De Madrid me llega la publicación
de José Rogelio Buendía, Una vida para el Arte, Ediciones Doce Calles,
2022. La edición está a cargo de Ana
Ávila, Profesora Titular en la Universidad Autónoma de Madrid. José Rogelio
Buendía, fue catedrático de Historia del Arte en Madrid, La Laguna y Barcelona.
Recibo con alegría la publicación
ya que guardo un grato recuerdo del profesor Buendía, que fue también en sus
inicios, desde los años 1959- 1967, encargado de Cátedra de Arte en el Estudio
General de Navarra; fueron años venturosos en que tuvimos la suerte de tenerlo
como profesor, e igualmente considero venturoso el hecho de haber formado
parte de aquel Estudio General de Navarra que dio origen a la actual Universidad
de Navarra. No éramos muchos alumnos entonces, creo que en primer curso de
Filosofía y Letras estaríamos treinta alumnos, cifra que crecía en algunas
clases cuando se incorporaban los alumnos de Artes Liberales; ocurría con las
clases de Historia del arte que impartía D Rogelio. Hablo los primeros pasos de
una universidad que todavía no tenía título oficial y teníamos los estudiantes que
convalidar las asignaturas en Zaragoza para pasar de curso. Al ser los cursos tan
reducidos, la relación profesores, aun guardándoles el respeto debido, era casi
familiar, como si entre todos nosotros estuviéramos creando algo en común con ilusión
y con las aportaciones de los catedráticos y las nuestras, las de los alumnos.
Miro la publicación recibida de la que tomo
unos datos para reconstruir la biografía de José Rogelio Buendía anterior a su
venida a Navarra. Cuando vino a Pamplona de profesor, D Rogelio tenía 31 1ños.
Venía de la Universidad de Madrid donde ejercía actividades de apoyo de los
catedráticos de historia del arte. Se había licenciado en Derecho y en
Filosofía y Letras, en esta última con premio extraordinario en la licenciatura.
Bajo la dirección de José Camón Aznar, presentó la Memoria de Licenciatura, Orígenes
y Evolución del Retablo Hispánico, que más tarde ampliaría en su Tesis
Doctoral, dirigida igualmente por Camón Aznar: Los orígenes y evolución de
los primeros retablos. Dice la publicación[1]
que actuaron como miembros del tribunal calificador D Juan de Contreras,
marqués de Lozoya, José María Azcárate, Diego Angulo, José Camón Aznar y Xavier
de Salas y que mereció el Sobresaliente “cun laude”[2].
La biografía intelectual de Buendía se construye al lado de catedráticos que eran
todo en la historia del arte, entre ellos los de la Universidad de Madrid donde
Buendía estudió; de reconocido prestigio, eran los sumos artífices del saber
artístico. De Camón Aznar, director de su tesis, adquirió su pasión por el Arte
Medieval del que Camón impartía catedra; le ayudó a conseguir una beca de la
fundación Lázaro Galdeano para estudiar el renacimiento en Italia. De Diego Angulo, dice la publicación (p.34)
aprendió la importancia del trato directo con la obra de arte a través de las
clases que impartía en el Museo del Prado; Angulo era catedrático de Historia
del Arte en la Edad Moderna y Contemporánea y autor de Historia del Arte e Historia
del Arte Hispanoamericano; de José
Manuel Pita Andrade, la vinculación a la Institución Diego Velázquez del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas .Julio Martínez Santaolla y Martín
Almagro alentaron su interés por la Arqueología y le permitieron participar
excavaciones arqueológicas, aquel en La cueva del Pendo en Cantabria y éste
último en Ampurias. Su relación con Manuel Gómez Moreno fomentó su aprecio por
la conservación del objeto artístico y monumental y el valor de la documentación
y de los archivos. Gomez -Moreno,
arqueólogo e historiador sabio, estudioso de lo hispanoárabe, ligado a la
Institución Libre de Enseñanza, copartiipe de los catálogos monumentales de las
provincias españolas en tiempo de la Repúblicaa, había fundado en 1925, con
Elías Torno la revista: El archivo español de Arte y Arqueología. Era académico
de la Real Academia de La lengua y mantenía una tertulia con Angulo en la
Institución Diego de Velázquez, que tenía entre los contertulios a Helena Gómez
Moreno, Javier Sánchez Cantón, Juan Antonio Gaya Nuño y Rogelio Buendía, Cuando
José Rogelio Buendía vino a Pamplona en 1959, tenía un largo bagaje de
humanismo y cultura por sus relaciones intelectuales en Madrid.
