María Lejárraga, una mujer en la sombra, Antonina Rodrigo, Vosa, Madrid , 1994.
II María Lejárraga, feminista y política
Feminista.
Creía la
escritora que ser feminista era algo inherente a la naturaleza
femenina “como el rey es monárquico y el militar militarista”y
sus cartas y sus obras reflejan esa filosofía que demostró en su
vida pública, no tanto en la privada, es opinión mía. La
visión es siempre desde el punto de vista mujer, tema del que ya
hablaron los críticos de su época, son textos con visión de
género. Las cartas a las mujeres fueron
primero publicadas en periódico y revistas y luego recopiladas en
publicaciones, podemos leer la bibliografía que nos aporta Antonina Rodrigo,: Carta a las
mujeres de España, es de
1916, seguida de Feminismo, feminidad y
españolismo de 1918, dos años más tarde
La mujer moderna en 1920. Nuevas cartas a las
mujeres en 1932 y Cartas a las mujeres de América en
1941, siempre bajo en nombre de Gregorio Martínez Sierra. Firmará
con el de María Martínez Sierra La mujer española ante la
República en 1931. Habla en ellas de la necesidad
de protección del trabajo de la mujer; de evitar la explotación de
la obrera; del pudor de clase de las señoritas de clase media pobre, que son las más necesitadas de socorro porque que no se les permite trabajar
y no lo pueden solicitar; de la dignificación del
trabajo, ya que trabajar no es rebajarse; de la necesidad de participación femenina
en la vida pública, del asociacionismo, de la educación de
la mujer y de las niñas. Antonina Rodrigo no hace crítica de las
obras, pienso, dado que la extensión de los textos merecería otro nuevo
libro de investigación; incluye citas .
Trata
ampliamente A. Rodrigo del feminismo de la época y de la
implicación en esas actividades feministas que impulsaron a María
Lejárraga participar en la creación en 1926 del Lyceum Club,
el primer club de mujeres creado a semejanza de los clubs ingleses por
un grupo de mujeres avanzadas, que constituyeron toda una linea de
defensa de los intereses, tanto culturales como profesionales, de las
mujeres españolas. Se propusieron las impulsoras conseguir una “habitación
propia” para cualquier mujer que tuviera una obra creativa en
marcha y ayudar a las mujeres a cultivarse. Se agruparon mujeres profesionales y aquellas que formaban
parte, por matrimonio o relieve social, del selecto grupo y que
podían ayudar a crecer a las demás. Relacionadas con la Residencia
de Señoritas, presidía María de Maeztu; sus dos vicepresidencias
fueron para Victoria Kent e Isabel Ollarzábal; las Artes Plásticas
estaban a cargo de Carmen Baroja; María Lejárraga era la encargada
de la sección de libros. Socias de honor fueron la reina Victoria
Eugenia y la duquesa de Alba, ya que el Lyceun se inauguró en
tiempos de la Monarquía de Alfonso XIII aunque se continuase en la
II República. Pese a que socias del Lyceum fueron mujeres tanto
aristócratas como burguesas de distintas ideologías y credos, el Lyceum club por su
carácter laico levantó una violenta campaña en algunos medios
católicos españoles que trataron de locas y criminales a las
lyceistas, llegando éstas a acudir a los tribunales, siendo defendidas por
las abogadas Victoria Kent y Matilde Huici, lyceistas. La solidaridad
entre mujeres se consolidó, se patrocinaron cursos y conferencias,
lecturas y exposiciones de las socias. En 1928 presentó Lejárraga a
Encarnación Aragoneses a Luca de tena, director de ABC, y fue así
como “Elena Fortún”, seudónimo de Aragoneses, empezó a publicar
sus cuentos para niños y creó en sus colaboraciones el personaje de
Celia. El Lyceum se mantuvo hasta 1939, habla de ello Carmen Zulueta
y lo recojo en una de las entradas de éste blog¨: La Residencia
de señoritas ni convento ni college.
