martes, 14 de marzo de 2023

FRANCISCO VERDEJO, UN MATEMÁTICO OLVIDADO, Gonzalo Díe Fagoaga

 


Me llega la noticia del fallecimiento de Gonzalo Díe Fagoaga, matemático y escritor, autor de Francisco Verdejo, un Matemático olvidado. Cuando estaba en proceso de investigación de este texto nos relacionamos y guardo un grato recuerdo de nuestra colaboración. Subo su texto al blog en homenaje y mando mi sentimiento a su mujer e hijos. DEP

 Gonzalo Díe Fagoaga era matemático, trabajó en Standard Eléctrica, Cementos Asland, Repsol en la aplicación de los modelos matemáticos a los procesos de tráfico telefónico, producción y distribución. Fue profesor no numerario en la E.T.S. de Ingenieros Navales, en la E.T.S. de Ingenieros de Telecomunicación, y profesor asociado en el Departamento de Estadística de la Universidad Carlos III. Su apellido le entroncaba con la historia de Méjico y su independencia y con Concha Fagoaga, licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra y autora reconocida por sus trabajos sobre las mujeres y, entre otras de la biografía de Clara Campoamor[1] . De temperamento humanista y raíces navarras, Gonzalo Díe Fagoaga añadía a su formación científica la curiosidad intelectual y el conocimiento de la historia de España, en la que incluyó su investigación anovelada sobre la historia de la enseñanza de la Matemática, sus instituciones y maestros. Dedicó la última parte de su vida a investigar y escribir sobre lo investigado recuperando para la historia de la Matemática a un personaje del siglo XVIII que consideraba injustamente olvidado: Francisco Verdejo González, matemático y catedrático de Matemáticas en el Reales Estudios de San Isidro de Madrid,  que había sido el antiguo Colegio Imperial de los Jesuitas, expulsados de España en 1767. Los Reales Estudios de San Isidro, de carácter público, continuaron en la misma sede del Colegio Imperial, la calle de Toledo; se iniciaron en 1771 bajo el reinado de Carlos III, se continuaron con Carlos IV y José I Bonaparte y cesaron en 1816 restituyéndose nuevamente a la Compañía de Jesús en esas fechas.

Gonzalo Díe Fagoaga, buscando documentar a la familia de Francisco Verdejo había llevado su investigación hasta Cascante, donde, me preguntaba, debía de tener un hermano. Así era. Yo estaba entonces reuniendo documentación sobre Nicolás Verdejo González, hermano – entonces supe - de Francisco. Había yo pedido el expediente de Nicolás al Archivo Militar de Segovia, que le pasé. A cambio dispuse de su trabajo sobre la familia Verdejo cuyas partidas de nacimiento y biografías seguía con minuciosidad de científico. Nuestra correspondencia se hizo frecuente y ambos enriquecimos nuestro trabajo con las aportaciones del otro sobre los dos personajes, lo que él llamó la Verdejo manía. Mi personaje era ingeniero militar de graduación y matemático, el suyo catedrático y  cabo de Granaderos. El suyo era el hermano mayor, el mío el más pequeño. No llegamos nunca a conocernos personalmente, pero guardo su interesante correspondencia y admiré su meticulosidad de contrastar datos y no dar nada por sentado, como lo demuestra que me pidiese los documentos que podían certificar la hermandad de ambos personajes, el suyo y el mío. Así lo hice enviándole el expediente militar y la partida de matrimonio de Nicolás donde se citaba el nombre de sus padres y el lugar de nacimiento. Escribió su libro, que me dedicó, redactó las fichas biográficas en la Real Academia de Historia, consiguió que Montalbo dedicara una calle a Francisco e impartió conferencias sobre el tema.  Al tiempo dejé de saber de él. Hoy siento pena al enterarme tardíamente de su fallecimiento 

Francisco Verdejo, un matemático olvidado, Bubok Publishing, 2010.

