lunes, 10 de diciembre de 2018

A propósito de una cita de Concepción Arenal

Estoy leyendo  la biografía  escrita por Ana Caballé, profesora titular de Literatura Española de la Universidad de Barcelona y responsable de Unidad de Estudios Biográficos (UEB) : Concepción Arenal, la caminante y su sombra. Madrid, Taurus, Juan Mach, 2018. Ana Caballé ahonda en la trayectoria biográfica de una de las más grandes figuras del siglo XIX, su periplo vital y su visión  a través de todas las obras, tanto literarias, como de pensamiento, como de ensayo considerado reformista por la sociedad de su época.  Pero sería audacia e imprudencia por mi parte intentar reflejar aunque fuera una de la mínima parte de lo que Caballé aporta, y de lo que Arenal supuso y sigue suponiendo. Necesito una lectura más reposada, ya que, advierto , una cosa es saber levemente como sabemos de oídas  quién era Arenal y otra poder alcanzar, aunque sea para contarlo, la grandeza de su pensamiento. Si se me permite la burda metáfora: es como si yo quisiera explicar a alguien que no lo ha visto, como es el alto vuelo del águila real en el firmamento, el despegue de sus alas, la velocidad, la grandeza, la fiereza, la altivez, los ojos que no se deslumbran. Me daré tiempo para contarlo, para intentarlo. Pero no resisto, porque me impactó por su profundidad, una cita aparentemente casual que Caballé toma :

"La verdadera dignidad es el respeto de si mismo, no puede hacer nada que le haga despreciable a sus propios ojos. Aunque nadie sepa, aunque nadie sospeche el fraude con que se sustrae el oro, el golpe que hiere, el veneno que mata, la calumnia que infama;aunque el mundo, engañado, honre al culpable, su dignidad se perdió con su virtud, porque, como ella, sale de las profundidades de la conciencia y no entra como un vano rumor por los oídos. El abuso de la fuerza, el de confianza, la astucia, la doblez, el engaño, la mentira, todos esos componentes del delito, repugnan al hombre digno, el cual se aparta de elos instintiva e instantaneamente, sin reflexionar, al modo que cierra los ojos cuando se acerca un cuerpo que puede causarle daño. La dignidad es un compuesto donde entran muchos componentes, pero que si es dada, suple muchas cosas y no puede ser suplida por ninguna, en ciertas circunstancias de la vida,  en algunas horas de la historia"

domingo, 9 de diciembre de 2018

Carmen Baroja Nessi:I Recuerdos de una mujer de la generación del 98,




Asistí a la presentación en Pamplona de la obra de Carmen Baroja en el Casino Principal Con voz propia. Pensé que debería escribir sobre ella, pero me asaltaba la duda de si debería empezar desde el principio, desde el día que en la Residencia de Estudiantes cené con Antonina Rodrigo y Amparo Hurtado y otra profesora ¿Varela? y la doctora Hurtado nos contó estaba trabajándolo para publicar el diario de la Baroja. El tema de la publicación del Diario me interesó por la personalidad de la biografiada y esperé a que el libro saliera. A veces ocurre que, si no estás atenta, publicaciones interesantes se agotan sin que puedas más tarde hacerte con ellas, así pasó con “Tres Barojas” que editó Pamiela y es irrencontable.

Empezaré por el principio, Recuerdos de una mujer de la Generación del 98. Barcelona, Tusquet , 1999 editado bajo la responsabilidad de Amparo Hurtado, catedrática de la Universidad Autónoma de Barcelona. ¿Quien era Carmen Baroja? Bien merecería llamarla como el segundo título de sus textos : una mujer “con voz propia”. Sus opiniones son absolutamente independientes, no se parece a nada ni a nadie. Ahora, al relerlo para subirlo al muro, siento el mismo asombro que cuando lo leí en 1999, porque Carmen Baroja era valiente en sus juicios sobre ella misma, sin un ápice de autocompasión, ni pedantería. Y era sincera en sus juicios sobre los personajes a los que conoció y con los que compartió la escena cultural de la época. Su imparcialidad desmitificadora y la desacralización de algunos, el parco y buen criterio sobre otros y su personalidad para mantener una opinión, casi siempre única y discrepante de lo que acostumbramos a leer sobre ellos, me dejaron perpleja. Esa forma tajante nada rencorosa, pero si crítica, de juzgar a personas famosas, algunas muy unidos a ella como sus hermanos Pío y Ricardo, la pedantería de algunos, la cursilería de otros, el arribismo de las y los republicanos. No se casa ni con cirios ni con troyanos, ni tan siquiera con ella misma, eso hace que resulte su punto de vista rápido, original y auténtico y desprovisto de prejuicios religiosos, políticos o sociales: Ortega, Marañón, Rivas, Azaña, Kent, Matilde Huici, Giménez Caballero, d Órs, Solana, Gómez de la Serna, Azorín, Aragoneses, Magda Donato son relaciones que a otra llenarían de vanidad, pero no a la Baroja.
El diario está escrito con posterioridad a los hechos (1943-1946) así que es interesante saber que etapas recoge y cuales las que, con un velo de misericordia o tristeza, evita.
Es una mujer cuyo sentido profundo de la vida da importancia a lo que realmente lo tiene para ella y que puede pasar de tocar el piano a cuidar cerdos. Se supone que una biografía puede utilizarse como justificación de lo que no gusta de la trayectoria propia, entonces no son al uso estos Recuerdos. Hace un balance de ella misma: “jovencita romántica, casada defraudada, egoista por pedirle a la vida más que lo que la vida le dio y al fin madre orgullosa y feliz vieja y mayor con sus hijos. No no es egoísmo ese “tedium vitae “que acusa”. Propio de la mujer del siglo XIX, es el mismo que el de las mujeres escritoras de principios de siglo, como el de una autora navarra de principios de siglo cuyo diario en este momento estudio, es la disconformidad con no poder tener un proyecto propio. Las mujeres de la burguesía eran educadas para señoritas casaderas, y educadas en música, pintura , idiomas y elegancia, así se la educó. Aunque no sea punto central esa protesta, existe la disconformidad con su falta de estudios, la despreocupación con que los suyos discriminaron con distinta vara de medir a hombres y mujeres, la moralina con que se educaba a las chicas totalmente distinta que la de sus hermanos, el egoísmo de éstos por dar por bueno el sinsentido. Mira con piedad a las casaderas y a sus madres; y hay rechazo de la situación. Tedio de vida también en un matrimonio convencional y al uso que no le dio cancha y la redujo:

Si hubiera tenido medios propios, en alguna ocasión hubiera agarrado mis hijos y me hubiera marchado, pero no tuve nunca medios, ni serví para ganar nada por falta de preparación, ni tuve coraje para intentarlo ni de soltera ni de casada. Probablemente, ha sido mejor (pg 45)