Divorcio
Como
dijimos en la entrada anterior a este blog, a principios de los años 20
Lejárraga y Martínez Sierra se habían separado de hecho, sin
que María pusiera
ninguna pega, ya que la amante de su marido, Catalina Bárcena, espera
un hijo. Siempre se sintió,
pese al divorcio, muy próxima y siempre estuvo enamorada de Gregorio. No
hubo reproches. Se
retiró
de la escena a Canges sur mer
sin ningún tipo de
confrontación y alternó
los veranos en Francia y su estancia en España. En 1931 la República
hizo posible el divorcio y lo oficializaron. Gregorio Martínez Sierra creó una
compañía, triunfando plenamente como empresario del teatro Eslava, y
puso en marcha el Teatro de Arte Español, con gran éxito. Formó
una nueva sociedad con su nueva pareja, Catalina Bárcena, que ya
había triunfado plenamente como primera actriz, aunque eso no le
impidió que siguiera poniendo en cartelera, protagonizadas por
Bárcena, obras de Lejárraga y de otros autores como García Lorca,
y siguiera pidiendo en sus cartas a María nuevos textos. La compañía
Martínez Sierra hizo giras por Europa y América.
Gregorio había firmado en 1930 ante notario un documento que no se hizo público, reconociendo a Lejárraga sus derechos a la mitad de la obra publicada. Figuraban en la sociedad de autores exclusivamente a nombre de Martínez Sierra y, es opinión mía, fue una forma de eximirse de la responsabilidad de la manutención de su esposa, otorgándole una forma de ingresos que no tenía, ya que todo estaba a su nombre. Después de leer esta biografía mi conclusión es que Martínez Sierra fue el gestor, el manager, no el creador, así en alguna carta lo reconoce la escritora. Nunca él renunció a ser autor de la otra mitad, aunque no lo fuera, pero Gregorio y María, pese al divorcio, siguieron teniendo buenas relaciones. A Canger sur mer escribe Gregorio:
Gregorio había firmado en 1930 ante notario un documento que no se hizo público, reconociendo a Lejárraga sus derechos a la mitad de la obra publicada. Figuraban en la sociedad de autores exclusivamente a nombre de Martínez Sierra y, es opinión mía, fue una forma de eximirse de la responsabilidad de la manutención de su esposa, otorgándole una forma de ingresos que no tenía, ya que todo estaba a su nombre. Después de leer esta biografía mi conclusión es que Martínez Sierra fue el gestor, el manager, no el creador, así en alguna carta lo reconoce la escritora. Nunca él renunció a ser autor de la otra mitad, aunque no lo fuera, pero Gregorio y María, pese al divorcio, siguieron teniendo buenas relaciones. A Canger sur mer escribe Gregorio:
Y mándame
cuanto antes a Buenos Aires, unos cuantos artículos en alejandrinos
pareados para iniciar una colaboración Hispano Americana. Nunca ha
conseguido tanto un escritor español, ya he llegado a las 500
pesetas por artículo, y quedan varios países. Vale la pena. Nadie
pone el menor inconveniente y para que luego no les pese les dejo que
ellos pongan el precio de acuerdo con sus posibilidades.. hazlos con
cuidado. De tarde en tarde, cuando el tema se preste,
escribe en alejandrinos algunas de las cartas unas cartas a las
mujeres. Se las aprenderán de memoria y eso es
utilísimo. Como lo de Craneano en España de Rubén
Carío y el Mensaje de las rosa, de Juan Ramón, en tono medio
humorístico, medio romántico que gusta un horror y lo haces
fácilmente”
En 1932 las
cartas arriba mencionadas son publicadas en forma de libro: Nuevas
cartas a las mujeres. La documentación que existe sobre las
numerosas peticiones de textos, artículos o obras de teatro es muy
extensa. Cuando en 1947 muera Gregorio Martínez Sierra, que ha
dejado a su mujer e hija los derechos de autor de su parte en las
obras, la Bárcena no permitirá que María Lejárraga publique las
obras completas como último homenaje a su amor, ya no a su nombre ni
siquiera a nombre de Martínez Sierra, ha perdido el derecho a
publicar lo escrito. Gregorio Martínez Sierra dejó todo lo que tenía a la
segunda esposa y a la hija.