El amor al arte, la edición, la música y la fotografía le
venía de cuna, desde la infancia, por sus orígenes familiares. La publicación que comento informa de su nacimiento
en Huelva, que fue su padre, Rogelio Buendía Manzano[3],
médico y poeta ultraísta, y su madre María Luisa Muñoz de Vargas, novelista y
poeta relacionada con la prensa onubense.[4]
Había pasado su infancia rodeado de artistas. Cursó el bachillerato en el Instituto de
Segunda enseñanza de Huelva, la Asunción de Elche y Ramiro de Maeztu en Madrid
PAMPLONA En su traslado a la
Facultad de Filosofía y Letras de Navarra, medió el historiador Vicente Cacho
Viu ; aceptó Buendía la invitación de D. Federico Suarez Verdaguer, que desde 1955 residía
en Pamplona. Ejercía el cargo entonces de Decano de la Facultad de Filosofía y
Letras, Antonio Fontán. Podía
considerarse una aventura docente universitaria de Buendía, también lo suponía para
sus alumnos de primero y segundo de Comunes donde iba a dar sus clases y casi
también para Pamplona, ciudad en la que en el año 1952 se había fundado el
Estudio General de Navarra y tres años más tarde, el año 1955, se inauguraba la
Facultad de Filosofía y Letra, pero que hasta. el año 1962 el Estado no reconoció
oficialmente los títulos y había que revalidar las notas en la Universidad de
Zaragoza. D Rogelio Buendía se incorporó en.1959 donde permanecería hasta
1967.
MI RECUERDO: Era juncal, de mediana estatura y expresivo
rostro, le caía en la frente como una palmera un flequillo liso ladeado e
indómito de pelo negro; el rostro bronceado y la cara expresiva de ojos algo
miopes. Visto de lejos, por su figura esbelta, su paso rápido y su ademán
inquieto de brazos y de manos ágiles, asemejábase – entiéndase como una
licencia afectiva y nunca desdeñosa-a un banderillero. Todo en su físico
renunciaba a la pompa. Era andaluz de raza y de ceceo. Nunca, pienso, quiso
hacer resaltar todo lo que en su vida dinámica había acumulado en los libros y
fuera de los libros, porque sus lecciones magistrales resultaban las propias de
un artista y de un creador más que de un recopilador de textos. En Pamplona
impartió las asignaturas de Historia General del arte, Historia de
Arte Medieval, e Historia de Arte Moderno y Contemporáneo. En las clases teóricas impartidas, se emocionaba
al hablar de su materia, se conmovía. Más que frío conocimiento lo suyo era
emotiva pasión, enamoramiento. Nunca llevaba fichas ni apuntes; trasmitía su asignatura
con fogosidad contagiosa. En las clases prácticas intentaba diapositivas que
aprendiéramos a localizar la obra mostrada y siempre había algún alumno que la
reconocía y peroraba sobre ella, pero, si ninguno acertábamos, con el mismo
entusiasmo incansable nos hacía averiguar por sus características de que
obra se trataba. Le gustaban los viajes de estudio, porque era partidario de
contemplar la obra in situ y solía desplazarse con los alumnos a ver arte sobre
el terreno: En los itinerarios por Navarra, Estella fue su predilecta; viajó con
la clase a los alrededores, Huesca, Jaca, Bayona, y en viaje de fin de curso a
Italia y a Grecia. Era moderno en su sentido de la pedagogía artística y practicaba
la extensión cultural fuera del aula, así lo había aprendido de sus maestros en
sus excursiones y visitas a exposiciones de pintura en Alemania, Italia y Madrid
al Museo del Prado en Madrid. No he conocido muchos, es verdad, entre el
gremio de profesores universitarios, rigurosos y serios, que explicara su
materia de una forma tan poco convencional porque sabía mucho, pero al
explicarlo, al menos en primero y segundo de Comunes, donde yo estaba, no podía
contener su fuego y trasmitía un conocimiento más personal que el fría académico.
No era rutinario era distinto y enseñaba distinto. Tenía en su forma de amar el
Arte mucho de poeta, de contemplador. A partir de la aprobación en 1962 de los
títulos universitarios en la ya Universidad de Navarra, estaba a cargo de dos
cursos de licenciatura y doctorado en arte. Por su mediación compartía las clases,
desde 1963, con D. Juan de Contreras,
marqués de Lozoya, jubilado de su cátedra en Madrid
La pasión contagiosa del profesor
Buendía prendió. De entre sus alumnos de Pamplona, dos de ellos alcanzaron el
grado de Catedráticos de Arte, Conchita García Gainza, la primera mujer Catedrática
de Arte en España, que impartió docencia en la Cátedra de Navarra y José Manuel
Cruz Valdovinos, catedrático de la Complutense de Madrid.
En 1967, mediante concurso
oposición, D Rogelio Buendía entró a formar parte del cuerpo docente de
Agregados de Filosofía y Letras. en la Universidad de Madrid. Se despide de
Navarra y traslada su residencia a Madrid. En esas fechas se había creado en la
Universidad de Madrid la especialidad de Historia del Arte y y Rogelio
impartirá la asignatura en sus aulas. Desde esa fecha, la vida profesional de D
Rogelio Buendía se desarrolla fuera de Navarra. Informa la publicación que permaneció,
desde 1967 a 1974, en Madrid, como profesor agregado de Historia del Arte.
