lunes, 6 de febrero de 2017

Novelas Breves de Escritoras Españolas



La década de los 80 a los 90, estaba siendo fructífera en la recuperación de obra de escritoras españolas. En Junio de 1990 apareció el Nº12
Novelas Breves de Escritoras Españolas 1900-1936 al cuidado de Ángela Ena Bordonada, Profesora Titular de Lengua y Literatura Española de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid. Nuevamente fue apuesta de Castalia Biblioteca de la Mujer y su consejo editorial: Elena Catena, Marina Mayoral, Amparo Soler, Matilde Vazquez y Cristina Enríquez de Salamanca
El resultado fue un muy interesante volumen de cerca de 500 páginas, con un estudio preliminar, oportuno y versado de 52 , antología, notas a pie de página, bibliografía selecta de cada una de las escritoras y estudio biográfico. Recogía nueves novelas breves de nueve prosistas, en la mayor parte conocidas de “oídas” por el gran público pero sin lectura posible, dice Ena Bordonada, por estar sus obras descatalogadas. Fueron las incluidas reconocidas mujeres, tanto por su obra como por su vida profesional o pública. Mujeres con “habitación propia”. La antología incluía: 
 
Blanca de los Ríos : Las Hijas de don Juan
Caterina Albert (Víctor Catalá): Idilio Trágico
Sofía Casanova: Princesa del Amor Hermoso
Carmen de Burgos (Colombina) : Los negociantes de la Puerta del sol
Margarita Nelken: La Aventura de Roma
Eva Carmen Nelken (Magda Donato): la Carabina
Pilar Millán Astray: Dos estrellas
Mª Teresa León : El Tizón en los trigos
Federica Montseny: Heroínas

Es oportuno, para mejor entender y juzgar las obras pretéritas de literatura, como es el caso, leer con interés el prólogo. Éste que comento hoy nos adentra en el contexto en el que las escritoras se movieron, su personalidad y sus rasgos literarios. 
 
Los textos habían sido publicados en las colecciones de novelas breves, ya que el relato breve constituía una de las característica de la época tratada. En el caso de Mª Teresa León, el texto formaba parte de una colección de cuentos. La época estuvo marcada por de creación de nuevas editoriales con planteamientos modernos y por la proliferación de revistas literarias. Tenían los escritores la posibilidad de vivir de la escritura y de las colaboraciones en prensa.

Las biografías nos muestran unas mujeres brillantes y activas. Blanca de los Ríos, monárquica, fue miembro de la Asamblea Nacional del General Miguel Primo de Rivera y Cruz Alfonso XII; autora de trabajos de investigación sobre el siglo de Oro, con obra crítica sobre Tirso o Cervantes; escribió poesía, teatro, ensayo, novela y crítica. De signo contrario fue la diputada de la República por el Partido Socialista Margarita Nelken: de familia judeo alemana, crítica de arte, ensayista y colaboradora de prensa de prestigio; educada en arte, formó parte del Patronato del Museo de Arte Moderno. Su hermana, Eva Carmen Necken ( Magda Donato) practicaba el periodismo en periódicos como El Imparcial y La Estampa y colaboraba con Bartolozzi i en temas de animación teatral vanguardista; tradujo obras literarias del inglés, francés y alemán. Carmen de Burgos (Colombina) fracasado su matrimonio, llegó a Madrid desde Almería con su pequeña hija, estudió allí la carrera de magisterio y se ganó la vida escribiendo colaboraciones en prensa, traducciones; funda y dirige la revista Crítica llegó a ser la primera corresponsal de guerra en Marruecos y presidenta de Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas y creadora de la Alianza Hispano-Israelí. Sofía Casanova, corresponsal en ABC, Cruz Alfonso XII , a ella se deben las crónicas de la Revolución Rusa. Pidieron para ella el premio Nobel. Pilar Millán Astray, escribió en prensa, conoció un gran éxito como dramaturga y novelista; su obra La tonta del bote fue llevada al cine. María Teresa León, dirigió de la revista Octubre, dirigió “ Teatro de Arte y Propaganda”, participó en congresos nacionales e internacionales; tuvo responsabilidades culturales-políticas con su pareja Rafael Alberti. Federica Montseny ocupó el cargo de Ministra de Sanidad de la República, colaboraba en revistas anarquistas, ensayista y novelista. Caterina Albert (Víctor Catalá) ingresó en la academia de las Buenas Letras de Barcelona, escritora en catalán y en castellano y ocupa un lugar indiscutible en la cima de la narrativa en catalán.

Estas pinceladas, tal vez excesivas aquí y que pueden encontrarse en las notas biográficas del texto, me sirven para incidir en la diferencia cualitativa de esas mujeres, nacidas las más a final del siglo XIX o a principios del XX, con respecto a las mujeres del primera mitad de siglo XIX. Podríamos hablar de mujeres “liberadas”; dueñas de un medio de vida; con formación; con responsabilidades sociales e implicadas en la política como tal, o la política cultural de su época; de izquierdas y de derechas; monárquicas o republicanas. Solteras, casadas, descasadas, emparejadas, viudas. Fueron profesionales. Algunas se afirmaban firmando con sus nombres y otras no, de hecho hay tres que utilizan seudónimos. 
 
Era el inicio de la consolidación de la escritura profesional femenina que respondía a tendencias varias muy de su actualidad, desde el regeneracionismo del 98 al esperpento, desde la crítica social al lirismo. La Profesora Ángela Ena Bordonada no era partidaria de su estudio integradas en generaciones, sin embargo bien podríamos hacerlo ya que no fueron mujeres aisladas y, aunque para casi todas la preocupación de mejorar la condición femenina fuera prioritaria, no exclusivamente hablaban de temas femeninos. Reconocemos en sus textos y temas las ideas y estilos literarios del momento. Publicaron estos textos antes del 1936. 
 
Después de la guerra el panorama había cambiado. Fallecida alguna, exiliadas otras, sin tanta presencia publica las restantes, las novelas cortas, las editoriales, las revistas de la postguerra ya no fueron las mismas. Tampoco las mujeres ni su condición.

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