Política Antonina Rodrigo documenta que en 1931
Lejárraga se considera feliz con el advenimiento de la República.
No documenta desde cuando milita en el Partido Socialista, pienso yo
que debió ser posterior a la separación. Claramente republicana, pasó a
la acción, ya que consideraba que era su deber cívico y, en mayo
de 1931, pronunció un ciclo de cuatro conferencias en el Ateneo de
Madrid, que versaron sobre la necesidad de apoyar la República y la
solidaridad con ella, la apuesta por la escuela laica y la necesidad
del asociacionismo. En una de sus conferencia titulada “Libertad”
acusó la inferioridad ante el Código civil de la mujer al que
retrata como un ser sin poder decisorio, indefenso ante la ley, sin
poder comprar ni una silla sin el consentimiento del señor de la
casa, ni disponer de sus propios bienes sin sin su expreso permiso.
Quizá, además del amor que le unía a su marido, pudo tener problemas de dependencia económica, en mi opinión, y de ahí la dificultad de desprenderse de su tutela. Es un tema que sugieren algunas de las cartas cruzadas
entre ambos hablando de temas económicos pues la mayoría de las cartas de Gregorio
de esta época hablan de dinero. Martínez Sierra está
en Nueva York con la Bárcena, poniendo su firma en actividades
cinematográficas, entre ellas Canción de cuna, con gran
éxito y reclamando nuevos textos a su ex.
El papel
público de Lejárraga va creciendo apoyada por el Partido Socialista
y es ahora ella la que pronuncia sus conferencias en las tribunas.
Por sus conferencias en
el Ateneo, El Socialista convocó un homenaje a
Lejárraga, en el que además de las mujeres afines, se adhirieron
intelectuales independientes como Gregorio Marañón o Salvador de
Madariaga. En la República es nombrada por Fernando de los Ríos
presidenta del Patronato de la Protección de la mujer.(trata
de blancas) Cada vez más militante socialista, se alejó del Lyceum por
considerarlo burgués, y decidió virar más a la izquierda poniendo
en marcha la Asociación Femenina de Educación Cívica, con
María Rodrigo y Pura Maortúa de Uzalay, dedicada a las mujeres de
las clases medias y a las obreras. Como en el Lyceum ponen en
marcha ciclos de conferencias y actividades artísticas y teatrales.
Su actividad política es activa y sus postulados son claramente de
izquierda. A mediados de 1933
Lejárraga introduce la delegada francesa
de al organización Mujeres contra el Fascismo
con grupos femeninos políticos republicanos y organizaron el Comité
Internacional contra la Guerra y
el Fascismo, comité presidido por Dolores
Ibarruri. Formó parte de loa Amigos de América Latina,
solidarizándose contra las dictaduras sudamericanas. Por esas fechas
fue incluida su candidatura junto con la de Fernando de los Ríos por el Partido
Socialista por la provincia de Granada, esperando que sirva su imagen
y testimonio para conseguir el voto para su partido de las
mujeres.Tenía entonces 59 años. Antonina Rodrigo, que es
granadina, presta importante cubertura a esa etapa y los mítines
celebrados. Las elecciones le dan como resultado un escaño en el
Congreso de los diputados. Fue destinada como vicepresidenta de la
Comisión de Instrucción Pública del Congreso de los Diputados.
María, que sigue siendo conocida como María Martínez Sierra,
defiende los derechos y las mejoras para los ciudadanos de Granada.
En 1935 participa nuevamente en mítines y hace campaña con el Frente
Popular. Antonina Rodrigo informa extensamente de su actividad como
parlamentaria
En octubre de
1936, en plena Guerra civil, Lejárraga es destinada a como agregada
comercial de 1ª clase para Suiza e Italia, con residencia en Berna.
