... Y Vamos Abriendo Camino. En
1993 las publicaciones sobre Literatura y mujer continuaban su
desembarco en el mundo cultural. Estudios, recuperaciones y
antologías iban apareciendo sin pausa en una España donde las
mujeres parecían requerir presencia y apoyo. A las figuras
españolas de la preguerra, y los estudios académicos, se iban
uniendo voces nuevas que empezaban a desarrollar su propia carrera
literaria o que la continuaban. La Editorial Torremozas, que inició
su andadura al cuidado de su directora, Luz María Jiménez Faro,
había publicado desde 1982 hasta 1993 un centenar de voces de mujer
en la colección, unas nacientes y otras consagradas; a la colección
tendríamos que añadir otras colecciones de la propia editorial
entre ellas de Prímula , Antologías, Ensayos y Documentos, El Nº
100 de la Editorial, publicado en Diciembre de 1993, quiso ser un
número conmemorativo y hacer repaso de lo hecho :
Y Vamos Haciendo Camino
En
la introducción Jiménez F- habla de su apuesta lograda por crear
una editorial destinada especialmente a la poesía escrita por
mujeres, necesaria a su juicio ya que algunas publicaciones estaban
descatalogadas o los catálogos dedicados a ellas eran insuficientes,
reconociendo, además, las muchas dificultades con que las mujeres de
la década de los 40 y 50 se habían encontrado. Quiso abrir un nuevo
camino lírico a las voces que estaban apareciendo en esa nueva etapa
de tiempos nuevo. La publicación de este número 100 incorporaba
estudios de prestigiosos críticos y poetas, es el caso de Leopoldo
de Luis, Florencio Martinez Ruiz , Pilar Palomo y Manuel Quiroga
Clérigo
Florencio
Martinez Ruiz, periodista y reconocido crítico en ABC y la Gaceta
Literaria, entre otras, hablaba en su estudio no muy extenso de “la
importancia de la poesía para calibrar la calidad existencial y
moral de una etapa como la que vive hoy el mundo de occidente”;
y de la revolución cultural pendiente y silenciosa de la poesía
escrita por mujeres, que, no es lo mismo que poesía femenina,
matiza,
intentando huir del encasillamiento y de la guerra de los sexos. Cen
su estudio cita, entre
las poetas publicadas de mérito a las españolas asentadas: Carmen
Conde, Concha Zardoya, Concha de Albornoz, Pilar de Valderrama ,
Ernestina de Champourcin y Gloria Fuertes; tras ellas sigue citando a
las ya aparecidas durante la dictadura y publicadas en Torremozas:
Josefina Soria, Pino Ojeda, Elena Andrés, Ana Mª Navales y Carmen
García Bellver; y , entre las de aparición más reciente, de
distintas edades y generaciones : Elsa López, Juana Marín;
Encarna Pisonero, Isabel Abad, María Sanz; Mª del Mar Alférez, Ana
Rosseti, Mªª Victoria Reyzabal; Julia Otxoa, Rosana Acquaroni,
Carmen Arcas, y M Luisa Mora. Pero como Torremozas, dato importante,
atiende y publica voces de Latino América, añade a las las
citadas los nombres de la cubana Dulce Mº Loynaz; de las uruguayas
Delmira Agustini, Elena Suarez, Verónica Suelves y Viviane Nathan;
de las argentinas Luisa Futuransky y Elvira Levy; de las chilenas
Mirian Díaz Diocaretz y Majorie Agosin; de las costarricenses Ana
Istarú y Unice Odio; la paraguaya René Ferrer. Esta relación será
luego ampliada por el estudio de Manuel Quiroga Clérico, como
también otro apartado
para las traducciones
de poetas extranjeras que tratará Pilar Palomo.
Leopoldo
de Luis, Premio Nacional de Poesía, implicado desde el inicio en la
aventura, escribe sobre los premios Carmen Conde. De Luis añade a
su conocida faceta de antólogo de poesía, su calidad de poeta y su
ampliamente demostrada capacidad crítica. Leopoldo piensa que se
escribe la poesía con todo, también con el cuerpo, así afirma :
“Lamento- quizá
no- ir contra corriente.
