Coincide está entrada con el día 8 de marzo, Día de la
mujer. Me vais a permitir empezar con una
décima de una mujer del siglo XVIII , Margarita Hickey, nacida
en Barcelona en 1753 de padres irlandeses está incluída en Poetisas españolas, siglo XV al XX (pg 229). Voces que, como
señales, hablan. . Y es que que las mujeres existieron, con su
voz disidente. Algo recuerda éste a aquella que en el siglo XVII , la mejicana Juana de Asbaje, Sor Juana Inés de la Cruz dirigió a
los hombres necios ¿Escribió mucho más?. Seis poemas, no exentos
de brío, son recogidos en esta publicación que nos presenta Torremozas.
DE LAS MUJERES
DE LAS MUJERES
De bienes destituidas,
Víctimas
del pundonor,
Censuradas con amor,
Y sin él desatendidas,
Sin
cariño pretendidas,
Por apetito buscadas,
Por apetito buscadas,
Conseguidas, ultrajadas,
Sin
aplausos la
virtud
Sin lauros la juventud
Y en la vejez despreciadas.
DE LOS HOMBRES
Son minstruos incosecuentes,
Altaneros y abatidos;
Humildes, si aborrecidos;
Si amados, irreverentes;
Con el favor, insolentes;
Desean, pero no aman;
En las tibiezas se inflaman,
Sirven para dominar;
Se rinden para triunfar
Y a la que los honra infaman
DE LOS HOMBRES
Son minstruos incosecuentes,
Altaneros y abatidos;
Humildes, si aborrecidos;
Si amados, irreverentes;
Con el favor, insolentes;
Desean, pero no aman;
En las tibiezas se inflaman,
Sirven para dominar;
Se rinden para triunfar
Y a la que los honra infaman
Nueva
antología de Torremozas, publicada en Enero de 1996, que amplia el círculo
de la primera publicada, Panorama antológico de
poetisas españolas, siglo XV al XX y
que tiene como fin ampliar la nómina de la poesía de mujeres en
cuatro volúmenes. Esta que hoy traigo corresponde desde el inicio hasta 1900. Para
la fecha, ya había sido publicado, como hemos visto en otras
entradas del blog, alguno de los nombres que ésta incorpora. Pero
al ampliar la extensión de I a IV volúmenes, puede dar cabida
a nuevas incorporaciones. Dado que ya han sido publicados por otras
editoriales trabajos monográficos sobre la Literatura áurea y la
renacentista, quizá la aportación de ésta sea la incorporación de
cuatro voces del siglo XVIII y de dos de las más desconocidas del
XIX, cuyos nombre ya habían aparecido, pero no sus textos.
Pero
no adelantemos acontecimientos. Abre la publicación una presentación
de un folio donde la autora, Luz María Jiménez Faro, explica que la
poesía la escriben personas, no sexos, pero que, dado el
anonimato sufrido en razón de aquel, rayano al desprecio, considera
justo hacer esas voces inmunes al olvido. El prólogo de 11
páginas, debido a la Catedrática del Departamento de Filoligía de la Universidad Complutense de Madrid, MªDolores de
Asís, esboza una interpretación de la lírica en sus respectivas
épocas y algunas de las dificultades habidas; y una de ellas,
no la menor , la autocensura propia. Claro que no es la menor tampoco el desprecio o la falta de
atención de los escritores hacia las escritoras del sexo opuesto,
así Valera hacia la Pardo Bazán en contra de su entrada en la
Academia.
La Antología lleva incorporados un estudiode presentación de cada siglo
siglo y notas biográficas de las seleccionadas,
debidas a la antóloga, Luz María Jimenez Faro;
acoge
:
Siglo
XV Florecia
Pinar
Siglo
XVI Teresa de Jesús; Isabel de Castro y Andrade, condesa de Altamira; Luisa Sigea; Sor
María de San José; Sor Hipólita de Jesús Rocarberti; Sor Ana
de San Bartolomé; Sor Jerónima de la Asunción; Costanza Osorio; Sor
Luisa de la Ascensión; Luisa de Carvajal y Merndoza; Isabel de Vega; Sor María de la Antigua.