Su gusto era auténtico y la música y la pintura fueron más que una afición caminos de conocimiento que formaron en parte su carácter y, hermana pequeña, buscó en el contacto con sus hermanos ampliar el horizonte. Con Pío estuvo en París una temporada recorriendo museos y aprendiendo a desarrollar su verdadera pasión por la orfebrería, en la que llegó a ganar medallas, a pesar de que echó en falta una educación profesional que la ayudara a controlar el oficio. Con Ricardo compartió el taller y aprendió técnicas. Es 1926 etapa feliz porque participa en dos actividades que hace suyas, la creación del teatro El Mirlo Blanco en el piso de su hermano Ricardo y su mujer Carmen Monne y la fundación del Lyceum Club. La primera la sacó del aislamiento intelectual, que agudizaría más, pienso yo, su sensación de no ser comprendida ya que no fue compartida por su marido. Y la segunda fue importante para encontrar un espacio propio y darle la responsabilad de la dirigir la Sección de Arte del Lyceum club, de conocer a Luis de Hoyos, catedrático de etnografía, folklore y a artes populares de la Universidad de Madrid, y de compartir con un grupo inquieto de mujeres la necesidad de “una habitación propia”, aunque su espíritu crítico no le permit bajar la guardia con respecto a ellas, de hecho cuando consideró que se había politizado, abandonó el Lyceum. Esa fue una de las cosas que me chocaron en la primera lectura de 1999 “Yo era francamente feminista”, en pasado. Quizá, pienso yo, que el feminismo era y es un movimiento colectivo y sería difícil para una mujer no gregaria aceptar todas y cada una de las opiniones, cuando las opiniones empiezan a contrastar con las propias, ya que opina “ se ha politizado”. No está muy por la labor de que la República fuera positiva, hay palabras de compasión con respecto a la familia Real y de condena de la actitud de los nobles con respecto al Rey, también en eso va contracorriente con sus amigas del Lyceum club. Hay en los textos un rechazo de la política de la República; y en la guerra de los dos bandos en contienda, que pasa casi de puntillas, pero hace constar su condena de los modos de los requetés y de la posición de la Iglesia, a pesar de que es vascamente religiosa y respetuosa con la tradición y entierra a su madre con toda la liturgia habitual en los ancestrales formas religiosas de la vasco- navarra Vera de Bidasoa. El uso de sus manos para sembrar patatas o plantar la tierra, es narrado con la misma satisfacción de la que hablaba de su trabajo con los esmaltes o con las labores, sea trajes, encajes, reposteros, restauración de arquetas, bancos eclesiales o decoración de la casa.
Amparo Hurtado traza su biografía estructurando las etapas por las casas en que vivió, muy interesante y oportuno, porque entiendo que en esa fijación por “la casa” es la necesidad de arraigo de una mujer que yo considero esencialmente vasca. Etxeco andrel Y no lo digo por forofada – yo soy navarra pero no soy vasca- sino porque encuentro en su sobriedad, en su austeridad , en su dureza de juicio, en el sentido exquisito y selectivo de gusto por lo bello y bien hecho, en su amor a la música , en la fortaleza de su maternidad, en su prácticidad que ella misma reconoce como propio de su tierra, cualidades que me son conocidas por cercanas. La casa es uno de los símbolos más enraizados en lo vasco.
La guerra, vivida en Vera de Bidasoa, es contada con una narración objetiva y es en esa objetividad donde encontramos el horror de lo vivido, aunque no lo adjetive.
De vuelta a Madrid, la vida de Carmen Baroja, quizá ya no es tediosa, se siente útil: La compasión por su marido, reconstruir la casa, hacerla habitable, lidiar con la precaria economía de la posguerra, sentirse necesaria. Su crítica se extiende a la rapiña de los nuevos conquistadores que arrasan lo anterior. Vieja y viuda es feliz. Su felicidad son sus sus hijos, es sabido que estuvieron muy unidos a su madre, no solamente por amor sino por los vasos comunicantes de las propias aficiones, profesiones y gustos; compartían su fe en el Arte y la Ciencia, estaba orgullosa de ellos. Las ambiciones que decía tener de jovencita ya nada importaban. Nada dice Carmen Baroja de sus colaboraciones literarias. Al casi final de su vida habla de la trayectoria de sus hijos, Julio, del que se siente orgullosas y de Pío, el chico. Luego hemos sabido también  que su vida intelectual se hizo constante y prolongada. El balance de una vida, escrita con agilidad barojiana, es el de una mujer inteligente, curiosa, luchadora, profunda, culta, refinada, práctica.
La responsable del estudio, Amparo Hurtado, respetuosa con los textos, añade aclaraciones y notas y hace un resumen de la vida y también de la época cultural en que Baroja se inscribe. Añade una oportuna y breve biografía de las personas citadas. Mi balance: Muy interesante, un buen trabajo de la doctora Hurtado y un texto imprescindible para los que buscamos entender las razones humanas a través de los notables protagonistas de su época, en este caso el 98 femenino.

jueves, 18 de octubre de 2018

DOMINGO 11-7-1852: Las mujeres escritoras



Creo que mucho ha cambiado la posición de la mujer, aunque incomprensiblemente, pese a la educación que pedían algunas bravas pioneras y que es un hecho hoy,  sigue existiendo un placaje, y también menosprecio, en los juicios que algunos "intelectuales" hacen sobre su valoración de la mujer escritora ¿Sería posible un ME TOO  literario? Seguro que si. Pero no es el blog lugar para ajustes de cuentas. Pienso que un intelectual no bloquea, sino que crece y se divierte con otro que ofrezca una visión distinta; y que solo los mediocres, o los egocéntricos, o los narcisistas  invaden, bloquean, agreden y menosprecian- y copian- las visiones ajenas. Una cosa es la competitividad y otro que se utilice desde la superioridad inexistente del sexo. No existe. Escritores hay mucho más blandos e inanes, la fortaleza lingüistica y literaria y la capacidad de ahondar y de expresar no es atributo del sexo.


Mundo Cane. Pero vayamos al texto de 1852



 Domingo 11 julio 1852


LAS MUJERES ESCRITORAS

La vida literaria sobrepuja por sus emociones y sus luchas las fuerzas de la mujer


Existe una prevención reconocida hasta por los países más privilegiados contra las mujeres literatas, o por otro nombre marisabidillas, etc.

Esta presunción, por desgracia general, ha arredrado a muchas en la carrera de la literatura. El temor de la crítica del público ha cortado no pocas veces los vuelos al genio general; pero las más se ha estrellado contra ese eterno anatema que sin cesar fulminan los hombres sobre las que, sin arredrarnos por los obstáculos que embarazan de continuo la escabrosa marcha que seguimos, tratamos de sostener a todo trance con la pluma nuestros desatendidos derechos. Hombres hay que no tomarían por esposa una mujer de reconocido renombre literario por cuanto oro reproducen las californias. Razones mil podríamos aducir en contra de tan absurda preocupación, pero nos abstendremos muy bien de hacerlo, tanto porque ya se han tomado este trabajo plumas más autorizadas que la nuestra cuanto porque, al ofrecer al público los primeros rasgos del genio femenil, hemos previsto los inconvenientes que acarrea la vida literaria, y el ya citado, por carecer absolutamente de importancia para nosotras, no nos hará cejar ni un ápice el propósito que nos guía. Pasaremos pues a tratar bajo otro punto de vista la cuestión.

Es ciertamente en los hombres una crueldad inaudita censurar de continuo a las que después de cumplir las obligaciones que nos imponen nuestro sexo y estado cultivamos las letras; ocupación que, si bien miramos como un objeto de recreo a las tareas domésticas, es la carrera en que emplean su vida muchos de ellos. Si fueran imparciales ¿no confesarían francamente que nuestra conducta es más digna de elogio que de vituperio? Preciso es alegar, en nuestro abono, señores, que si tal prevención abrigáis contra nosotras es porque sois testigos de eso que llamáis nuestros triunfos y no presenciáis nuestros afanes ¿Imagináis tal vez que al lanzarnos a la arena literaria recorremos una senda tapizada de flores y embalsamada de perfumes, y que llueven a nuestros pies coronas de laurel pero para ceñirlas no tenemos más trabajo que colocarlas en nuestras cabezas? Ah! Dirigid una ojeada rápida a nuestra vida, seguid nuestros pasos y presto saldréis de vuestro error.

Vednos volver a horas avanzadas de la noche del teatro, las sociedades, ect. Y, en vez de entregar el espíritu en manos del sueño, ocuparnos en ojear pesados libros cuyo solo aspecto haría horripilar a más de una de nuestras amabilísimas doctoras. Vednos en los parajes públicos que frecuentamos, y en el retiro de nuestro gabinete, cercenando el tiempo a las distracciones y al descanso para atender alas multiplicadas obligaciones que sobre nosotros pesan. Pero no, no os toméis tan pesado trabajo; fijad una mirada en el semblante de la más modesta escritora, y un ligero examen lo explicará todo. Sus ojos rodeados de azulados círculos, su frente, prematuramente surcada, y su presencia abatida ¿no os revela que pasa tal vez largas horas de insomnio, que el pensamiento devora su mente, y que los vanos tiempos del orgullo no son susceptibles de recompensar los afanes que consumen su existencia? ¿Por qué pues en vez de criticarnos no os ocupáis de compadecernos? ¿No os lastima vernos agobiadas al empezar a vivir?¿No os conmueve vernos hacer esfuerzos sobre nuestra propia flaqueza?¿Y qué nos decís de las emociones, la zozobra y la continua lucha que acarrea una vida expuesta siempre al fallo de una sociedad que, aunque galante en la apariencia, suele ser en el fondo exigente? ¿Y que decís de las privaciones y molestias que aunque soportadas con gusto nos impone nuestra cualidad de escritoras? ¡Cuantas veces ahogando los dolores del alma nos vemos obligadas a dar tortura a la imaginación para cumplir los compromisos que los amigos exigen a nuestra pluma ¡¡Cuantas también olvidando nuestras físicas dolencias abandonamos el lecho para pesadas tareas, porque reclaman nuestra firma los periódicos que redactamos!

Pero nada de esto os detenéis a examinar, señores; quemáis en aras de vuestro orgullo el incienso de la adulación y decís por eso que no hacemos más que hacinar laureles. Y cuanto os equivocáis. Al elevar nuestro acento, ya en verso, ya en prosa, no solo cumplimos el deber que nos hemos impuesto de defender los intereses de las mujeres, si es que al propio tiempo rendimos un tributo de gratitud al Supremo Hacedor. ¿Para qué puso la pluma en nuestra mano y enriqueció nuestra mente con el estro divino de las Safo, las Teresa, las Sigeas? Nada en el vasto imperio de la naturaleza nace sin objeto: todo está previsto por su creador. Si todas las flores fueran iguales cansaría su perfume, no podrían servir para los diferentes usos a los que las destina, y los prensiles presentarían un aspecto monótono. Si todas las mujeres fueran escritoras muchos hombres no sabrían en que ocuparse y el mundo sería una confusión. Dios al crear débil aquel ser hizo algunas excepciones, y repartió en todas los países mujeres que alzaran la voz en nombre de la mitad del mundo; y su acento sonoro, resonando con poderoso eco en la otra mitad, ha sido y será legado de la posteridad de unas y en otras generaciones.

