La década de los 80 a los 90, estaba siendo fructífera en la recuperación de obra de escritoras españolas. En Junio de 1990 apareció el Nº12 Novelas Breves de Escritoras Españolas 1900-1936 al cuidado de Ángela Ena Bordonada, Profesora Titular de Lengua y Literatura Española de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid. Nuevamente fue apuesta de Castalia Biblioteca de la Mujer y su consejo editorial: Elena Catena, Marina Mayoral, Amparo Soler, Matilde Vazquez y Cristina Enríquez de Salamanca
El
resultado fue  un muy interesante volumen de cerca de 500 páginas,
con un estudio preliminar,  oportuno y versado de 52 , antología, 
notas a pie de página, bibliografía selecta de cada una de las
escritoras y  estudio biográfico. Recogía nueves  novelas breves de
nueve  prosistas, en la mayor parte  conocidas de “oídas” por el
gran público pero sin lectura posible, dice Ena Bordonada,  por
estar sus obras descatalogadas. Fueron las incluidas  reconocidas
mujeres, tanto  por su obra como por su vida profesional o pública.
Mujeres con “habitación propia”. La antología incluía: 
Blanca
de los Ríos :  Las Hijas de don Juan
Caterina Albert (Víctor Catalá): Idilio Trágico
Sofía
Casanova:  Princesa del
Amor Hermoso
Carmen
de Burgos (Colombina) : Los negociantes de la  Puerta del sol
Margarita Nelken: La Aventura
de Roma
Eva
Carmen Nelken (Magda Donato): la
Carabina
Pilar
Millán Astray: Dos estrellas
Mª
Teresa León : El Tizón en los trigos 
Federica
Montseny:  Heroínas
Es
oportuno, para mejor entender y juzgar las obras pretéritas de
literatura, como es el caso, leer con interés el prólogo. Éste que
comento hoy nos adentra en  el contexto en el que las escritoras se
movieron, su personalidad  y sus rasgos literarios. 
Los
textos habían sido publicados en las colecciones de novelas breves,
ya que el relato breve constituía  una de las característica de la
época tratada. En el caso de Mª Teresa León, el texto formaba
parte de una colección de cuentos. La época estuvo marcada por de
creación de nuevas editoriales con planteamientos modernos y por la
proliferación de revistas literarias. Tenían  los escritores la
posibilidad de vivir de la escritura y de las colaboraciones en
prensa.
Las
biografías nos muestran unas mujeres brillantes y activas. Blanca de
los Ríos, monárquica,  fue miembro de  la Asamblea Nacional del
General Miguel Primo de Rivera y Cruz Alfonso XII; autora de trabajos
de investigación sobre el siglo de Oro, con  obra crítica sobre
Tirso o Cervantes; escribió poesía, teatro, ensayo, novela y
crítica. De signo contrario fue la diputada de la República por el
Partido Socialista Margarita Nelken: de familia judeo alemana,
crítica de arte, ensayista  y colaboradora  de prensa de prestigio;
educada en arte, formó parte del Patronato del Museo de Arte
Moderno. Su hermana, Eva Carmen Necken ( Magda Donato)  practicaba el
periodismo en periódicos  como El Imparcial y La Estampa y
colaboraba con Bartolozzi i en temas de animación  teatral
vanguardista; tradujo obras literarias del inglés, francés y
alemán. Carmen de Burgos (Colombina) fracasado su matrimonio, llegó
a Madrid desde Almería con su pequeña hija, estudió  allí la
carrera de magisterio y se ganó la vida escribiendo colaboraciones
en prensa, traducciones; funda y dirige la revista Crítica
 llegó a ser la primera
corresponsal de guerra en Marruecos y presidenta de Liga
Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas y
creadora de la Alianza Hispano-Israelí.
Sofía Casanova, corresponsal en ABC, Cruz Alfonso XII , a ella se
deben las crónicas de la Revolución Rusa. Pidieron para ella el
premio Nobel.  Pilar Millán Astray, escribió en prensa, conoció un
gran éxito como dramaturga y novelista; su obra La tonta del bote fue
llevada al cine. María
Teresa León, dirigió de la revista Octubre,
dirigió “ Teatro
de Arte y Propaganda”,
participó en congresos
nacionales e internacionales; tuvo
responsabilidades culturales-políticas 
con su pareja Rafael Alberti. Federica Montseny
ocupó el cargo de Ministra de Sanidad de la República, colaboraba
en revistas anarquistas, ensayista y novelista. Caterina Albert
(Víctor Catalá) ingresó en la academia de las Buenas Letras de
Barcelona, escritora en catalán y en castellano y  ocupa un lugar
indiscutible en la cima de la narrativa en catalán.
Estas
pinceladas, tal vez excesivas aquí y que pueden encontrarse en las
notas biográficas del texto, me sirven para  incidir en la
diferencia cualitativa de esas mujeres, nacidas las más a final del
siglo XIX o a principios del XX, con respecto a las mujeres del
primera mitad  de siglo XIX. Podríamos hablar de mujeres
“liberadas”; dueñas de un medio de vida; con formación; con
responsabilidades sociales e implicadas en la política como tal, o
la política cultural de su época; de izquierdas y de derechas;
monárquicas o republicanas. Solteras, casadas, descasadas,
emparejadas, viudas. Fueron profesionales. Algunas se afirmaban
firmando con sus nombres y otras no, de hecho hay tres que utilizan
seudónimos. 
Era
el inicio de la consolidación de la escritura profesional femenina
que respondía a tendencias  varias muy de su actualidad, desde el
regeneracionismo
del 98 al esperpento, desde la crítica social al lirismo. La
Profesora Ángela Ena Bordonada no era partidaria de su estudio
integradas en generaciones, sin embargo bien podríamos hacerlo ya
que  no fueron  mujeres aisladas y, aunque para casi todas la
preocupación  de mejorar la condición femenina fuera prioritaria,
no exclusivamente hablaban de temas femeninos. Reconocemos en sus
textos y temas las ideas y estilos literarios del momento. Publicaron
estos textos antes del 1936. 
Después
de la guerra el panorama había cambiado. Fallecida alguna, exiliadas
otras, sin tanta presencia publica las restantes, las  novelas
cortas, las editoriales, las revistas de la postguerra
ya no fueron las mismas. Tampoco las mujeres ni
su condición.
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