Creo en la
diferencia de los sexos, también en poesía. Involucrado
en la editorial desde el principio, de
Luis formó parte desde
el 83 de los distintos jurados de Torremozas con la profesora Pilar
Palomo y los escritores Concha Zardoya, Ana Mª Navales y Antonio
Porpetta, a los que más adelante se añadirán en distintos
certámenes las escritoras Julia Castillo, Amparo Amorós y la
también catedrática Mª Dolores de Asis. Hace
el
balance de los libros y autoras premiadas
El
divan de la puerta dorada de Luisa
Futuransky , 1884
Dios
y otros sueños de
Isabel Abad, 1885
Aquí
quema la niebla de María
Sanz, 1986
Los
dioese y el Anfora de Julie
Sopetran,
1987
Os
dije que existía de Carmen
Albert1988
Un
Signo de los tiempos, de Marta
Pérez Novales, 1989
La
Tierra indiferente de Mª Luisa Mora, 1990
Un
instante infinito de Rosa
Martinez Guarinos,
1991
Al
Margen del Deseo de Carmen
González Marín, 1992
Penunbra
de cuaresma, Carmen Gómez Ojea
Pilar
Palomo, Catedrática de Literatura Española de la Universidad
Complutense, esboza en tres páginas la obra de las poetas
traducidas de lenguas extranjeras incluidas
y
da el nombre de sus traductoras, así de Emily Dikinso: Obra
escogida versión
de Ernestina de Champourcin y Juan José Domenchin; de Emily Bronte:
Poemas,
versión de
Rosa Castillo; de Edithe
Södergran, el corazón desmedido
versión de Carmen Díaz de Alda Heikkilä ;
Florbella Espanca quimera y saudade
versión de Mª Tecla Porterla Carreiro
Manuel
Quiroga Clérigo, poeta y crítico, versado en la poesía de allende
los mares, añade el seguimiento de los nombres de las poetas de
América latinas ya citadas y añade las incluidas en la Antlogía de
Poetisas del
Paragüay (Voces de hoy)
al cuidado de Renée Ferre en colaboración con Miguel Angel
Fernández, que publicó Torremozas y que incluye a Josefina Pla,
Ida Talavera, Mª Luisa Artecona de Thomson , Ester de Izaguirre;
Elsa Wiezell; Raquel Chaves; Gladys Carmagnola; Nolsa Casariego;
MºEugenia Garay; Susi Delgado; Nila López; Lourdes Espínola;
Amanda Pedrozo, Alicia Campos; Delfina Acosta Mª Elina Pereira y
Mabel Pedrozo.
El
cuarto y
final apartado
incluye los poemas manuscritos
y
de
escritoras célebres, tanto españolas como Hipano- americanas.. He
aquí sus nombres : Enma de Cartosio de Argentina; Yolanda Bedregal de
Bolivia ; Dora Castellanos de Colombia; Carmen Naranjo de Costa Rica;
Dulce Mª Loynaz de Cuba; Delia Dominguez de Chile; Violeta Luna de El
Ecuador; Clarivel Alegría de El Salvador; Margarita Carrera de
Guatemala; Clementina Suarez de Honduras; Guadalupe Amor de Méjico;
Vidaluz Meneses de Nicaragua; Stella Sierra de Panamá; Josefina Pla
de Paraguay; Blanca Varela de Perú; Violeta López Suria de Puerto Rico; Ylonka Nacidit-Perdomo de República Dominicana; Dora Isella
Russell de Urugüay; Ida Gramcko de Venezuela ; y Carmen Conde,
Ernestina de Champourcin y Concha Zardoya de España.
Diré
en mi balance que entiendo que Jiménez Faro consiguió lo propuesto.
Tenía voluntad de incluir en su catálogo de mujeres poetas-
poetisas , donde se pudieran encontrar las voces más significativas,
y
las nuevas, de
la poesía de mujer y los 100 títulos publicados así lo
demostraban.
Voces nuevas, recuperaciones y, antologías la hacen imbatible.
Figuran en este volumen 100
los
nombres de las mujeres editadas y la bibliografía actualizada hasta
el momento. La editorial y sus colecciones, aunque divulgativas,
habían
ido añadiendo más aparato crítico e implicando a especialistas,
aunque entiendo más se
pretendía
la divulgación que la erudición.. Además de fuente de
conocimiento, ofrecía
y ofrece hoy
una oportunidad a aquellas que quieren y tienen calidad suficiente
para arriesgarse a publicar. Muchas de las editadas debemos a ella y
su colección el primer libro, el primer escalón. La
que esto escribe publicó en Torremozas ( Nº29 ) Uvas
Torrenciales.
Vaya pues, junto con la reseña , mi
agradecimiento. Añade a nuestros a los nombres los antólogos :
Aurora de Albornoz, José Luis Cano, Miguel Fernández; Gloria
Fuertes; Pablo García Baena; José García Nieto; José Hierro,
Luis Jiménez Martos, Leopoldo de Luis, Carlos Murciano, M ª Pilar
Palomo, Antonio Porpetta y Octavio Uña, entre otros.
Que que la colección se sustente en suscripciones asegura la
divulgación, la distribución y la venta. Tenía en este número
incluido el nombre de 280 suscriptoras. El
libro conmemorativo
es
una demostración de lo conseguido
La
inclusión
de
mujeres de ambas orillas
del océano, siempre me ha parecido tentador y sugestivo, nos
falta
acercamiento. Conocimiento.
Estrechar
lazos. Una,
además, se
podía
entretener aventurándose a la grafología en
los 22 poemas manuscricos ,
sobre
todo si, como es mi caso, siente cierto fetichismo por los rasgos
gráficos.
O imaginar la mano tras el temblor lírico, su edad, sus
circunstancias. Quizá
hubiera sido mejor no tener que imaginarlo, sino encontrar las
biografías al lado de los textos. Una de ellas- Loynaz, era ya
premio Cervantes. Eran una forma de iniciar caminos que aún en 1993
tendrían que seguir abriéndose
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