¿Por qué pues queréis que desaprovechemos el rico tesoro que con mano previsora nos prodigara la Providencia? ¿Por qué queréis que desatendamos la más sagrada obligación? ¿Tenemos que luchar a cada paso con insuperables obstáculos? ¿Nos faltan talentos para llevar a cabo la colosal empresa de mejorar nuestra suerte presente y futura? ¿Tenemos que luchar a cada paso con insuperables obstáculos? Nada importa. Ánimos decididos como los nuestros no se arredran ante ningún tipo de escollos, pues tienen presente que de la constancia es el premio.

Acérrimas defensoras de nuestro sexo, mucho podríamos hacer en pro de él si las facultades del entendimiento igualaran la firmeza de nuestra voluntad: esta suplirá nuestra insuficiencia; pero aún cuando un éxito feliz no coronara nuestros esfuerzos, nos acompañaría la satisfacción de haber hecho para su buen logro cuanto ha estado a nuestro alcance. Temerario es en verdad nuestro proyecto. Jóvenes que empezamos a recorrer la senda de la vida, y que hace un año no habríamos tomado la pluma mas que para seguir correspondencia con nuestras amigas, hoy sin guía ni experiencia nos lanzamos a sostener importantes cuestiones, cargando al hacerlo con inmensa responsabilidad: Mas la sana intención que nos anima atenuará algún tanto tamaño atrevimiento. Quedarnos estancadas en la estrecha senda que tan perezosamente trillaron nuestras abuelas, sería atrasar mucho en el siglo de las luces, de la ilustración y del vapor: nosotras estamos precisadas a caminar al par de los adelantos de la época : no podemos desperdiciar el único medio que se nos presenta de coadyuvar de algún modo a los progresos de los hombres: somos obligadas a seguir el ejemplo que nos han, trazado al lanzarse al vasto campo de la civilización y las mejoras generales, excepto a la más importante, a la del desarrollo de las facultades intelectuales de la mujer. ¿Por qué pues no le hemos de procurar nosotras? Nace el ruiseñor y lanza un caudal de armonía; bulle el arroyo y exhala un murmullo; nace la rosa y vierte su perfume; ¿Y nosotras somos de peor condición? ¿ A nosotras, seres racionales en cuya frente brilla el sello de la divinidad nos ha de ser vedado lo que es permitido a un ave?¿A un Río?¿A una flor? Pesad nuestras palabras y ver si en esta, como en otras ocasiones, está la razón de nuestra parte.


Y no se crea que al expresarnos así tratamos de invadir atribuciones que en manera alguna puedan adunarse con la tranquilidad de nuestro carácter y la debilidad de nuestra naturaleza. Lejos de nosotras tan absurdo propósito. Rijan en buena hora los hombres los destinos del Estado desde el mundo del poder. Lleven con sus armas vencedoras sus repetidas victorias en los confines del globo. Viertan sobre el papel pensamientos que los inmortalicen, y graben con caracteres de oro sus nombres en la historia. Nuestra ambición es más limitada, más noble. “Mejorar la situación de la sociedad por medio de la instrucción de la mujer, y defender la causa de sus derechos; he aquí el lema de la bandera que hemos enarbolado, y bajo la que vienen a alistarse de continuo nuevos ingenios femeniles. Más concluyamos por hoy.

Si soportamos en nuestros débiles hombros una carga que hasta el presente siglo ha pesado sobre el sexo fuerte, salvando raras excepciones; si arrastramos el anatema que esta fulmine sin cesar sobre las que nos arrogamos derechos que juzgó eran patrimonio exclusivo suyo; si haciendo frente a todos los obstáculos recorremos ser sin vacilar la áspera senda a la que nos hemos lanzado, es, lo repetimos, para proporcionar a la sociedad, por medio de la ilustración de nuestro sexo, bienes incalculables, que bajo ningún concepto pueden ser desconocidos, y para afianzar sobre sólidos cimientos el vacilante trono de la mujer

M V D

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martes, 11 de septiembre de 2018

Las Primeras universitarias en España ( y II )


 
Las Primeras Universitarias en España, de Consuelo Flecha García, Catedrática de la Universidad de Sevilla, tuvo en mi blog una primera entrada relativa al acceso a la Educación Primaria de la mujer  que publicamos a principio de verano. Hoy la continúo como segunda entrada divulgativa de un mismo texto, imprescindible para entender el proceso de incorporación de la mujer  a la Educación Superior. El trabajo está publicado por Narcea, S A Ediciones, Madrid 1996, con la ayuda de la Direción General de Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Educación y Cultura.

El tesón, dice Flecha, fue la postura de las mujeres ante las dificultades. Mª Elena Masseras había pedido permiso al Rey Amadeo I para poder cursas estudios secundarios y luego acceder a la Universidad; el rey se lo había concedido. Como ella, una vez conseguido el título de bachiller, algunas mujeres decidieron matricularse en la Universidad. El que hubiese una laguna legislativa fue positivo, ya que no había ley alguna que lo impidiera; los legisladores no habían pensado ni siquiera en la posibilidad de que las mujeres quisieran matricularse. Cuando lo hicieron y se presentaron al acceso de Examen de Grado, fue sorpresa inesperada. Las tres primeras se matricularon en Medicina, primera carrera cursada por una mujer, seguidas por las que lo hicieron en Farmacia y Filosofía y Letras.

1873
A partir de esa fecha las mujeres tuvieron presencia en las Universidad de Barcelona, Valencia Valladolid y Central de Madrid.
1881
Se recogía en prensa la noticia de que el Consejo de Instrucción pública se había reunido para hablar de la enseñanza de la mujer y había optado por la solución de permitirles estudiar, ya que era beneficioso para la familia y la educación de los hijos, pero no permitirles ejercer la profesión. Se discutió la idoneidad de crear Institutos de Segunda Enseñanza exclusivos para mujeres, pero no dejarlas estudiar mientras no se hubieran construido centros escolares exclusivos de mujeres, con lo que demoraban así la respuesta. El periódico La Iberia contestaba pidiendo rapidez en la solución, poniendo como ejemplo los países europeos. El debate sobre el tema se convirtió en actualidad.: El Consejo de Instrucción Pública abrió sesión para discutir sobre ello y argumentarlo, en el que intervinieron el marqués de Pidal; Matías Nieto Serrano; Mena Zorrilla, el marqués de Retortillo; Tomás Santero; Juan Magaz; José Calvo, Gaspaz Núñez de Arce y otros. Hace constar las posturas tomadas en las que incluye la actitud desfavorable de la autoridad eclesiástica, Obispo auxiliar de Madrid Ciriaco María Sancha Hervás.

La doctora Fecha sigue el debate con minuciosidad y  las controversias académicas y ministeriales, que oscilaban desde la posibilidad de que estudien, de que no estudien, de que no ejerzan o de que ejerzan las que en aquel momento presente habían cursado estudios académicos con brillantez, pero no las que quisieran hacerlo en lo sucesivo. Se cerraría así el acceso a la Enseñanza Superior a quien no lo había ya cursado. Se aceptaba a regañadientes a las ya eran Licenciadas o Doctoras, como Dolores Aleu Riera y Elena Masera Rivera, con Doctorado en Medicina.

Las aspiraciones de las mujeres inquietaron a la sociedad de una época no acostumbrada a que las mujeres pudieran tener otra forma de vivir la realidad que la acostumbrada como ejercerla siendo el “ángel del hogar” y no optando por una forma de estar en la sociedad que aceptara e incluyera a los ángeles del hogar como profesionales, en igualdad con los hombres, con capacidad de ejercer sus profesiones y ejercer un trabajo remunerado. Era la lucha por ocupar un espacio tanto social, como personal, ganar el propio espacio en una sociedad moderna. Las que lucharon por conseguirlo, apoyadas en casi su totalidad por sus propios padres, no intuyeron posiblemente la trascendencia social, y no solo lo individual, de su lucha, afirma la doctora Flecha. Todavía quedaba un largo camino por recorrer lleno de trabas, si no siempre jurídicas, administrativas. Era ir de derecho adquiriendo posiciones favorables a su inclusión académica; aunque otra, de hecho, que pudieran alcanzar lo deseado, dadas las farragosas trabas burocráticas que tendrían que superar

La educación de la mujer, que había venido pidiéndose por algunas mujeres avanzadas nacidas en el primer tercio del siglo XIX ( movimiento de mediados de siglo con Sofía Tarlilán, Faustina Sáez de Melgar, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Carolina Coronado, Pilar Sinués o Tadea Verdejo, que escribieron pidiendo la instrucción en revistas hechas por ellas y leídas por mujeres, es afirmación mía) se convirtió en tema de actualidad y de polémica académica, jurídica, política con posturas encontradas escritas en prensa abierta a todos los lectores. De todo ello Flecha da constancia.