Pasó la Guerra mundial en Francia bajo el seudónimo de señora
Sánchez, sufriendo calamidades y sin saber nada de sus compañeros
hasta que es localizada por Matilde de la Torre tras la liberación de
Francia. Sigue siendo socialista y muy querida entre los amigos que
le ayudan, pero, pese a que no renunció a su filiación, su
pensamiento demuestra que algo está cambiando. Sus palabras muestran su evolución. Escribe a Ramón Lamoneda : Su esperanza
más honda :
Es que
todos se entiendan y que haya entre todo lealtad; no sé si eso es
realizable. Yo, con rencillas partidismo y regionalismos no quisiera
volver a entrar en España sueño con un pequeño ejército de
técnicos en que cada uno cada uno hiciéramos muy bien lo que somos
capaces de hacer. “Yo quisiera ocuparme en que no hubiera
un solo español que no supiera leer ni escribir”
Recorre
Europa, da conferencias en Londres sobre teatro, se interesa por
Sartre y la Literatura francesa que lee y traduce. En 1949 publica, por encargo de un
editor de Nueva York Una mujer por los caminos de España,
a decir de los críticos una de las obras de memorias mas relevantes
por su testimonio intelectual y literario, legado intelectual de la
autora.
En 1950 se
marcha a nueva York y se integra y entusiasma con la ciudad, donde
hace gestiones para producir películas de alguna de sus obras, luego
a Arizona; estableces relaciones con editoriales sigue creando
cuentos. Recala en Argentina, donde Martínez Sierra y Bárcena
habían hecho creer que la escritora ha muerto. Para sobrevivir
crea obras de teatro para niños; recurre también a las emisiones
de radio para ganarse la vida y sigue trabajando. Traduce a Sartre y
a Ionesco. Es en esta década cuando publica Gregorio y yo,
dando lugar a la polémica, pues declara que todos los textos de
Martínez Sierra han sido hechos con su colaboración. Los documentos
que recoge Antonina Rodrigo son muy explicativos, Cesar González
Ruano la acusa de vanidad, Pedro González Blanco afirma que no solo
la mitad, que saben todos los que los
conocieron que todas las obras están en su totalidad escritas por María. Esta biografía que hoy subo al
blog recoge los documentos y testimonios para poder afirmarlo
En ese exilio
de Buenos Aires, casi centenaria, fallecerá en 1974. Antonina
Rodrigo afirma que nos dejó a la posteridad un testimonio de solidaridad, generosidad,
lealtad y ética. El rescate de la obra y el pensamiento está en
proceso. La reivindicación de los textos de sus colaboraciones
musicales con grandes compositores ha sido demostrada. La editorial
Renacimiento ha publicado en su biblioteca del exilio Una mujer
por los caminos de España. María Lejárraga está siendo cada vez más conocida y valorada. Esta
documentada biografía marcó el punto de salida de una mujer
luminosa a la que una excelente biógrafa sacó de la sombra.
Antonina Rodrigo ha estudiado con esmero el triste caso de María Lejárraga y ha demostrado cómo esta mujer vivió a expensas de un hombre débil e inferior que controlaba su vida sólo porque era hombre.
ResponderEliminarAntonina Rodrigo es grande y en estas dos entradas me baso en ella e intento entender los por qués de Lejárraga. 1 Martínez Sierra controlaba su vida- creo- porque ella lo amó y nunca se enfrentó, tanto que jamás, aú después de divorciados , nunca desatendió a sus peticiones de textos. Pudo hacerlo, fue incluso diputada. 2 Yo creo que él, como bien dices, era hombre, por tanto tenía más capacidad que ella hubiera tenido como "relaciones públicas y mánager, útil para poder poner en escena obras de teatro.Las mujeres todavía no tenían totalmnte abierto el panorama social 3 Él entendió la creación de su mujer como si fuera una sociedad familiar mercantil, con claro abuso, egoismo y vanidad de no darle la autoría, pecó de vanidosos y codicioso.Ella no reclamó. Dices bien, era más débil, pero era un hombre, ls leyes le protegieron y, cundo cambiaron las leyes no las utilizó Lejárraga a su favor. En fín , un caso que todavía era bastante común entre todas las oscurecidas por sus maridos.
ResponderEliminarCreo que a lo que planteas quizá respondo un poco en la primera entrada de María Lejárraga de este blog
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