Me llega en el correo un poemario de Hugo Liaño, amigo de juventud
cascantina. Hugo apareció en el Cascante de nuestra adolescencia
desde Zaragoza. Su inclusión en la pandilla venía precedida por la
recomendación de Manuel de San Cristobal y del tafallés José
Cabezuso Astráin, amigo de Faustino Corella y pregonero. Siempre el grupo navarro en Aragón fue numeroso, en aquella época los
catedráticos Francisco Indurán y José María Lacarra, y otros
muchos, alguno de ellos cascantinos, como el bibliófilo Alfonso
Fernández, el pintor Jesús Lapuerta y Manuel de San Cristobal,
militar y padre de nuestros amigos Mª Dolores y Tomás, y los Ayala
los Lamarque, los Duplá y los Ximénez de Embúm, también de la pandilla.
Sirva este inciso para explicar que la venida de Hugo en una tierra
donde las pandillas se forman en la infancia, traía en su haber,
además de la recomendación del grupo navarro, su condición de
“poeta”, cosa entonces a nuestra edad juvenil algo insólito y
meritorio. La revista Pregón, dirigida por el turiasonense Faustino
Corella casado con cascantina y director de Pregón, acababa
de publicar un poema suyo. La revista era prestigiosa y no incluía a
cualquiera. El poema estaba dedicado a Juan Ramón Jiménez, debió
ser escrito en el momento de su muerte, así que fecho el poema en
1958 .Tal conmoción causó eso de codearse con “poeta” aunque
han pasado tantísimos años recuerdo al menos textualmente el
final: Es que no veo nada/ he debido olvidar los ojos en la
tierra.
Como vino se fue algún verano.
Lo reencontré por los a los años 80 en la calle Doménico Escarlatti,
cerca de Julián Romea donde yo tenía mi casa. Vivía en Madrid y era
neurólogo Se había casado con una chica de Tarazona muy guapa.
Lo vi en Cascante al cabo del tiempo
mirando a lo que fue la casa con terraza de la amiga de la que en su
juventud estuvo enamorado. Me dijo que volvió para recordar, sus
paseos en bicicleta, lo que quedaba de nuestra pandilla, su paraíso
perdido. Estaba jubilado y daba vueltas sin rumbo fijo con aire de
despiste. Hugo no ejerció, me dijo, como oficio el ser poeta, había
ejercido durante treinta años como jefe de neurología del H.U
Puerta de Hierro de Madrid y como profesor de Neurología en la
Universidad Autónoma de Madrid. Se hizo neurólogo, pero tampoco
perdió la poesía: “En definitiva el neurólogo y el
poeta apasionado no son sino el haz y el envés de una misma hoja”le
pedí que me mandara sus poemas
Volví , tan sólo por ver
el tiempo que ya pasó.
Por el camino de polvo
estaba acostado el sol.
Belfos labios, los ribazos
contaban vieja pasión.
Entre las cañas doradas
mi tristeza se cortó.
Volvió tan solo por ver
el tiemo que ya pasó.
Menos fogosa la sangre
y algo más ronca la voz.
(Nostalgia, pg 67)
Editó el poemario en el 2017.
Leo en su currículum que es académico de la Real Academia de
Medicina, que preside
o ha presidido sociedades científicas de España, Europa y América
y que ha sido profesor en las universidades de Londres, Oxfort, La
Habana, Roma, Córdoba (Argentina) San José de Costa Rica, Burdeos y
Rabat y ha sido representante de España en la UNESCO y
en la Unión Europea de médicos. Medalla de Honor del Ministerio de
Asuntos Exteriores de España.
Gran Cruz de Honor de Oro de
la comunidad de Madrid. Me
sorprende de que en su intensa vida profesional pudiera respirar en el libro de poemas que recibo:Una
vida en Verso.
Esa
otra parte de la ciencia que es el su envés, como dijo Hugo, me ha
intrigado. Sus reflexiones científicas revelan la otra realidad, la
del cerebro humano "Neurología y poesía, razón y corazón,
ciencia y conciencia son tres binomios en una rima consonante", leo.
Los
hallazgos de la reflexión científica serían la explicación de la
inaprensible actividad artística que solo se muestra cuando la
emoción se hace objeto artístico. Antes de ponerme a leer los
poemas
me he detenido en dos de sus
argumentos:
"La Neurociencia enseña que solo cuando un hecho emociona queda
bien grabado en la memoria remota."
Si la emoción es la materia de lo
que queda grabado, el arte, y en él la poesía, es el objeto artístico
conseguido a causa de ese temblor inteligente que se trasmite,
aunque el que la escriba no busque más que retener la emoción que
un día sintió o la que está sintiendo, inteligencia o dolor, amor
o temporalidad. Cada poema, pintura, o canto es un intento de fijar
en la memoria lo que no queremos que pase - o lo que no quiere pasar- y
retenerlo en nuestro disco duro. Así . Este libro de poemas de mi
amigo sería una recopilación de los momentos que le emocionaron y que no quiso olvidar.
Es este poemario, con sus poemas dispersos, la memoria escueta de
toda una vida. Una vida, parte de la cual yo pude conocer, como quizá
el mismo olmo, o los chopos, o el reloj, o el tictac o el tren
escachamatas.
"La emoción estimula y sostiene la atención, y mejora el
aprendizaje"
Emocionarse es aprender. Sí la
emoción vivida consigue dar respuesta a una pregunta, y cada
respuesta un avance conseguido en el aprendizaje; si
la ciencia neurológica admite que emocionarse cientificamente es
algo que debe de buscarse y no negarse, cerrarse a la emoción es
cerrar la puerta al crecimiento de la inteligencia humana. ¿Es
entonces el arte creado tras una emoción una respuesta válida, en
primer lugar para uno mismo y, en segundo lugar, para responder a los
que, viéndolo o leyendolo, se emocionan? Me gustaría que mi amigo
ampliase sus reflexiones.