1882  -1887
 La decisión de aceptar lo ya hecho pero impedir que pudiera darse en lo sucesivo fue publicada como Real Orden.. Retrocedía hacia la decisión,incluso, de que las mujeres no pudieran cursar Segunda Enseñanza. La insistencia femenina hizo que esa orden fuera quebrantada al año siguiente, 1883 en que se autorizaba a cursar Enseñanza Media pero no estudios universitarios.

1888- 1900- 1910

Se autoriza a cursar Enseñanza Superior de una manera muy restrictiva a través de otra Real Orden, con cautelas, dice la autora y con reticencia por parte de los rectores que exigían que la dirección General de Instrucción Pública les comunicara la Orden y ponían todas las trabas burocráticas de que eran capaces. Se consideraba que estar en un espacio común con los varones, podía alterar el orden, de tal manera que el Rector debía garantizarlo y dar su conformidad. En algunos casos, los catedráticos aceptaban acompañar a la alumna a la entrada y salida de clase, reservándole pupitre a su lado; en otros, la negativa hacía que las alumnas no pudieran cursar oficialmente la materia y tuvieran que hacerlo por libre y examinarse en septiembre con distintos profesores de los que la habían impartido. Las que se matricularon cuando entro en vigor la Real Orden de 1888, tuvieron que atenerse a las condiciones de esa normativa. El estudio de los nombres de aquellas que consiguieron acceder a la Universidad y cursar estudios de Doctorado y las trabas que fueron capaces de superar, hace de este trabajo una obra importante y rigurosa. Sigue la catedrática Flecha los debates, las órdenes y contraórdenes, y documenta todos y cada uno de los expedientes académicos y las Facultades en que se matricularon.

El aumento de las matriculadas de la década de 1900 a1910 se extiende a varias universidades españolas, Madrid, Barcelona, Sevilla ( ubicada en Cádiz) Valladolid, Salamanca o Santiago de Compostela. Hemos hablado en otras entrada de alguna , así María Goyri, matriculada como alumna libre en la Universidad Central en el curso 1991-92, cuya trayectoria inicial sigue Consuelo Flecha. Goyri que asistirá como estudiante al congreso Pedagógico de 1892, donde Concepción Arenal y Emilia Pardo Bazán presentaron ponencias a favor de la educación femenina., será una de las profesoras de la Institución Libre de enseñanza. De las 44 mujeres que se matricularon en las Universidades españolas antes de finalizar el siglo, cita a las primeras Doctoras en Medicina, a las mencionadas, Aleu y Massera, siguen Marina Castell, Dolores Leonard y María Luisa Domingo. En 1893 se doctoran en Farmacia – Eloisa y MºDolores Figueroa Martí, de la Habana- y de Filosofía y Letras en 1891 Teresa de Andrés ; en 1892, Ángela Garrafa; 1894 Matilde Padrós. Veinticinco obtuvieron antes de 1900 el título de Licenciadas y fueron 33 las que se matriculan


 Aconsejo a los lectores interesados buscar el texto que hoy comento ya que contiene información rigurosa, extensa, documentación y bibliografía.

En la primera década del siglo XX, un número de 77 alumnas se van a incorporar a la Universidad. En 1904 el pedagogo Bartolomé Cossío es nombrado Catedrático de la Universidad Central en la asignatura de Pedagogía Superior, nueva asignatura de Filosofía y Letras, cursando la materia algunas alumnas que ya ejercían como maestras o profesoras de la Escuela Superior de Magisterio y querían acceder a un título universitario. Dos de las que después serán más con conocidas, María de Maeztu, maestra en Bilbao, cursó la asignatura en la Universidad de Salamanca, Gloria Giner en la de Barcelona. La ampliación de estudios desde Magisterio a Pedagogía va a ser una oportunidad.
Entre las licenciadas en estas fechas, había una navarra, Juana Clotilde Echevarría Madoz , la primera navarra que sepamos, nacida en Vera de Bidasoa el 3, 6, 1884. Cursó la carrera de Farmacia en la Universidad de Valladolid y obtuvo el título de Licenciada en Farmacia en 1907.

Trabajo el que hoy comento, exhaustivo y rigurosamente documentado, por académico. Y lo que es muy meritorio, por la dificultad de documentarlo, los nombres de las universitarias, sus expedientes, fecha y lugar de nacimiento, Institutos donde cursaron la Enseñanza Media, notas académicas, Universidad donde se matricularon, Facultades donde estudiaron, fechas de matriculación y de fin de carrera. Un relación documental de las cincuenta y tres mujeres que lo lograron y veinte tres más que lo intentaron.

1910
El debate público hizo que la sociedad más receptiva aceptase que las mujeres pudieran cursar estudios superiores, se abría así una puerta para una “minoría minoritaria” aún. Se aprueba la legislación que permite que las mujeres cursen Enseñanza Superior en igualdad con los hombres y que se incorporaran a la vida estudiantil acádémica oficial de las Universidad española.
la de 8 de marzo y la de 2 de septiembre, publicadas en la Gaceta de Madrid el 9 de marzo y el 4 de septiembre de 1910
la de 8 de marzo y la de 2 de septiembre, publicadas en la Gaceta de Madrid el 9 de marzo y el 4 de septiembre de 1
 Este trabajo recoge a las mujeres que estudiaron en las universidades antes de esa fecha. Mis conclusiones:

No existen muchos datos comunes de aquellas mujeres universitarias con respecto al lugar de nacimiento, ni profesiones paternas, cada mujer es su propio caso, a veces las mujeres Doctoras en Medicina tiene padre médicos a los que quieren imitar o heredar la consulta, aunque hay otros dedicados al comercio o son terratenientes. Las hay nacidas en Madrid, Cataluña, Castilla, Andalucía, Baleares o Aragón, de grandes capitales y de provincias. Las numerosas matriculadas en Farmacia tal vez lo hicieran porque para todas aquellas mujeres universitarias era importante la posibilidad de hacer compatible su carrera con su función de madre y de esposa, cosa que Farmacia les permitía. Muy numerosas y conocidas son las que accedieron a Filosofía desde la Pedagogía y el Magisterio Superior,  en un momento político centrado en la enseñanza como trasformación social. La educación de todas las capas sociales en España será primordial conforme va avanzando el siglo para un grupo de intelectuales influyentes alrededor de la Institución Libre de Enseñanza. Dato común en todas ellas el tesón, la constancia y la habilidad para, sin enfrentamientos, sortear los obstáculos. Comunes sufrieron las reticencias académicas de los rectores y catedráticos; o las políticas y jurídicas de hombres que, a pesar de su altura social, o precisamente por ello, temían el cambio. Y característica común, entiendo, la defensa a ultranza de sus familias, en este caso de los padres, que lucharon con sus hijas y por ellas ante instancias superiores para conseguir que  consiguieran lo que entendían les correspondía: La excelencia académica y la profesionalización del trabajo. Las mujeres que estudiaron lo hicieron no como un lujo, sino para ejercer la profesión, ya que buscaron la instrucción como mejora social y personal y ampliación de su espacio

¿Estaba todo conseguido? Creo que no. Es opinión mía que hay en la Historia, y hubo en el siglo XX, sus avances y retrocesos. Avances desde esa fecha hasta 1931, época de las tres primeras Licenciadas en Derecho de la República, Victoria Kent, Clara Campoamor y Matilde Huici. Es 1936, fecha de las Licenciada en Arquitectura, Matilde Ucelay. Retrocesos legales, sociales y políticos se dieron a partir de 1939 que no impidieron, quizá ralentizaron, el acceso de la mujer a la Universidad, aunque sí cerraron ciertas carreras u oposiciones. Poco a poco las universitarias se hicieron numerosas en toda España.

1975.
Avances masivos, como alumnas y como docentes, Catedráticas, y Decanas. Pero sigue la lucha, no todas pudieron alcanzar lo merecido, sigue todavía siendo minoritaria la mujer en puestos de responsabilidad académica, por ejemplo Rectorados de Universidad.

Las mujeres casadas de la posguerra, que, aun siendo universitarias, nos vimos en cierto momento aconsejadas o socialmente condicionadas por volver a ser “angélicas”,  tropezamos- es mi caso- con la misma dureza competitiva  y tozuda de aquellos catedráticos o políticos o intelectuales decimonónicos del siglo XIX,  que en pleno siglo XX nos seguían queriendo con la pata quebrada y en casa.¿Cuestión de pérdida de estatus masculino? ¿Miedo profesional? ¿Para qué querrá el doctorado una mujer casada y con hijos?