Siglo
XVII
Cristobalina
Fermández de Alarcón; Ana Caro Mallén; Catalina Clara Guzmán;
Antonia de Mendoza, Leonor de la Cuerva y Silva; Sor María de Santa
Isabel; Sor Marcela de San Felix.
XVIII
María Gertrudis
de Hore; Margarita Hickey; Rosa Gálvez; Mª Nicolasa de Helguero.
Siglo
XIX Gertrudis
Gómez de Avellaneda, Carolina Coronado, Rosalía de Castro;
Concepción E stevarena, Carolina Valencia.
En mi valoración diré que poco sabríamos de ellas, a no ser por estos estudios recientes que venían apareciendo. Las excepciones eran los numerosos sobre Santa Teresa, escritora que, como es sabido, no escribió
su obra en prosa por gusto propio sino por mandato superior; y
que fueron sus versos juegos, a veces ni firmados, hechos para distraer a sus monjas. Existían igualmente numerosas publicaciones y antologías de Rosalía de Castro por ser un momento
aquel de potenciación del regionalismo y la lengua, y de la
consolidación de la Literatura escrita por mujeres pioneras , tanto en España
como en el extranjero. Le siguen en interés Caronina Coronado y Gertrudis Gómez de Avellaneda. Falta Arenal, que también escribió algún verso.
El
acceso social de la mujer en temas relacionados con la pompa, como la Literatura y su gloria, es discutido y debatido por el otro sexo,
pues hay quien no quiso compartir su trono. Siempre ha pasado igual,
así los ilustrados Amigos del País en contra de la
incorporación de mujeres en sus debates
frente
a Josefa Amar y Borbón,
o,
en épocas recientes, la de Camilo José Cela (dicen algunas
malas lenguas) hacia María Moliner, a quien dificultó la
entrada en la Real Academia Española de la Lengua alegando que no había dado cabida en su Diccionario a
las palabras malsonantes. Mucho ego. Quizá, para
alcanzar la gloria de la posteridad y el lustre, nos haga falta a las mujeres un
poquito más de tesón en el hacer, una mucha ambición en
los planteamiento y una decidida autopromoción personal apoyada en
la propia estima.. Uséase, un poco más de ego, que no de egolatría
sino de fe en la propia valía para que la obra se dé a conocer y no escasee.
Estas consideraciones surgen cuando una lee antologías y sigue un
poco las trayectorias de las voces que encuentra.
Seres unidos por amantes lazos
si los viene la muerte a separar
y unos se van mientras los otros quedas
¿a verse volverán? (Concepción de Estevarena, Sevilla 1854))
Seres unidos por amantes lazos
si los viene la muerte a separar
y unos se van mientras los otros quedas
¿a verse volverán? (Concepción de Estevarena, Sevilla 1854))
Y,
como del valor de la voz femenina hablamos, permitirme que hoy, día
nuestro, me despida con otra voz de mujer, con este soneto de
estructura clásica con mucho de barroco y mucho de romanticismo: Gertrudis Gómez de Avellaneda ( pg 270) la divina Tula,
nacida en Camauey, Cuba, 1814 y muerta en Madrid 1873.
LAS CONTRADICCIONES ( A la manera de Petrarca)
No encuentro paz, ni me permiten guerra;
De fuego devorado, sufro el frio;
Abrazo un mundo, y quédome vacío
Me lanzo al cielo y préndeme la tierra;
Ni libre soy, ni la prisión me encierra;
Veo sin luz, sin voz hablar ansío;
Temo sin esperar, sin placer río;
Nada me da valor, nada me aterra.
Busco el peligro cuando
auxilio imploro;
al sentirme morir me encuentro fuerte;
valiente pienso ser, y débil lloro.
Cúmplese así mi extraordinaria suerte;
Siempre a los pies de la beldad que adoro,
Y no quiere mi vida ni mi muerte.
Buen día
Buen día
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