No quiso el autor de este estudio, pese a la rigurosidad de sus contrastados datos, que tuviera forma de trabajo de investigación sino de novela histórica; así inició su extensión de las ciencias a las letras y de la empresa y la docencia a la carrera literaria. El texto pudiera haber sido un ensayo sobre los Reales Estudios de San Isidro y la historia de la institución, iniciada tras la expulsión de los Jesuitas, expulsión que también estudia con detalle. Añade el autor a un tema de por sí árido la amenidad de la novela. Es un trabajo riguroso, hecho por un hombre de ciencias con  currículum también docente que valora el nombre de los de los profesores de Mathemáticas que ejercieron la docencia en Los Reales Estudios, entre ellos Antonio Gregorio Rosell , Joachin de León, Vicente Durán y Sacristán, Francisco Verdejo González, y Joshef Ramón de Ibarra; examina las dificultades habidas en las adjudicaciones de cátedras y las influencias en su adjudicación, junto con los méritos demostrados por los opositores que provenían de otras escuelas matemáticas, como la Real Fábrica de Cristales, El Seminario de Nobles, o La Academia de Nobles Artes de San Fernando;  da el nombre de los directores de la institución y el  de los alumnos aventajados que cursaron sus estudios con Verdejo,  como  Antonio Sangenís , o  los nobles, como Agustín de Silva y Palafox, duque de Aliaga, primogénito del duque de Hijar;  hace seguimiento de las carreras posteriores de los alumnos que nutrieron  las cátedras del Real Colegio de Medicina de san Carlos, las del Real Conservatorio del Retiro para hacerse ingenieros cosmógrafos, las de la Real Academia de Matemáticas de Barcelona, o el de los alumnos que cursaron carrera militar y la desarrollaron como excelentes ingenieros militares del ejército de S. M. 

Considera Díe Fagoaga que los Reales Estudios de San Isidro durante el siglo XVIII y principios del XIX, pese a ser pública, fue la institución de mayor prestigio en la corte para la enseñanza de matemáticas. Con un conocimiento exhaustivo del tema tratado, cita los textos utilizados para la enseñanza en los Reales Estudios de San Isidro y de los habidos en el siglo sobre el tema y sus autores. Con respecto a los libros de texto, en los Reales estudios inicialmente utilizaban el texto matemático de Benito Bails [2]y posteriormente utilizarán os de Francisco Berdejo[3]. Incluye el nombre alumnos que realizaron conclusiones públicas, los años y los profesores que las dirigieron. Amplía la información con noticias de las instituciones matemáticas habidas en España. El estudio tiene numerosas citas a pie de página y constituye un riguroso trabajo de investigación, aunque con la amenidad que puede producir el tratamiento con ligeras licencias de creación propia que pueden claramente escindirse de lo investigado.

Centra la investigación la figura de Francisco Verdejo González, del que Gonzalo Díe Fagoaga documenta y escudriña todo lo posible en su biografía, su nacimiento en la ciudad de Montalbo, Cuenca[4], el nombre de sus padres y sus hermanos, su procedencia hidalga de no muchos posibles pero buenos contactos, su ida a Madrid en 1774, posiblemente apoyado por familiares en la corte para entrar a formar parte de los Reales Guardias de Infantería española, lo que consigue. Comparte Verdejo el ejército con el estudio de matemáticas en los Reales Estudios de San Isidro, pues se prima en el ejército el conocimiento de las matemáticas, básicas para el cálculo de estructuras y construcciones militares. Los Reales Estudios, situados en Madrid, facilitaba que los alumnos militares  que no tuvieran que desplazarse para aprender dicha disciplina a las Academias Militares de Matemáticas en Barcelona, Orán o Ceuta. Francisco cursa simultáneamente las dos carreras, pero no consigue pasar de la graduación de cabo de Granaderos, con lo que considera cerrado su ascenso dentro del ejército y opta por la el camino de la cátedra de Matemáticas. Emprenderá con tesón un camino hacia la cátedra, primero como sustituto, haciéndola compatible con en el ejército, obtuvo en principio la cátedra de matemáticas de la Real Casa de los Desamparados y posteriormente en 1794 alcanzará por oposición la cátedra de Matemáticas de los Reales Estudios. Casará dos veces y tendrá un hijo también catedrático, Francisco Verdejo Páez.[5] Francisco Verdejo González adquiere importancia en la historia de la pedagogía matemática por ocupar la cátedra de los Reales Estudios de San Isidro, impartiendo  Aritmética, Algebra, Geometría y Trigonometría, lo es igualmente  por ser autor de publicaciones sobre la materia que dedica a influyentes personajes, el Compendio de Matemáticas está dedicado a Manuel de Godoy ha se utilizará como libro de texto de varias generaciones, y tras [6]nuevas publicaciones relacionadas con el tema. Fue condecorada por José I Bonaparte con la Orden Real de España en marzo de 1812 y en septiembre del mismo año castigado por Fernando VI, ya que sufrió cárcel en el Retiro por afrancesado. Díe Fagoaga sigue la biografía de Francisco a la que añade datos de sus familiares ascendientes y descendientes, de su hijo Francisco Verdejo Páez, de sus publicaciones y de su hijas y esposos aportando cuadros genealógicos que llegan hasta el siglo XX.