Pero todo eso merece un estudio que, entiendo, aún no está hecho.

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miércoles, 22 de agosto de 2018

Un amigo catalán


Poco a poco las pandillas se fueron fusionando, así que los maridos y las mujeres de los mayores se convirtieron en amigos de tertulia también de los pequeños, como si ya no importaran los años. Convivíamos todos en las pláticas amables con nocturna leche de pantera en el trujal; o charlas civilizadas debajo de la pérgola a la hora del aperitivo, después del baño, entre las cervezas y los martinis. Eran nuestros amigos desde la infancia catalanes, aragoneses y madrileños que venían en el verano a sus casas antiguas y luego se marchaban. Siempre fue así. Íbamos en tropel con amas y niñeras a saltar a la comba en el Romero, a jugar a frontón, a organizar verbenas en la huerta de las tías o, los más intrépidos, a hacer incursiones por los tejados del Barón, colándonos de casa en casa por los techos de cañas a espaldas de las madres que nos imaginaban en las tediosas siestas; nos bañábamos en la huerta de Los Tilos, buscábamos carabillas en los pinos y algunos audaces jugaban a hacerse hermanos de sangre. Luego en invierno ellos estudiaban fuera y nosotros nos íbamos al internado y las huertas se quedaban silenciosas y los frontones desiertos y los estanques se llenaban de agua verde y musgosa y bichos de patas que nadaban y cortaban la superficie.

Ocurrió. que los amigos se casaron y volvieron luego; y los que eran catalanes incorporaron a sus parejas y en las cenas informales al pebre y al calderete incluímos el alioli, la paella, los calsots y el cava compitió con la sangría. Entonces ya no importaba la edad, convivíamos.

Carlos, puede decirse, totalmente catalan, tenía seny. Era una espindarga rubia e irónica a la que no recuerdo de joven, decían que había sido guapo y jugaba muy bien al tenis. De mayor, como hoy lo recuerdo, facilmente podía competir en lo físico con Senillosa, de hecho a menudo lo habían confundido y se reía. Era igualito. Con gafas, pelo echado para atrás, con aire de Quijote flaco y ligeramente emperillado. Muy buena persona, hablaba un discurso entre irónico y provocador de pura inteligencia. Él, pareja de la mayor de la peña veraniega, nos pasaba dos lustros al menos. Siempre en segundo plano, cuando alguna conversación le interesaba, era un pozo de todo. Aunque  científico,  lo considerábamos versado en cualquier tipo de cuestiones. Sabía escuchar. Alguien me dijo que su padre fue amigo catalán de García Lorca, y efectivamente su padre, que se llamaba como él, Carlos Sindreu, debió ser algo bohemio, además de anticuario, literato y poeta visual; me lo encontré en una foto con Lorca y otras amigos del Ateneo de Barcelona en Cadaqués. Para entonces Carlos Sindreu hijo había fallecido.

El caso es que este verano y revolviendo todos los papeles y las fotos y recuerdos y titis y estampitas en esas casas grandes, como es la mía, donde todo cabe y se acaba encontrando, en una tarde de poner orden en las cómodas, me encuentro entre los papeles los poemas que Carlos con su letra menuda escribió, tal como los recordaba escritos por su padre. Y curiosamente por primera vez, cuando los recordó para mi, vi cierta agüilla en sus ojos, como de emoción o de nostalgia:


LA MÁ DE LA MARE

Tota en blanc la seva má
tenía venes molt blaves
com el cel del meu país
en dies de nuvolades.
I marxà sense un adèu
si amb la mà tancà la cleda
ningú no s´en va adonar
tenía la pell de seda.
Ara fretura al meu front
el pas de la ma enyorada
y voldría, com d´infant
que la seva mà em portava
en una nit de febrada
sentir el consol de frescor
que la seva má emportava
se que hi ha un mes enllá
si tu ho vas dir no es mentida
quan jesús em cridadá
oi que em donarás la ma?
Mare de la meva vida

LA MANO DE LA MADRE
Toda de blanco su mano
tenía las venas azules
como el cielo de mi país
los días de albas nubes.
Y se fue sin un adiós
si con la mano cerró la verja
nadie se dio cuenta.
Tenía la piel de seda
ahora ansío en mi frente
el paso de la mano añorada
¡quisiera como un niño
en una noche febril
sentir el consuelo de su frescura
que su mano me traía!
Sé que hay un más allá
si tú me lo dijiste no es mentira.
Cuando Jesús me llamará
¿No es cierto que me darás la mano,
madre de mi vida?

Carlos Sindreu

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martes, 7 de agosto de 2018

Un guerrillero aristócrata


Dice la Gran Enciclopedia Navarra”que José Joaquín Durán Barazabal nació en Cascante en fechas no seguras. En realidad, aunque tuvo su residencia en Cascante y allí nacieron sus hermanos, Andrés, Alfonso, Mª Josefa, Gregorio , Francisca de Paula y Nicolás  su nacimiento se produjo en Cervera del Río Alhama el 9, 5,1754.
 Era hijo del matrimonio formado por Andrés Durán y Gómez de Aráuz y Águeda de Barazábal Fernández, según partida de matrimonio en Cascante 22, 12, 1749, ratificada en Tarazona en enero de 1750. Andrés Durán, era alto funcionario de la administración borbónica , había nacido en Alba y obtenido la naturaleza navarra en 1765. Fue el padre de José Joaquin oidor de la Real Audiencia de La Coruña, abogado de los Reales Consejos y corregidor de la villa de Alcoy del Reino de Valencia, corregidor de Borja , alcalde mayor de Alfaro y Calahorra . La cascantina Águeda de Barazábal Fernández, su madre, era miembro de una familia, los Barazábal influyente y aristócrata . Emparentados con los González de Castejón, los Gil y Rada, los Ederra , los San Cristóbal, los Ximénez de Leorín, los Barazábal obtuvieron ejecutoria de hidalguía en 1750. Por linea materna, Durán estaba emparentado igualmente con los barones de San Vicente Ferrer.

Casó e 15, 6, 1793 con Martina Casalbón Cominges, de la que tuvo dos hijas y posteriormente en 1811 con su sobrina Joaquina de la Peña y Gil

Al inicio de la guerra de la Independencia, José Joaquín Durán Barazabal tenía 54 años. Era militar . Tenía tras de sí una brillante hoja de servicios, desde que en 1771 se iniciara como cadete del cuerpo de infantería en Zaragoza demostrando su valor tanto en la guerra exterior - así la Expedición de Argel en 1775, en el sitio de Gibraltar en el navío San Pablo (1881-82) u Orán,(1791) - cuanto en la interior, ya que en 1894 fue destinado por el Virrey y Capitán General de Navarra para dirigir la persecución de partidas de contrabandistas de la que se resalta el encuentro en El Corbo entre Miranda , Lerín y Berbizana. Al finalizar la guerra del Rosellón fue nombrado comandante, 1995 . En 1808 estaba destinado en Ceuta con grado de coronel, fue detinado a Burgos
Movilizado ante los sucesos del 2 de mayo en Madrid, hizo los primeros hechos de armas contra el francés con el grado de Coronel en un ejército regular, pues Durán participó en la Batalla de Bailén en Julio de 1808 a las órdenes de Castaños mandando el regimiento de Infantería de Línea de Burgos, con el que también combatirá, bajo en mando del general Lapeña, ya con grado de Brigadier, en la tristemente perdida batalla de Tudela (Cascante) Nº9 Estuvo recluído en su casa de Cascante, calle traslaiglesia N 9, pero se fugó. Posteriormente en la retirada de Bubierca fue hecho prisionero de guerra durante un año y nueve meses. Consiguió fugarse y se presentó ante la Junta Superior de la provincia de Soria. Va a ser Durán nombrado Comandante General en Septiembre de 1810 .

