Lima amanece nublada con garúa y en la Plaza de Mayor cambia la guardia en el Palacio del Gobierno y tocan los soldaditos "El condor pasa". Los miradores macizos del arzobispado cierran sus imponentes portezuelas de caoba. La magnificencia y el boato sorprenden y apabullan. Cuando llegaba el virrey se adoquinaba la plaza con adoquines de plata.
Amarillas, las casas y los taxis relucen; las
flores, las palmeras y el aire de la ciudad antigua recuerdan el
pasado colonial, aunque ya no esté la magnífica escultura de
Pizarro, hoy en proceso revisionista. Y una recuerda además con
melancolía aquella canción de Maria Dolores Pradera :"Tú
saludas tocando el ala de tu sombrero mejor y yo agito con donaire mi
pañuelo". Y lo agito, mientras pongo a Antonio, que no se deja,
un sombrero de paja toquilla de jipi y japa que compré en Otavalo.
Pero ya no hay cocheros, aunque sí misa mayor hasta los topes en los
Dominicos, porque es viernes y -dicen-está dedicada al santo Cristo
de los Milagros.
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Renacentista con
adornos platerescos, domina la plaza la Catedral con altas torres
blancas neoclásicas de techumbre de pizarra y alberga a dos
ilustres: El fundador Francisco Pizarro en su sepulcro, y una
sorprendente capilla de monseñor San José María Escribá con sotana
¡Sorpresa! no esperabamos encontrar por aquí al Gran Canciller
de la Universidad de Navarra. El Sagrado Corazón de Jesús en la
hornacina de la fachada, parece hablar de la importancia que tuvieron
los jesuitas en el virreinato. Y es que la religión parece sostenida
en el tiempo de Perú, y tocan las campanas cuando es la hora de la
consagración en las iglesias de Cuzco y hay velas de colores que se
venden para poner ofrendas; y colas de mujeres fieles en las tallas de los Manuelitos, vestidos con pelucas y terciopelo. Todavía
me dura el susto de las catacumbas en la Iglesia de San Francisco,
huesos, calaveras y esqueletos al aire
Pegado a la
catedral, frente común a ella en la alargada plaza, neocolonial,
barroco, lujoso, el Palacio Arzobispal, cuyas escaleras imperiales
subimos, mientras imagino el fru fru de la seda púrpura rozando los
suelos de maderas nobles y mármoles; y manos blancas con anillos de
ópalo abriendo los cajones de marquetería; o apoyando la jícara
de chocolate en las mesas de malaquita y jaspe.
Lima, preciosa y
legendaria, cabeza amada del virreinato
Sentados en sillas
de mimbre en cualquier terracita porticada, nos gusta su riquísimo
el café, y las 5000 clases de papas, hechas fritas, a la huancaína
o en causa; y el arroz chaufa de influencia china;y el ají de
gallina; y el cebiche y los camarones de mar; y el paiche de los ríos;
y abrir, que no cerrar, el almuerzo con un pisco
Unas culturas mueren
y otras renacen o perduran. Lima histórica, Patrimonio Cultural de
la Humanidad evoca el Sur, pero más a Sevilla que a Extremadura; y más
al Pacífico asiático que al Mare Nostrum nuestro.
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El acento español
es dulce y preciosísimo, un español color canelita, suavizado
Me ha encantado conocer Lima a través de tus ojos, sin vanas glorias, haciendo renacer lo que fue. Muchas gracias, Charo.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Rosa del Aire, a ti que en tus blogs nos arcercas desde la erudición hasta el conocimiento planetario
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