Que cómo conocí la existencia de la navarra eminente Joaquina Eguras, que no en mi tierra, merece una explicación. El Ayuntamiento de Granada en el año 2003 dedicó un homenaje y una escultura a Joaquina Eguaras en una rotonda de la calle que lleva desde 1981 su nombre; yo estaba viviendo en Granada. Siempre he sentido interés por las mujeres históricas y por la cultura de mi tierra navarra; el apellido de la homenajeada, y su austero busto de bronce, las loas que la prensa le dedicaba picaron mi curiosidad. Recordé el palacio de Guaras, precioso palacio renacentista situado enfrente de la Seo de Tarazona, el apellido de la nobleza Eguras de Tudela, La Vaguada de Eguaras en la Ribera. Guaras e Eguaras, de ambas maneras lo citan los documentos. Por otra parte el segundo apellido, Ibañez, era muy navarro. El brillante curriculum de la homenajeada me hizo indagar en su biografía. ¿Sería de origen navarro? ¿Quién era esa mujer tan brillante y tan querida por los granadinos?
La consideraban una de las primeras mujeres intelectuales de la Granada contemporánea. El periódico El Ideal la había denominado, con Lorca, con Ganivet, con Martín Vivaldi , Luis Rosales y otros pesos pesados de la cultura, una de los cien granadinos mas ilustres del siglo XX.. Joaquina Eguaras, era, efectivamente, como más tarde comprobé, ilustre, también era paisana nuestra desconocida. No recordaba que figurase entre las mujeres reivindicadas por las mujeres feministas navarras, ni por las oficialidades forales, ni tampoco conocía ni conozco calle dedicada ni escultura que la represente. ¿Por qué no hacerla también llegar aquí como paisana nuestra, ya que nació en Navarra?
A
mi venida a Navarra busqué en el Archivo Diocesano su partida de
bautismo. Pensaba habérsela enviado a Emilio de Santiago, un sabio
arabista, profesor de la Universidad de Granada y reconocido
internacionalmente, que solía acompañar a las más altas autoridades en
su visita a la Alhambra. Yo no conocía a
de Santiago de nada pero me admiraba por la sensibilidad y la pasión con
que hablaba de Eguaras, amiga de su familia y compañera suya. Pensé
mandarle la partida de una manera anónima por su culto a la amistad y la
fidelidad en su afecto por la insigne dama, pero no llegué a tiempo
porque falleció. Guardo la partida.
Joaquina Eguaras nació a las 12 de la noche en Orbaiceta el 10 de enero
de 1897, hija de Nicoláas Eguaras, natural de Pamplona y residente en
Orbaiceta y de Joaquina Ibañez, de Orbaiceta. Fueron sus abuelos Carlos
Eguaras y María Martínez de Pamplona y Babil Ibáñez, de Pamplona y
Felipa Róspide. de Orbaiceta. La niña debió tener problemas en su
nacimiento, pues fue bautizada en casa de sus padres por extrema
necesidad. y le fueron administrados los santos óleos por.el cura de la
parroquia de San Pedro que inscribe el nacimiento. Fueron sus padrinos
José y Francisca Ibáñez.
La profesión militar del padre hizo que en 1899 la familia se trasladara a Granada. Sus biógrafos la sitúan a viviendo en el Realejo, el barrio judío, uno de los más bellos de Granada. Tras superar la primera enseñanza, cursó en 1912 Magisterio teniendo como profesora a Gloria Giner, esposa de Fernando de los Ríos. Como algunas de las mujeres pioneras, desde Magisterio convalidó asignaturas al bachillerato para acceder a la Universidad. Inició en 1918 la carrera de Filosofía y Letras, convirtiéndose en la primera mujer matriculada en la Facultad de Letras y la tercera mujer universitaria de Granada. (La primera mujer universitaria se había matriculado en Medicina, la segunda en Farmacia) Como muchas mujeres universitarias de su época, tuvo al entrar en la Facultad que resistir presiones, dada la dificultad de que en esos pretéritos tiempos se aceptase la asistencia a clase de mujeres. En 1922 concluyó su Licenciatura con Premio Extraordinario y Matrícula de Honor en todas las asignaturas.