A partir de ese momento cambiará su estrategia y se iniciará en el camino de dirigir guerrillas . Descartadas la batallas convencionales por la imposibilidad de las fuerzas nacionales de hacer frente a la aplastante fuerza de los ejércitos napoleónicos, promete al Gobierno levantar una División volante en su propio país , tanto de infantería como de caballería, y así lo hizo en el plazo corto de nueve meses, a pesar de que los franceses pusieron precio a su cabeza. Se sumaron a la División las guerrillas residuales sorianas de la División Numantina o de Soria y aragonesas de Fidel Mallén y Pedro Villacampa.. Durán inicia su acción guerrillera en Torralba ; en 1811 actúa en Almaluén; ataque a Soria; Castilfrío; San Pedro Manrique, donde los franceses perdieron la mitad de sus fuerzas; Lumbreras Cabrerizo ; Berlanga y Ariza, echando a los enemigos del castillo, Prejano y Enciso, perdiendo los enemigos más de 200 hombres. En los primeros meses de 1811 se habían unido a sus tropas los Húsares de La Rioja, al mando del teniente coronel D Bartolomé Amor y las milicias de Juan Antonio Tabuenca. Con las divisiónes de Soria y la Rioja hace incursiones en Tarazona en agosto, entrando por sorpresa , asaltando la Catedral, requisando bienes al Cabildo y a los sufridos vecinos y tomando prisioneros, caballos y fusiles. En Aragón, junto con las fuerzas guerrilleras de “El Empecinado”, ataca y rinde Calatayud y su fuerte de 8oo hombres, apoderándose de la plaza, hecho que mereció del Gobierno y de Don Joaquín Blake la distinguida cruz de Carlos III. La actividad guerrrillera de Durán prosigue en Almaduen, Almunia, Villafeliche , Manchones y Riela. Durán, por choques de carácter con El Empecinado, abandona Aragón y pasa a la provincia de Soria La acción de Osanilla, donde se apodera de armas, vestuario y caballos derrotando entre bajas , prisioneros y muertos a 600 enemigos, le valió el ascenso a Mariscal de Campo en Enero de 1812 Era buen estratega , se consideran memorables la sabia retirada de San Pedro Manrique, sitiada y en desventaja su división; y el asalto y Toma de Soria, donde hizo acopio de grano , víveres y armamento en marzo de 1812 , además de derribar su castillo y las torres de las iglesias para impedir que las tropas napoleónicas pudieran hacerse fuertes. En mayo, sus hombres hicieron una incursión en Calahorra y en Tudela, ciudades ocupadas; en esta última lo hicieron en el día del Corpus, introduciendo muchos soldados , saqueando la ciudad, robando piezas de artillería, caballos y armas a los franceses . Esas incursiones de saqueo guerrilleras no eran bien acogidas por los vecinos, ya esquilmados por las cargas de los suministros a las tropas ocupantes. También de este año son las acciones de Aranda y Logroño, nuevamente un bloqueo de Soria; en septiembre, la rendición de Borja, demoliendo todos los edificios que pudieran servir de fortaleza a los franceses y más acciones en Encina , Corba y Paniza.

José Joaquín Durán intervino también en un acontecimiento bélico que la memoria colectiva ha convertido en mito: Se encontraba en el sitio de Zaragoza cuando se incorporó Expoz y Mina Más antiguo Durán en el escalafón, comandó con Ezpoz y Mina las tropas de liberación de Zaragoza. La entrada en Zaragoza el 10 Julio de 1813 tomando la guarnición prisionera, lo hizo Durán al mando de las tropas sorianas de la 2 división. Pero Expoz y Mina , celoso del protagonismo que pudiera otorgarse a Durán y no respetando el acuerdo de entrar juntos en la ciudad que ambos habían defendido y liberado, más joven y ambicioel expedinete militar dice que tomó la Alfajería con Espoz y Mina, no así la ficha bibliográfica de  la RAH.  Espoz, más joven y ambicioso, postergó a Durán .que fue destinado a Cataluña.Porteriormente Espoz tomó la Alfajería(1) tomando a la guarnición prisionera
La Gran enciclopedia Aragonesa recoge esta información. Como nota curiosa informa de que Durán estuvo en el sitio de Zaragoza con sus dos hijas (y un piano) Durán había casado con la zaragozana Martina Casalbón Cominges, aunque ya en estas fechas había enviudado.
Todavía quedaría a Durán liberar Almunia , Daroca y el fuerte de Morella

Conoció la gloria militar: Fue Jefe Superior y Político de Soria y Aragón, Comandante General del Reino de Aragón y Provincia de Cuenca, con mando de la 2 y 5 División de 2º ejército y Señorío de Molina. Comandante general de la Real Audiencia de Aragón, Presidente de las Juntas Superiores de las cuatro provincias. Fue condecorado con la Medalla de la memorable acción de Bailén, con la Flor de Lis, con la Cruz de distinción del 2º ejército y con la distinguida Orden de Carlos III. En prueba de sus servicios, el Príncipe Regente de Inglaterra le honró con un precioso juego de armas compuesto por sable y un par de pistolas a dos tiros que le remitió, junto con una carta de S.A.R, el Sr Duque de Ciudad Rodrigo, Lord Wellignton.

Durán conoció también las glorias sociales: Culto , elegante aunque bajo de estatura, aristócrata , patriota y liberal fue Académico de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis de Zaragoza.

El último documento que he encontrado lo sitúa en Cascante en 1819 en la boda de su hija, efectuada en la casa paterna. Murió en Madrid 14,5, 1820

El rastro y las hazañas de Duran se pierden en el tiempo; en Cascante casi nadie sabe del ilustre militar. Vayan estas lineas como recuerdo del Mariscal de Campo José Joaquín Durán,  cascantino , ilustrado aristócrata, bravo guerrillero, liberal español

( La mayor parte de la información, incluída su fecha y lugar de nacimiento de nacimiento tienen como fuente documental el expedien militar del general que me fue remitido del Archivo General Militar de Segovia. La fotografía es cortesía de Paloma Pastor Areitio, descendiente directa por vía materna del general) 

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miércoles, 18 de julio de 2018

Las Primeras Universitarias en España : ( I )




En 1996, las publicaciones sobre temas relacionados con la mujer iban despejando incógnitas sobre su incorporación al mundo social, profesional y creativo a través de numerosos trabajos de investigación sobre el tema. Eran las autoras mujeres cuyo medio era la docencia de Universidad o de Segunda Enseñanza, o ejercían su profesión como periodistas, creativas, impresoras o responsables políticas. Los textos se publicaron con apoyo oficial y subvenciones públicas, acordes con la nueva etapa política que inauguraba la Transición.

Aquella queja de las mujeres del XIX sobre la falta de medios educativos y su exclusión de la vida profesional, había quedado obsoleta. Las mujeres españolas de finales del siglo XX iban accediendo a puestos públicos bien remunerados y asumían responsabilidades políticas, cívicas, académicas, legislativas, judiciales, sanitarias o comunicativas. Desde 1975, con el cambio político y la recuperación de las libertades, la mujer española protagonizó un avance sorprendente y rápido de incorporación a la vida activa española.

Las mujeres no se limitaron a acceder a la vida profesional sino que lo hicieron con un sentido femenino – feminista - generacional. Rescataban su propia historia, investigando todos y cada uno de los pasos de las precursoras que abrieron los caminos que iban a conducir al éxito actual. Desde la medievales a las románticas del XIX que inauguran sus opiniones en la prensa femenina creada y dirigida por ellas; desde las mujeres de la edad de plata que intentan ganarse la vida con la pluma, hasta las del franquismo que, tras un primer retroceso, vuelven a las universidades y consiguen ser buenas profesionales.

Las contemporáneas a la etapa que abre en 1975 la Transición Política, estaban configurando una mayoría social. Unas se habían iniciado en la etapas anteriores y continuaban su obra; otras aparecen ahora con fuerza. Es en esta etapa cuando, apoyadas por las leyes y las instituciones, van a incorporarse en todos los campos, también en la investigación, dejando constancia del ininterrumpido esfuerzo generacional que daba los méritos debidos a las que habían desafiado y sobrepasado las normas de la época de las que ahora ellas se sentían continuadoras. En esa recuperación de lo hecho, ocupó un importante espacio la investigación sobre la Historia de la educación femenina. De la educación femenina hemos hablado en otras entradas del blog, aquellas relativas al krausismo y la Residencia de Señoritas. El trabajo del que hoy hablo se refiere al acceso de la mujer a la educación superior, aún antes de que fuera oficial, y de sus dificultades.

Consuelo Flecha García : Las Primeras Universitarias, en España, Torrejón de Ardoz, Madrid, Editorial Narcea 1996

El trabajo de investigación, de 263 páginas, fue publicado con una ayuda del la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura. Su aurora, Consuelo Flecha, es doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid y catedrática de Ciencias de la Educación en la Universidad de Sevilla; su linea de investigación académica se centra en el proceso educativo de las mujeres. El tema que hoy comento es un riguroso seguimiento sobre aquellas mujeres que, antes de que se oficializara para ellas el acceso a los estudios superiores en 1910, consiguieron, con constancia y tesón, más que con algarabía entiendo yo, ser licenciadas en la Universidad y alcanzar el máximo grado de Doctoras. Tema arduo y muy trabajado, La publicación recoge una extensa bibliografía. Remito a los interesados en el tema a la obra citada.

