En 1998, editado por la Concejalía de la Mujer del Ayuntamiento de
Pamplona, salió a la luz la publicación Ellas. Las mujeres en
la historia de Pamplona, por encargo del Ayuntamiento de
Pamplona. Debe su autoría al equipo de investigación de IPES
ELKARTEA, Silvia Fernandez Viguera, coordinadora, Paco Roda, Ana Díex de Ure y Sonia
Pinillos. IPES, siglas del Instituto Para La Economía Social tiene
entre sus fines respaldar
“ un proyecto basado en la formación y acción en los derechos
humanos, la actualidad internacional y los derechos de las
mujeres”. Desde su inicio IPES mantiene su compromiso con
las mujeres, posee una nutrida biblioteca de obras escritas por
ellas, organiza cursos y charlas sobre feminismos y promociona
tertulias y presentaciones de libros de autoras. Actualmente tiene
su sede en unas dependencias municipales situadas en la calle
Descalzos.
Javier Chorraut, Alcalde de Pamplona, afirmaba en el prólogo que la
publicación era un homenaje a todas las mujeres que habían hecho
la ciudad tal como es ahora y jugado un papel trascendental en su
historia. Concha Fernández de Pinedo, Concejala de Cultura, decía
que recuperar el protagonismo de las mujeres que fueron era un
compromiso con las mujeres del futuro. Los autores iniciaban el
texto con dedicatoria a sus madres
La extensa publicación-300 pg- presta seguimiento a la huella que
dejaron las mujeres pamplonesas – y otras nacidas en otros lugares
de Navarra- en la historia colectiva. Desde las estelas romanas hasta
la incorporación de la mujer al comercio, al negocio del préstamo,
la producción fabril, artesana o de servicios; el acceso a la
enseñanza; sus aportaciones en el Arte, la Literatura, la Música,
la Religión y la Beneficencia. Hace seguimiento de la inclusión en
el callejero de la ciudad y en la iconografía monumental.
El trabajo muestra un enfoque que atiende a la sociología
de la evolución femenina y a su historia más que a la mera
biografía, aunque incluya fichas biográficas no demasiado extensas.
La publicación incorpora aparato crítico, bibliografía e índice
onomástico, y es producto tanto de la investigación propia como de
la consulta de importantes trabajos monográficos o artículos
publicados en la “Revista Príncipe de Viana” por diversos
autores que se recogen en la bibliografía y las numerosas notas.
Es enfoque histórico. Y es que se puede decir que la Historia propia
fue y es tema central en Navarra tanto en la preocupación de
estudiosos e investigadores, cuanto argumento de encendidos debates
populares. La nómina es extensa: El padre Moret; MºAngeles
Mezquiriz, directora que fue del Museo de Navarra, arqueóloga; José
María Lacarra y Ángel Martín Duque, medievalistas; Julio Caro Baroja; Caro José María
Jimeno Jurío, etnógrafo; Mario Gaviria, sociólogo; Angel García
Sanz Marcotegui, catedrático de Historia Contemporánea en la
Universidad Pública de Navarra, Concepción García Gainza,
catedrática de Historia del Arte en la UNAV por citar alguno. En una
ciudad que tiene tres universidades, abundan los trabajos históricos
de escuelas distintas, planteamientos no siempre acordes pero
igualmente rigurosos. Entre las actividades relacionadas con la Historia, la Semana de Estudios Medievales de Estella, La Semana
Romana de Cascante. Los Congresos de Historia de Navarra, organizados por SEHN, presenta ponencias que luego son incluidas en la “Revista Príncipe
de Viana”. A todos ellos han venido a sumarse los cursos de Cátedra de
Patrimonio y Arte Navarro.
Pese a ello, este estudio trataba de un tema casi inédito ya que no
había sido hasta el momento motivo de interés, aunque después
hayan aparecido desde fuera y dentro de Navarra algunas biografías
notables y el Gobierno de Navarra haya celebrado junto con IPES
(2007) un Congreso Internacional de Escritoras actuales, cuyo premio
final fue, más que económico o apoyo a la edición de una
antología o ponencias que parece lo pertinente , una cena de hermandad. Se incluyó una
bibliografía de las obras en marca páginas y una exposición de
cartelería. Hay, entiendo, en Navarra más necesidad de
recuperación de lo pretérito de las mujeres y menos de sibilino
paternalismo y real apartheid. El paternalismo supone cierta postura
de superioridad ridícula hoy, el apartheid, paletería. La
discriminación positiva parece, al fin, discriminación. ¿Necesitan
las mujeres rescate? Sí en su Historia, no en el presente. Esta obra
inicia la recuperación histórica.
Los autores estructura la obra en varios apartados;1) Las mujeres en la antigüedad de Pompaelo. 2) El tiempo medieval de las mujeres. 3) A las puertas de la modernidad, acentuando el control. 4) Las mujeres cambiando el nombre de la Historia. 5) Biografías de mujeres. 6) Las mujeres en el callejero de Pamplona. 7) Mujeres en monumentos. 8) Itinerarios por la ciudad de las mujeres.
1 Las mujeres en la antigüedad de Pompaelo : Ciudad
de Pompeyo, a quien debe su nombre, el estudio recoge los vestigios
que nos han llegado de sus mujeres: Su existencia se supone en las
joyas y aderezos femeninos aparecidas en la zona catedralicia, donde
se situaba la ciudad primitiva romana.
