domingo, 8 de marzo de 2020

Encuentro el camino hacia el feminismo


Debió de ser allá por 1976 cuando yo leí "Entrevista con la historia de Oriana Fallacci". Ese fue mi principio de búsqueda y mi encuentro con el feminismo. Allí empecé el camino. No fue  un camino basado en la filosofía de Simone de Bouvoir, a quien leí más tarde, ni tampoco la lecturade Betty Friedan, aquien también leí. Lo mío fue más a ras del suelo, de esa necesidad preguntona que una tiene de solucionar su curiosidad buscando entre los libros. Dije, y sigo diciendo, que la Transición puso en pie todas las batallas por la igualdad y la libertad de la mujer, y no hay batalla si no hay conciencia de la necesidad de librarla y cauces para  saber que es justa y que merece la pena intentarlo. Afirmo que aquella etapa abrió inquietudes en  el colectivo, desde mi punto de vista penosamente marginado durante el regimén franquista: Las mujeres. Quizá algunas no tuvimos conciencia de serlo hasta que aprendimos que  podíamos vivir una vida luminosamente diferente y que la merecíamos. El cambio político sacudió  conciencias, y entre ellas las de las mujeres, o quizá de aquellas mujeres que, pese a nuestra formación, no teníamos intereses políticos ni a favor ni en contra.  Hablar de una misma siempre es complicado, así que entiendo que algunas mujeres del siglo XIX utilizaran seudónimos porque con nombre prestado  es más fácil desnudarse; no lo voy a hacer, porque es sano hablar con nombre propio, aunque difícil. Quizá es mi reivindicación, o una de mis reivindicaciones, asumir lo que una es y cómo ha llegado a serlo. Las entrevistas de Oriana me hicieron detenerme en dos de las mujeres más importantes de la vida política de entonces, Indira Gandi y Golda Meir. ¿Por qué , a pesar de que ambas habían llegado a lo más alto de la política, regir sus paises como Presidentas, las dos se culpaban de haber desatendido algo o mucho  sus obligaciones familiares? ¿ por qué ese descontento al juzgarse a si mismas? ¿qué nos pasa a las mujeres que no les pasa a los hombres? Llegar a ser, ser del todo, ser el máximo, merecer el reconocimiento de unas naciones tan importantes como Israel o la India, o del resto de las naciones  ¿no es suficiente? Algo me hizo detenerme allí, precisamente en esa constancia de la insatisfacción de dos estadistas que a muchas mujeres nos parecían envidiables. Busqué respuestas nuevamente en los libros, y era un gozo ver en los escaparates de Espasa o Fuenteteja, librerías , libros que unos años antes hubiéra sido impensable que pudiéramos leer. Así encontrá Cuatro ensayos sobre la mujer, de Carlos Castilla del  Pino. Carlos Castilla del Pino era psiquiatra en Córdoba y era comunista. Pero yo nunca he hecho caso de las ideologías, si lo que dice aporta; en honor de la verdad nunca fui comunista ni lo soy, voy por libre. Lo leí de cabo a rabo. Y luego le escribí y me contestó. Ese fue el camino de ir encontrándome a mi misma, condición indispensable para encontrar y entender a los demás. Pero dejo a otra entrada, quizá, el continuar contando.

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