En todo el texto brilla el amor y el conocimiento, no sólo de la matemática, también recoge informaciones de otras materias, el ejército, los uniformes militares; las calles de Madrid, sus instituciones, las ferias, la localización donde se emplazaban; los libros y sus imprentas y editores. Detrás del texto se trasluce un exhaustivo trabajo de consulta de archivos. Los párrafos de creación introducida  aligeran el peso de lo erudito. Díe inventa diálogos y trabaja los distintos materiales con agilidad y gracia que convierten la rigurosa investigación en asumible para los que somos profanos en la materia. Díe Fagoaga muestra su erudición y su capacidad investigadora en un texto que reúne rigor académico y al mismo tiempo busca en lo literario facilitar el interés a los lectores .



[1] FAGOAGA, CONCHA- SAAVEDRA, PALOMA, Clara Campoamor, la sufragista española, Madrid, instituto de la mujer

[2] Principios de Matemáticas (3 vols., 1776) Elementos de Matemáticas (1779-1790),

[3] Compendio de matemáticas para la instrucción de la juventud Compendio de matemáticas puras y mixtas. 2 tomos. 1 tomo Madrid, 1794, 2 t 1802

[4] Montalbo, Cuenca, hacia 1757, hijo de Francisco Verdejo García y Teresa González Peña

[5] Tratado de Agrimensurao Arte de Medir tierras, y Aforar Líquidos para el uso de agrimensores y labradores. Madrid, Repullés

La Inquisición por dentro o el 8 de marzo de 1820, pieza teatral.

Guía práctica de agrimensores y labradores, o Tratado completo de agrimensura y aforaje Madrid, 1822.

Principios de geografía astronómica, física y política de la Edad Media y Moderna : arreglada al estado actual del mundo y adornada con muchas tablas curiosas y sus correspondiente láminas y nuevos mapas geográficos arreglados al meridiano de Madrid, 1818

Elementos de Historia universal, Madrid, 1826.

Descripción general de España, Madrid, 1827.

Breve idea de los cometas, Madrid, 1828.

Cartilla elemental de Historia, Geografía antigua y moderna y Cronología, Madrid, 1844.

Repertorio de geografía, Madrid, 1853.

Repertorio de Historia Universal, Cronología y Geografía antigua y moderna comparadas, Madrid, 1859.

Curso elemental de Geografía, París, 1870.


[6] Compendio de aritmétca, teórica y práctica para comerciantes, artesanos y negociantes, Madrid, Viuda de Joaquín Ibarra, 1795

Arte de medir la tierra y aforar los líquidos y sólidos. Madrid, Imprentade Sancha 1796

Adicciones al I tomo del Compendio de matemáticas puras y mixtas. Madrid, viuda de Ibarra 1801

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario