer española ante la República, firmada con su nombre (1931) Cartas a las mujeres de América (1941) firmada Martínez Sierra. Una mujer por los caminos d España  (1952) firmada con su nombre. Como vemos, aún después de la firma documental, María Lejárraga sigue escribiendo algunas obras con nombre de su ex marido.

 Como Antonina Rodrigo, yo suscribo mi solidaridad  con  María Lejárraga. Si intento ser imparcial en mi juicio sobre el vampirismo, aceptado por María y ejercido con total falta de ética por Gregorio, se me ocurre, como pequeña disculpa a las muchas culpas y vanidades  de Gregorio Martínez Sierra, que  quizá la labor teatral y musical de María Lejárraga no hubiera llegado tan lejos sin la actividad empresarial y de relaciones públicas de su marido, dada la dificultad que pudo tener cualquier mujer, por muy brillante que fuera, en poner en escena obras de teatro que requerían un apoyo empresarial y, dada la época, del apoyo de un hombre. No es la traición marital la que yo condeno, sí condeno la fatuidad de no conceder a su mujer la importancia pública que le correspondía.  Echo en falta la grandeza de espíritu del que presumió de lo que no era suyo, pues bien podía haber figurado él como lo que era, un buen empresario teatral, un buen gestor y un buen promotor editorial, en suma: un triunfador.
 Con respecto a los porqués de María Lejárraga, no me basta la justificación de que lo hizo por su amor marital ni por su entrega femenina, ni por su miedo a publicar con nombre de mujer, ni tampoco acepto que fuera por su trabajo de maestra, ya que dejó de serlo. No alcanzo a entenderlo. Quizá, dado que le pasaba seis años, ejerció de madre protectora que todo lo perdonaba. En realidad no soy quién para juzgarla por su vida personal, pero sé que el exceso de entrega siempre es autodestructivo. Se entiende menos en una mujer que fue, como demostraremos en otra entrada del blog, feminista.