Una Vida en Verso :
Se
ocupa el poemario de un centenar largo de poemas de toda una vida,
así el título, desde los primeros, fechados en 1956 hasta los más
actuales en 1997 y los sin fecha La extensión del tiempo transcurrido
confiere a los poemas formas poéticas de distinto corte e
influencias. El poemario se compone de 7 apartados: Amores
y desamores;
Otras emociones;
Poemas de la palabra;
Escenas; Escenas
taurinas; Escenas Festivas y Jocosas;
Poemas de conciencia religiosa.
La temática responde fielmente a los apartados, aunque dentro de
ellos haya poemas de muy distintas fechas. Desde el punto de vista
formal hay multiplicidad versal: extensos versos libres, versos de
rimas y métrica tradicionales con inclusión de sonetos; versos
arromanzados con rimas asonantes; y versos heterométricos con
libertad de rimas. En sus ritmos y factura encontramos ecos que
acusan lecturas de de Machado, como el dialogado: La Torre
triste y sola (pg 69) y de la generación del 27 :
Lorca: En esa curva
del río (pg 68) Diego
(Anochecer en Silos)
Salinas (Amor no correspondido). Modernismo y malditismo en
temas decadentes de Beaudelaire o de Manuel Machado o Verlain: Bohemia
(pg 199) Fiesta (pg197) En la juerga flamenca (pg
195) o los símbólicos de Antonio Machado (La fuente seca
) o los ritmos modernistas de
Rubén:
Hoy tiene la noche un color extraño
por entre el plumero de aquel largo chopo,
que al temblar sacude, cual pagano
hisopo
las gotas de luna por el verde paño.
Hoy no se asemeja a un murmullo huraño
el roer del río, incansable topo,
y aún esta congoja que en mi pecho arropo,
parece que sabe a optimista engaño.
Entonan los grillos un cántico nuevo,
su música es menos estridente y vana,
y hasta el cementerio está menos yerto.
Quizá es que huye la pena que llevo
porque oigo a lo lejos latir la campana
y no me doy cuenta que repica a muerto.
Enfrente me observan los ojos del monte
candiles lejanos de aldea que vigila
o tal vez centellas de feroces lobas.
Y yo, la mirada fija al horizonte,
voy viendo que pasan mis horas en fila,
como brujas negras sobre sus escobas.
(Serenidad, 1956, pg 66)
Una vida da para mucho y los hombres
y mujeres vamos evolucionando y completando nuestra biografía, como
demuestra Hugo Liaño en su versos. De aquellos de 1956 en un chico
de 15 años al de un madurez así el amor y el desamor de ese primer
apartado: Desde la distancia (
pg129) o la hija: A mi hija la que está llorando (pg 119).
El cansancio: Stand
Clear and the door:
Tengo frío por dentro
no me duermo en la noche y siento miedo.
¿Qué me queda por ver en el espejo?
la arruga y el cansancio,
el dolor y la ausencia de esperanza,
honores y medallas que no quiero,
ambiciosas personas que me hieran
y un memorable entierro...
Se van alejando aquellos poemas
juveniles de despedida de colegio, aunque siguen enraizados en una
fe religiosa que la vida no le ha hecho perder en las que cabían las
oraciones Desahogo místico (
pg 212) y El ángelus
(pg 216). La heterogeneidad del tiempo y de los temas prestan al
poemario un carácter no unitario y sin embargo rico en matices, en
cambios de estilo. Se suceden poemas a la naturaleza y el paisaje
Por la orilla del lago ( pg 89 )
Chopos en enero y de las ciudades Nostalgia Tafallesa (pg 175) Medina de Fez (pg 111) Barrio de Santa Cruz (pg 113). La
búsqueda filosófica inspirada en Wittgenstein (pp 101-103) donde se
ha llegado tanto a la total libertad versal como literaria. Se preocupa del
tema social: Estampas del suburbio (pg137) Huérfano (pg142)
El mendigo ciego (pg143). Como
Bergamín y Manuel Machado lleva al poema la música y los toros,
Banderillas (pg87) Tarde de toros (pp185-86)
poemas misceláneos en los que predomina la voluntad de hacer de los
recuerdos una emoción: literatura;y que logra con facilidad, pese a que el autor se haya dedicado a otras tareas
científicas, que no tanto creativas.
Muestra Liaño su espíritu humanista y
su necesidad de reflexión en este apuntalamiento de las
emociones. Y nos abre la necesidad de un cuarto ensayo sobre la emoción y la memoria. Círculo vital todavía abierto, yo quisiera acabar este encuentro poético con el poema que le publicó
Pregón, allá por 1958, a sus 17 años y que le abrió nuestra
admiración de adolescentes:
A JUAN RAMÓN JIMÉNEZ que murió ayer:
Llega la noche brincando sobre tejados marrones
De la opaca hoja del cielo yo solo veo el envés,
la estación de mis canciones
-precoces hojas de escarcha
una
más blanca y grande la luna-
y aún así ¡qué hermosa es!
Tú que has tomado el tren de la eterna marcha,
tú que tienes el haz de mi cielo a los pies,
dime ¿qué es lo que ves?
¡cuéntame tu mirada!
¿Por qué enmudeces?
¿Hay algo arriba que te aterra?
……….
¡Es que no veo nada!
He debido olvidar mis ojos en la tierra!
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