Los primeros pasos de la incorporación a la enseñanza, apunta Flecha , se dieron en el Sexenio Revolucionario (1868-1874) La revolución militar liberal que había derrocado a Isabel II abrió una etapa de libertades que alcanzó la enseñanza. La educación fue una de las preocupaciones esenciales del Krausismo español, de la Institución Libre de Enseñanza y de la burguesía ilustrada. En diciembre de 1868 el nuevo gobierno había dictado un decreto concediendo la libertad de enseñanza y de Cátedra y libertad para poder crear centros de enseñanza a instituciones y particulares, con lo que cesaba el monopolio educativo del Estado. La burguesía, que era una clase social en ascenso, entendía el progreso unido a la educación. En este debate fue muy esencial la aportación de los krausistas, luego llamados institucionistas

Fue antes del Sexenio, en 1864, cuando Faustina Sáez de Melgar, una de las más activas pioneras promotoras en reclamar la educación femenina había creado el Liceo Femenino; era directora de la Revista La Mujer que aglutinaba a un importante número de mujeres inquietas. Sáez de Melgar no era la única, también la pedía Concepción Jimeno de Flaquer y ambas habían escrito en prensa y en numerosas publicaciones y novelas pidiendo la instrucción. Así lo hizo la  primera directora de las Colonia Escolare, la granadina Berta Wlilhelmi. En las revistas femeninas participaba un grupo numeroso de mujeres que solicitaban la educación y participaban activamente en movimientos culturales de Liceos y Ateneos y como articulistas, escritoras. El tema de la educación de la mujer, antes limitado a las revistas y publicaciones hechos por ellas, se convirtió en tema de debate público

En 1969 el krausista Fernando de Castro inaugura en el Salón de Grados de la Universidad Central las Conferencias Dominicales de Educación de la mujer. La preocupación por la educación femenina a finales del XIX convirtió a las mujeres en sujetos de de un programa educativo, creando en Madrid y provincias centros nuevos para su educación:

1869 Escuela de Institutrices, de carácter privado
1871 Asociación para la Enseñanza de la mujer, Madrid 1871; Vitoria 1879; Málaga 1886; Valencia 1888; Granada 1889; Mallorca, Zaragoza;Barcelona; Bilbao; Sevilla y Zaragoza, 1891.
1978 Escuela de Comercio para Señoras, luego en Valencia, y Mallorca
1883, Escuela de Correos y Telégrafos.

Pero el debate social sobre la conveniencia o no de que las mujeres cursasen estudios de secundaria o universitarios, sopesaba la obligación femenina de asumir y cumplir los papeles que la sociedad patriarcal les otorgaba y que, por otra parte, valoraba el darles la ilustración que, como seres humanos, merecían. Pesaba también la condición social de las mujeres solteras o viudas en las familias que dependían económicamente de  ella. Pensaban que  la ilustración repercutiría en el bienestar de las familias y en la educación de los hijos, pero algunos las ridiculizaban como marisabidillas o cultilatiniparlas, y otros temían que instrucción pudiera hacer que las mujeres se trocara en viriles y abandonaran las obligaciones de su sexo. Consuelo Flecha da amplia cuenta de las posturas y de las opiniones de Francisco Pi y Margall, que defendía su derecho, pero las quería dentro del hogar;; Joaquín María Sanromá, contradictorio en sus opiniones;  Gumersindo de Azcárate, director de la Institución Libre de Enseñanza, un firme defensor que deseaba la instrucción más que por ellas mismas por su labor de madres trasmisora a los hijos; o Fernando Gos Gayón. Y otros ilustre y sesudos académicos, catedráticos o escritores detractores, como el Catedrático y Académico de la Historia, José Moreno Neto o, Pedro Alcántara García, Profesor de Pedagogía de la Escuela de Institutrices de Madrid o Severo Catalina, Catedrático de la Universidad Central Las citas y una bibliografía copiosa se recogen en la publicación.

Dificultad añadida fue que no existían en España instituciones de enseñanza secundaria o superior no compartida, específica para mujeres como las que había en Inglaterra. La educación de las mujeres era ya un hecho o estaba en proceso en muchos países europeos

Derecho a la Segunda Enseñanza

La primera dificultad que tuvieron que sortear las mujeres para llegar a la enseñanza superior fue el acceso a la Segunda Enseñanza. Pero como el decreto educativo de Sexenio Revolucionario concedía a todos los ciudadanos el derecho a la educación, la mujer, en tanto que ciudadana, tenía derechos, aunque no aparezca tácitamente en el Decreto la posibilidad de un alumnado femenino. Esa laguna legislativa les dio la posibilidad de una libre interpretación. La matriculación de algunas mujeres desde 1870 , requería cumplir la normativa general vigente, la aquiescencia del Catedrático y la conformidad del Ministerio de Fomento

La primera orden cursada a la Dirección General de Instrucción pública es de mayo de 1871, bajo el reinado de Amadeo de Saboya, se refiere a la solicitud hecha desde la enseñanza no pública de una alumna extremeña que solicita poderse examinar de Segunda Enseñanza en el Instituto de Huelva. Se consideró conforme a la ley. En septiembre del mismo año, en su nombre y en nombre de otras compañeras, cursa una solicitud Elena Maseras para poder cursar estudios de secundaria en la enseñanza pública que envia al Director del Instituto de Barcelona - solicitud que éste remite al Rector de la Universidad de Barcelona – La respuesta afirmativa del Rector supone  de hecho el derecho de las mujeres a cursar estudios de secundaria en Institutos públicos y el reconocimiento de su validez académica

En el decenio de 1872 a 1881 se fueron matriculando en Universidades e Institutos de Segunda e
Enseñanza 166 alumnas. En 1882 existía ya un grupo de mujeres que estudiaban en Institutos y Universidades españolas.

En esta fecha de 1882, con presencia de 446 mujeres se celebró el Congreso Nacional Pedagógico, en el que que aceptó que las niñas estudiaran ampliando los contenidos de la educación primaria para hacerla similar a la de los niños, pero se negaba que la mujeres profesionales de la docencia trabajaban fuera del hogar y se limitaba su profesionalidad a que pudieran ser maestras de las Escuelas de niñas. Diez años más tarde, 1892, en el Congreso Pedagógico Hispano Portugués- Americano de 1892 las mujeres tomaron parte activa. Asistieron 528, de ellas de ellas 2 eran ya licenciadas, una en Medicina y otra en Filosofía y Letras; alguna de ellas figuraba en el Comité Organizador ; un numeroso grupo participó en la mesa de discusión o presentó ponencias. Entre las asistentes estaban presentes algunas importantes mujeres que tendrían larga trayectoria: Concepción Aleixandre; Concepción Arenal, Matilde Padrós, Emilia Pardo Bazán y María Goyri, entonces aún estudiante. Pardo Bazán, Concepción Arenal y María Goyri presentaron ponencias sobre la conveniencia de la educación superior femenina. Pese a a defensa firme de Arenal y la de Pardo Bazán, que abogó porque la mujer accediera a todos los grados de enseñanza y su derecho a ejercer profesiones liberales, las estructuras sociales, económicas e ideológicas se resistían a introducir cambios. La sociedad española no estaba preparada, ya que se dudaba si darles o no darles el título que sus estudios habían merecido, proposición a favor defendida por el Vizconde de Campo Grande. Se arbitró que, si lo cursaban, fueran protegidas y acompañadas por los profesores

Hubo que esperar 18 -1910- años más para que las mujeres pudieran cursar estudios superiores oficiales, obtener un título de Licenciado o de Doctor oficial. Y ejercer la profesión. Consuelo Flecha sigue los pasos del largo debate hasta conseguirlo, sobre la imagen pública de aquellas que pretendían acceder al saber, las dificultades encontradas por las que desde 1870 se matricularon en Institutos de Segunda Enseñanza para ampliar estudios  universitarios; el paternalismo condescendiente o reticente; los trámites engorrosos con los que tropezaban las matriculaciones en la Universidad o para la obtención del Título de Doctor. Son extensas las citas de autores, autoras y bibliografía utilizada en este estudio  importante e imprescindible de la doctora  Flecha, a ella me remito.

Ese es el tema central y la aportación fundamental de éste trabajo de investigación que incorpora los nombres y expedientes de aquellas mujeres que lo consiguieron. Y que trataremos, con el respeto debido al trabajo de investigación de la doctora Flecha.

