Estoy leyendo la biografía escrita por Ana Caballé, profesora titular de Literatura Española de la Universidad de Barcelona y responsable de Unidad de Estudios Biográficos (UEB) : Concepción Arenal, la caminante y su sombra. Madrid, Taurus, Juan Mach, 2018. Ana Caballé ahonda en la trayectoria biográfica de una de las más grandes figuras del siglo XIX, su periplo vital y su visión a través de todas las obras, tanto literarias, como de pensamiento, como de ensayo considerado reformista por la sociedad de su época. Pero sería audacia e imprudencia por mi parte intentar reflejar aunque fuera una de la mínima parte de lo que Caballé aporta, y de lo que Arenal supuso y sigue suponiendo. Necesito una lectura más reposada, ya que, advierto , una cosa es saber levemente como sabemos de oídas quién era Arenal y otra poder alcanzar, aunque sea para contarlo, la grandeza de su pensamiento. Si se me permite la burda metáfora: es como si yo quisiera explicar a alguien que no lo ha visto, como es el alto vuelo del águila real en el firmamento, el despegue de sus alas, la velocidad, la grandeza, la fiereza, la altivez, los ojos que no se deslumbran. Me daré tiempo para contarlo, para intentarlo. Pero no resisto, porque me impactó por su profundidad, una cita aparentemente casual que Caballé toma :
"La verdadera dignidad es el respeto de si mismo, no puede hacer nada que le haga despreciable a sus propios ojos. Aunque nadie sepa, aunque nadie sospeche el fraude con que se sustrae el oro, el golpe que hiere, el veneno que mata, la calumnia que infama;aunque el mundo, engañado, honre al culpable, su dignidad se perdió con su virtud, porque, como ella, sale de las profundidades de la conciencia y no entra como un vano rumor por los oídos. El abuso de la fuerza, el de confianza, la astucia, la doblez, el engaño, la mentira, todos esos componentes del delito, repugnan al hombre digno, el cual se aparta de elos instintiva e instantaneamente, sin reflexionar, al modo que cierra los ojos cuando se acerca un cuerpo que puede causarle daño. La dignidad es un compuesto donde entran muchos componentes, pero que si es dada, suple muchas cosas y no puede ser suplida por ninguna, en ciertas circunstancias de la vida, en algunas horas de la historia"
"La verdadera dignidad es el respeto de si mismo, no puede hacer nada que le haga despreciable a sus propios ojos. Aunque nadie sepa, aunque nadie sospeche el fraude con que se sustrae el oro, el golpe que hiere, el veneno que mata, la calumnia que infama;aunque el mundo, engañado, honre al culpable, su dignidad se perdió con su virtud, porque, como ella, sale de las profundidades de la conciencia y no entra como un vano rumor por los oídos. El abuso de la fuerza, el de confianza, la astucia, la doblez, el engaño, la mentira, todos esos componentes del delito, repugnan al hombre digno, el cual se aparta de elos instintiva e instantaneamente, sin reflexionar, al modo que cierra los ojos cuando se acerca un cuerpo que puede causarle daño. La dignidad es un compuesto donde entran muchos componentes, pero que si es dada, suple muchas cosas y no puede ser suplida por ninguna, en ciertas circunstancias de la vida, en algunas horas de la historia"
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