Se sabe de Sempronia y Postumia Nepotiana desplazadas a Tarraco.
Annia Buturra, ya en en siglo III, a 76 km de Pamplona en Gastáin.
Dominia Materna y Lucrecia Crista en Larraga , a 45 km que
dedican una estela a la
diosa indígena Errensa. La
excavaciones son numerosoas hoy en Navarra.
2 El tiempo medieval de las mujeres : El
estudio aborda todas las clase sociales navarras- que son muchas y
con distintas leyes y lenguas. Tras un copioso seguimiento de
archivos y estudios, siempre con notas a pie de página, cita a
muchas: Aluyra, costurera; Estefanía Peregrin, fundadora de un
hospital; Sancha Larraya, hortelana; las terratenientes Elvira del
Port, Estrella, Gracia de Echevarría; las fruteras, doña Juliana y
María López de Oria; la especiera, Catalina; la vinotera, Lorenza;
la tejedora, María Martín; las merceras, Tota, Anevilles, Catalina
de Zalba y María de Orbaiceta; la chapitelera Ochanda; las
molineras, Amorosa, Navarra de Tolosa y María Lópiz
de San Esteban. Parece que las cofradías no fueron habituales en
Navarra, pero sí los casamientos familiares con gentes del oficio.
Mencionadas en el libro de fuegos como tejedoras Gracia Ferrandiz,
Aluyra de Elizondo, Toda de Amalain,
Elvira de Imarcoain
y Gracia Ochovi. Asalariada era Juana de Buixi, cuyo trabajo era
alimentar y cuidar a los dos ciervos que había en el jardín del
rey. Era curandera Juana de Irisarri, profesión complicada, ya que
fue quemada por bruja en 1330. Martija de Jauregui era ginecóloga.
Son conocidas también las seroras y hospitaleras Elvira Pereguín,
Johana de Reta; María Pérez de Eguiza. María
y Graciana de Ripa. Las
mujeres podían tener sus propios bienes así María Renard, María
Arceitz, Frandina Crozat, Milia de Beunza. María
e Isabel la cantadora fueron juglaresas
.
Nos han llegado documentados
también nombres de mujeres hebreas, desde 1154, cuando el obispo con
la aquiescencia del rey permite a los judíos habitar en la
Navarrería, aunque en 1276, tras la guerra de la Navarrería, la
comunidad fuera arrasada. Es a partir del primer cuarto del siglo XIV
cuando la comunidad judía vuelve a instalarse hasta su expulsión
definitiva por los reyes Catalina y Juan de Albret en 1498. Las
mujeres judías ejercieron actividades varios oficios: Cambistas,
Mazalco; comerciantes, Doña Acha, aceitera; Sola y Jamilla,
sederas; Esther, colchonera; Reyna, curtidora de pieles ; Dueña
Encabe, platera; Soloru, hornera; Olza, Cima, Sobellita, Solata y
Dueña Encabe, prestamistas. Nada sabemos de las mujeres musulmanas,
o no hay estudios o nada queda, pese a que las dos arquetas de
marfil del Museo de Navarra tienen esa procedencia. Los Reyes
cristianos navarros
fueron fundadores de monasterios y conventos y son frecuentes los
nombres ligados a la ello como monjas o prioras: Jordana de San
Sebastian; Oropesa; Andreagaill; Estevenía; María y Teresa
Martinez; Elipa Elión; Juana de Pamplona; Ana de Ecay, Ana de Egues;
Isabel de Belzunce; Rosa Cruzar y otras.
Llegado a este punto la que esto
escribe se pregunta si es necesario agotar a mis lectores con una
lista interminable de nombres, y duda de si seguir o abandonar.
Quizá, pese al aburrimiento, no está de más fijar aquí que las
mujeres medievales fueron industriosas, que hicieron casa, por tanto
ciudad, arrimando su ascua, todo lo contrario que pasivas mujeres que
nada entendían de negocio
y cuentas. Quizá la causa de esa actividad se deba a que Pamplona
creció en su desarrollo como ciudad por el comercio y por lo
cristiana,
ya que dos de sus Burgos surgieron como iniciativa del obispo para
potenciar el Camino de Santiago y su comercio, trayendo gentes
foráneas francas, lo que dio lugar también a distinta legislación
entre las gentes. Y cierto protagonismo mercantil a las mujeres que habitaron en las casas de las
calles que se entrecruzaban con los nombres de los oficios
ejercidos.
¡Que magnífica historiadora eres! Lo que me sorprende es que no hubiese trovadoras, aunque si juglaresas o cantoras, digo esto porque no hay ningún cantar que fuese creado por ellas y, sin embargo, las trobairitzs eran famosas por sus canciones, existiendo algún cancionero. "¿Necesitan las mujeres rescate? Sí en su Historia, no en el presente. Esta obra inicia la recuperación histórica."Estoy de acuerdo, en la actualidad hay demasiada literatura sobre archiconocidas escritoras. Felicidades a los autores de este rescate de las historias femeninas de Navarra.
ResponderEliminarLeo hoy esta larga crítica a nuestra obra que, a punto está de cumplir 20 años. Muchas gracias por tan buen trabajo crítico. Paco Roda
ResponderEliminarGracias a tí, Paco Roda, el trabajo lo merece
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