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domingo, 20 de mayo de 2018

Miguel Servet, hipótesis sobre su nacimiento en Cascante, Navarra , en una familia de judíos coversos

 El texto que comento hoy es un trabajo de investigación del  Miguel González Ancín, que continúa el  iniciado por su padre,  Francisco Javier González Echevería. Se interesó  González Echeverría por la figura   y las publicaciones anónimas de Miguel Serveto  alias Revés, conocido como Miguel Servet médico y humanista, con el  impresor Jean Frellon, y dejó constancia de un importante número de supuestas obras  y ediciones  desconocidas de Servet versadas en temas bíblicos, médicos, gramaticales y  traducciones bíblicas,  cuya autoría se habría ocultado y figuraban como anónimas, posiblemente por  la condena y persecución contra Servet de la Universidad de París. Se incluía en la investigaciónes datos sobre la vida de Servet en España y sobre el  erasmismo en  la ciudad de Zaragoza. Los trabajos de investigación  de Francisco Javier González Echeverría, fueron publicados en muy diversas revistas científicas y congresos médicos y agrupados posteriormente  en la publicación El amor a la Verdad. Vida y obra de Miguel Servet.  Fue tema de la  tesis de su doctorado en Historia :Miguel Servet  y los impresores lyoneses del siglo XVI. Francisco Javier González Echeverría es doctor en Medicina por la Universidad de Salamanca y doctor en Historia por la UNED.

Miguel Servet en España, publicación de Miguel González Ancín & Otis Towns, edición de Letras Capitales, Tudela, imprenta Castilla , 2017.

La publicación de  hoy   fue presentada en Cascante por  Miguel Gonzalez Ancín, su autor , hijo de Gonzalez Echeverría.  Promovido el acto en el día del libro por la  Asociación de empresarios Cascantum  y la Asociación Cultural, Amigos de Cascante, Vicus, a cuya junta directiva pertenezco, es un nuevo trabajo de investigación que recoge la información de González Echeverría y la continúa, volviendo a poner de relieve  y de actualidad datos conocidos, discutidos y  muchos de ellos no concluyentes sobre los orígenes de Servet, como su lugar de nacimiento. Indaga  el autor, con argumentación documentada, el posible  origen judío de la familia y su nacimiento en Cascante. El trabajo incorpora una documentación exhaustiva de archivos notariales, diocesanos y municipales de Navarra y Aragón. Investiga  la etapa biografíca de su estancia en España.

 Argumenta la hipótesis  de sus orígenes de una familia de conversos que fue perseguida por la inquisición con la acusación de que judaízaban. Aventura su adopción por importante familia de Villanueva de Sijena, los Serveto, alias Revés y la genealogía. Indaga dónde pudo estudiar e intenta reconstruir su infancia. Documenta la docencia  como profesor en el Estudio General de Artes de Zaragoza y los conflictos por los que abandona España.  Estudia la posibilidad del contacto con el erasmismo a través de los Villanueva franceses, oriundos de Navarra. Incide en  su conocimiento del hebreo, sus traducciones bíblicas y su obra, considerada en su época como de un buen rabino, y su tolerancia religiosa que, Gonzalez Ancín considera obra de una persona que ha conocido la intransigencia.

He leído con mucho interés la publicación ya que el autor, siguiendo documentalmente la vida de Servet, sitúa su nacimiento en Cascante, Navarra, donde yo nací. La que esto escribe no suele dejarse ganar por el forofismo, dicho sea de paso, lo importante, haya nacido donde haya nacido, es aportar  con rigor los datos posibles para seguir investigando y rellenando los espacios desconocidos de los hombres que engrandecieron con su inteligencia y sus aportaciones la Historia humana, cosa que hace el autor. Pero cualquier tema relacionado con Cascante, me tienta. Así que lo retomo y reflexiono.

 El respeto que me merecen las obras de investigación ajenas, dado que yo he sufrido el atropello en carne propia,  me obliga a respetar los datos aportados y pedir a todo el interesado tanto en la Historia de la Religión, de la Medicina,  de los judíos, de la furia inquisitorial, así católica como calvinista, y particularmente a los servetistas, acuda a la publicación de la que hoy voy a dar mínimas datos.

 En 1492 muchos judíos expulsados de los reinos de Castilla y Aragón piden permiso para residir en Navarra y, una vez obtenido y pagado la suma correspondiente exigida, se asientan en pueblos del Reino de Navarra que son limítrofes con los reinos de donde han sido expulsados por los Reyes Católicos. Crecen las juderías navarras y especialmente las situadas en las mugas como Cascante, a escasos 10 kilómetros de Aragón o Tudela, a 8 km de Cascante.  Los judíos hallan en Navarra nuevo asiento ya que todavía no han sido expulsados por los Reyes Juan y Catalina de Albret, que lo harán bajo presiones en 1498. Tenemos información del nombre y oficio de los judíos cascantinos, y de pruebas  documentales de los protocolos notariales ( Juan Ignacio Fernàndez Marco: La judería Cascantina, Deusto 2006 y Miguel Zubillaga Garralda: Los Judíos del Reino de Navarra, protocolos notariales de Cascante, 1436-1496.)

De Tarazona procede la familia del judío físico Sento Amariello, venido a Navarra en 1492 y  obligado a convertirse  en 1498. Consta documentalmente como judío residente de Cascante y pudo, investiga el autor,  tomar el nombre cristiano de Nicolás de Villanueva. Parte de la familia Amariello, luego de Villanueva, fueron residentes en Tudela.

Es 1506 la fecha de nacimiento en Cascante de un hijo de Nicolás de Villanueva, médico, que vive en Cascante en las casas de Juan Rodríguez, que pide a un notario de Tudela que levante acta del nacimiento de un niño con un defecto congénito - hernias inguinales - que dejaban al descubierto el glande- ya que podía parecer causado por una circuncisión, cosa que el padre quería evitar, dada su situación  de converso. La copia del documento figura en esta publicación

En juicio de Gibebra en  1553 preguntado Servet sobre si estaba casado o lo había estado, declara  que no se consideró capaz,  por un defecto congénito de nacimiento, coincidencia  por tener como  un defecto congénito  hernias (hipospadias, argumenta  González Ancín ) que consideraba incapacitante para  poder  matrimoniar.

 Miguel Servet en la declaración ante Quintana, confesor del emperador Carlos V, dice ser navarro y  haber nacido en Tudela engendrado de padre español. En tres ocasiones Servet declaró haber nacido en Tudela de Navarra, aunque en otras ocasiones se declaró nacido en Aragón; la no coincidencia tanto en las fechas en las declaraciones de como en el lugar de nacimiento  puede ser , argumenta el autor, por  disimular ante sus enemigos datos  que no interesaba conocieran. Quintana declara conocer a Servet desde antiguo y dice que tiene una edad coincidente con la que Servet había declarado sin ninguna presión en 1506. González Acín considera esta declaración menos mediatizada.

 ¿ Nació en Tudela? Las investigaciones le llevan a afirmar la posibilidad de que no fuera en Tudela donde naciese sino en Cascante, como se  sabe a 8 km de Tudela y bajo su área de influencia.  Si la hipótesis de Gonzalez Acín es acorde, donde si está documentada la presencia  concretamente de Nicolás de Villanueva, su supuesto padre, es en Cascante, aunque pudo vivir en Tudela y luego trasladarse a Cascante. En Tudela vivían el abuelo y una tía del niño. Donde tenemos constancia del nacimiento de un niño con unas características similares a las que luego declarará tener Miguel Servet es Cascante. Posibilidad abierta a nuevas investigaciones posibles, los Villanueva de Cascante fueron perseguidos por la inquisición por judaizantes, huyendo Nicolás  de Cascante a lomos de una burra. La inquisición en Navarra va a establecerse después de su conquista por Fernando de Aragón y el físico es buscado y reclamado, pero no se le encuentra

Estas coincidencias   no son  únicas.  Muy interesante la relación con algunos personajes de origen cascantino o turiasonense que aparecen en la vida de Servet y que actúan en su defensa. Tendría sentido la declaración de Servet de que era navarro pero engendrado de padre español, Él sería navarro y su padre español, ya que Navarra no fue España hasta 1512, oficialmente 1515.

Si la familia , o al menos el padre y alguno de los hermanos de Servet huyeron a Francia , el autor sigue pistas que relacionan a este Miguel de Villanueva Serveto,  alias Revés, con otros Villlanueva, médico y apoteco, supuestos  hermanos establecidos en Francia, reformistas  y oriundos de Tudela.

Si aceptamos la hipótesis :

 Es intuición mía que los Villanueva pudieron acompañar en su huída o haber tomado partido por  los reyes de Albret, ya que alguno de los personajes con los que se relacionaron, y que constan en los archivos notariales como testigos o participando en ventas o operaciones, parecen que pudieron serlo. Quizá, aventuro yo , no por rigurosa investigación y seria sino por abrir otro camino, que la familia en su marcha pudo dejar a buen recaudo al niño- que tendría seis años- en manos de alguno de sus amigos o protectores cascantinos- Gonzalez Ancín investiga la relación con los Caballeros Hospitalarios de Calchetas- dando al niño una nueva posibilidad de existencia y trasladándolo a Sijena, también sede de la Orden Hospitalaria femenina. Al menos tengo constancia de que un nieto de un protector cascantino fue Gran Prior de Navarra de los Hospitalarios en años posteriores 


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