Impartió Cursos de arte para extranjeros en Cultura Hispánica, ICI y en la
Universidad de Verano de Santander. Ganó en 1974 la cátedra de Historia del
Arte de la Universidad de La Laguna, donde permaneció como catedrático desde
1974 al 76, En 1976 fue catedrático y vicedecano de la Universidad de Barcelona
impartiendo la asignatura Arte Antiguo y Medio. En 1982 volvió a Madrid, catedrático de
Historia del Arte en la Universidad Autónoma donde en 2001 alcanza la
jubilación para convertirse en Profesor emérito hasta 2019.
En esa nueva etapa de Madrid, le
vi dos veces más- Parecía por la cordialidad que todo seguía como si el día
anterior hubiera asistido en sus clases en Pamplona. La primera ocasión fue en
la Fundación March, en 1988, en la presentación del tomo relativo a Navarra
donde Rogelio Buendía se responsabilizaba del Arte; que se sentía
implicado en Navarra, demuestra que la Fundación le confiara el estudio. La
segunda ocasión me citó en su casa de General Oraa, pero no recuerdo a
propósito de qué, sí que era algo relativo a Navarra. o si fue para hablar del
Retablo de Aralar, o para entregarle alguna publicación relativa a Navarra, seguramente
sobre la restauración de El retablo de las Navas, que acababa de
editarse o para embarcarle en alguna aventura en la que entonces estaba
empeñada en la Asociación Cultura navarra de cuya junta directiva yo formaba yo
parte- Fue la última vez que le vi. Acababa de jubilarse. Pensé que
había envejecido bien, tenía el pelo blanco, pero seguía teniendo un atractivo
juvenil y la misma empatía de cuando llegó a Pamplona. Hablamos de poesía y de
su padre, no conocía yo entonces la poesía de su madre. Le pedí que me mandara
un libro y al poco lo recibí: La Rueda de color, poemas ultraístas. Creo
que la mujer de Rogelio está valorando la publicación de la obra de la Madre,
María Luisa Muñoz de Vargas . Me siento en deuda.
D Rogelio Buendía Núñez muere en
Madrid, 2019
La publicación lleva como
homenaje la semblanza de un conocedor de sus etapas universitarias que glosa su
figura. Matías Diez Padrón[5]
escribe sobre su primera docencia en Madrid, José Manuel Cruz Valdovinos[6]
recuerda su magisterio en Pamplona, Francisco Galante[7] lo
hace de su legado en la etapa en la Universidad de la Laguna, Ximo Company[8] su dedicación
en Barcelona y Alfonso Rodríguez de Ceballos[9] de
la de Madrid. El texto, que me ha servido para recordar su paso por aquella
incipiente Universidad de Navarra, documenta su currículum. Remito al texto y
lo recomiendo a los que fuimos sus alumnos, o a los interesados en la historia
del Arte, o del Estudio General y de la Universidad de Navarra. Incorpora
fotografías y una extensa bibliografía
José Rogelio Buendía “Una vida para el Arte”
[1] ÁVILA,
Ana, José Rogelio Buendía, Una Vida para el Arte, Madrid, Editorial Doce
Calles, P. 28
[2] Ibid.,
P. 33
[3] O p. cit. pp.
155- 209 ; https://dbe.rah.es/biografias/9236/rogelio-buendia-manzano
[4] O p. cit. pp.170, 209-215.
[5]
Conservador técnico de pintura Flamenca y Holandesa del Museo del Prado.
Miembro de l´Academie Royal d Árqueología et Historia d l Art de Bélgica, profesor en las cátedras de Arte Moderno y Contemporáneo de
la Universidad Complutense y la Autónoma de Madrid
[6]
Catedrático emérito de Historia del Arte de la Universidad Complutense de
Madrid desde 1988 hasta 2007 es vocal, vicepresidente y presidente de la Junta
de Calificación, Valoración y Exportación del Patrimonio Histórico Español. Es
miembro numerario del Instituto de Estudios Madrileños, del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, académico numerario de la Academia de San Dámaso
de la Archidiócesis de Madrid, académico correspondiente de la Academia de
Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid y miembro honorario de la
Hispanic Society of America de Nueva York.
[7]
Catedrático de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna, profesor,
investigador y consultor académico de la Katholieke Universiteit Leuven
(KU-Leuven)
[8]
Catedrático de Historia del Arte Moderno en la Universidad de Lleida, miembro
de la Real Academia de Bellas Artes San Carlos de Valencia.
[9] Catedrático
emérito de la Universidad Autónoma de Madrid y académico de número de la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando.
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