Tras finalizar sus estudios, ejerció la docencia como Profesora ayudante de prácticas en la Facultad de Letras, y lo compaginó desde 1925 con una plaza de profesora de Literatura Española en el Instituto de Enseñanza Media de Baza. Fua la primera mujer profesora de la Universidad de Granada y hasta 1935 la única. La Junta de Ampliación de Estudios de la Institución Libre de Enseñanza le otorgó una beca en 1929 para ampliar estudios en Inglaterra, pero no la disfrutó y prefirió continuar en Granada.
En 1930 opositó al Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, sacó brillantemente la oposición y fue nombrada Directora del Museo Arqueológico y Etnológico. Firmó su nombramiento D Emilio García Gómez, su maestro y uno de los más prestigiosos intelectuales de la Escuea de Estudios Históricos de Menéndez Pidal. Allí trabajó durante 37 años.
En
1932, se crearon en Madrid y Granada la
Escuela de Estudios Árabes. Desde su inauguración se incorporó primero
como becaria, después como bibliotecaria, desde 1941 ejerció también de
profesora adjunta de la sección de Filología y Árabe literal. Posteriormente fue secretaria de
la misma. En 1940 fue Profesora auxiliar de Árabe y Hebreo en la
Universidad de Granada. En 1944 presentó su tesis doctoral en Madrid
dirigida por D. Emilio García Gómez: sobre Kitab al Filaha: Tradución,
trascripción y anotación del Tratado de Agricultura de Iben Luyun con el
que se inicia los estudios sobre agricultura andalucí y que fue
posteriormente publicado por la Universidad de Granada en 1975.
Continuadora de Miguel Asín Palacios y Emilio García Gómez, experta en Lengua, Historia y
Arte de la España musulmana; divulgó y ahondó en el conocimiento del
legado con conferencias y publicaciones. Durante su dirección en el Museo Arqueológico y Etnológico de Granada impulsó las
excavaciones arqueológicas en toda la provincia, amplió las colecciones
del Museo y efectuó una gran labor de divulgación y de publicaciones
sobre las mismas que fue reconocida internacionalmente.
Gran interés demostró por las traducciones de textos, elaboración de
catálogos patrimoniales, divulgación de los estudios, adquisición de
fondos. Encomiable su labor de recuperación de la Casa del Castril en la
Carrrera del Darro y del patrimonio artístico de la provincia, Se la nombró durante la Guerra civil secretaria de la Junta de la Cultura
Histórica.del Tesoro Artístico de Granada y asumió la jefatura
provincial del Cuerpo de Bibliotecarios y Archiveros, responsable de
biblotecas de frentes y hospitales y depuración de libros
Los granadinos que la
conocieron hablan igualmente de su bondad, de su sencillez y de su
afabilidad, tan valiosos en ella como su sabiduría de profesora, de
archivera, de arabista.. No se casó. Ignoro si tuvo hermanos. Creo que en Navarra quedan algunos familiares que no conozco. Animo a sus parientes a añadir datos.
Quiero, enemiga de adornarme de méritos ajenos, afirmar que todo lo dicho,
excepto los datos de su partida de nacimiento, decir que no son aportación es
personales mías sino de las abundantes informaciones que de Joaquina
Eguaras Ibáñez se encuentran en su extensísima ficha de la Real Academia de
Historia, así como a otras publicaciones de la JAE, de la Universidad de
Granada., o de historiadores y escritores granadinos. A ellas remito
Distinguida con la Encomienda de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, Medalla de Plata al mérito de las Bellas Artes y Orden de la Mehdawiya. Fue Miembro Correspondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid ,Miembro de la Junta Conservadora del Tesoro Artístico de Granada, Miembro y Secretaria de la Comisión Provincial de Monumentos, Delegada Provincial del Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas en Granada; Miembro de Número de la Real Academia de Bellas Artes Ntra. Sra. de las Angustias de Granada, Miembro Correspondiente de The Hispanic Society of America, y Miembro de Honor de la Asociación Española de Orientalistas. Murió el 25 de abril de 1981, dejando escuela, amigos y una obra de reconocidísimo prestigio intelectual
La vida a veces nos lleva por lugares extraños, y tal vez no importe, que lo importante sea seguir la vocación que marca ¿Hubiera sido posible un currículum parecido si Joaquina Eguaras no hubiera abandonado su tierra natal? ¿Hubiera estudiado? La que esto escribe piensa que no. ¡Tierra dura la nuestra!
Muchas gracias.
ResponderEliminarGracias a ti, Cristina, por dar las gracias. un abrazo
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