miércoles, 23 de diciembre de 2020

NAVIDAD 2020

 CAMPOS DE REFUGIO 2020

Lo sé, no hay villancicos. Embellece la música la tierra, pero su armonía no puede consolar a un niño que, en el barro de un campo de refugio, se abraza a otro niño porno morir de frío y agua. Ni consuela al pequeño que llama a su hermanita y la busca por los barracones y no la encuentra, y su nombre no es nombre,nadie tiene el nombre entre los desaparecidos en las redes de los traficantes. Los niños y las niñas están sucios, no se sabe si el color de las manchas en sus piernas es sangre o es mugre, pero con los pies descalzos, encharcados sonríen, mientras hurgan entre la miseria y los harapos las cámaras de la tele de occidente. 
 
No voy a maldecir estas fiestas que no tienen la culpa, ni a escribir poemas justicieros y tristes de derrota, pero tú el símbolo de la hermandad, Navidad, Niño Dios te vas y te vienes mientras los niños siguen por ahí, perdidos. No es solución un puñado de buenas voluntades, aunque palien el olvido y la pobreza, es la equidad: Que ningún bloque, que ningún personaje quiera ser, quiera tener un trozo más de tierra, si derrumba y echa los seres que la habitan. Niño Dios ¿Dónde estás? Nace. Si estás allá en el cielo, manda a los ángeles de la empatía que sobrevuelen a los que los ignoran y desdeñan, que insuflen sentimientos a los poderosos de la tierra para vuelvan los ojos a la misericordia y salven a la infancia y a los seres humanos del pozo de los campos de refugio.
 
Gloria a Dios en las alturas, sí pero ¿qué pasa que hemos olvidado la paz a los hombres de buena voluntad? No hay buena voluntad ni internacional, ni nacional ni familiar ni personal. Los que siembran el odio, la rivalidad y la zizaña quieren poder. Poder sobre los países, sobre los bloques, sobre las familias y sobre las personas.
 
 ¿Qué tiene de cristiano el que encizaña y no para hasta que destruye la paz en las familias y en las personas?¿álguien puede decírmelo? No hay Navidad válida sin la segunda premisa y los que han sembrado y siembran la tristeza el odio y la cizaña, aunque vayan de cristianos no lo son. Es vileza,, destruyen. Eso no lo dices tú, Niño, lo digo yo que soy humana y me incendio.
 
 Mi sentimiento por todos los que faltan por la pandemia y mi gratitud a los que lucharon por ellos y por todos; los que salvaron a muchos arriesgando su vida propia. Esta Navidad 2020, unos por las pérdidas de sus seres queridos y otros por el aislamento, nos enfrenta a un mundo hostil. ¿Nos salvaremos? Echanos, Niño, una lluvia de voluntad, pero de la buena

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