miércoles, 22 de agosto de 2018

Un amigo catalán


Poco a poco las pandillas se fueron fusionando, así que los maridos y las mujeres de los mayores se convirtieron en amigos de tertulia también de los pequeños, como si ya no importaran los años. Convivíamos todos en las pláticas amables con nocturna leche de pantera en el trujal; o charlas civilizadas debajo de la pérgola a la hora del aperitivo, después del baño, entre las cervezas y los martinis. Eran nuestros amigos desde la infancia catalanes, aragoneses y madrileños que venían en el verano a sus casas antiguas y luego se marchaban. Siempre fue así. Íbamos en tropel con amas y niñeras a saltar a la comba en el Romero, a jugar a frontón, a organizar verbenas en la huerta de las tías o, los más intrépidos, a hacer incursiones por los tejados del Barón, colándonos de casa en casa por los techos de cañas a espaldas de las madres que nos imaginaban en las tediosas siestas; nos bañábamos en la huerta de Los Tilos, buscábamos carabillas en los pinos y algunos audaces jugaban a hacerse hermanos de sangre. Luego en invierno ellos estudiaban fuera y nosotros nos íbamos al internado y las huertas se quedaban silenciosas y los frontones desiertos y los estanques se llenaban de agua verde y musgosa y bichos de patas que nadaban y cortaban la superficie.

Ocurrió. que los amigos se casaron y volvieron luego; y los que eran catalanes incorporaron a sus parejas y en las cenas informales al pebre y al calderete incluímos el alioli, la paella, los calsots y el cava compitió con la sangría. Entonces ya no importaba la edad, convivíamos.

Carlos, puede decirse, totalmente catalan, tenía seny. Era una espindarga rubia e irónica a la que no recuerdo de joven, decían que había sido guapo y jugaba muy bien al tenis. De mayor, como hoy lo recuerdo, facilmente podía competir en lo físico con Senillosa, de hecho a menudo lo habían confundido y se reía. Era igualito. Con gafas, pelo echado para atrás, con aire de Quijote flaco y ligeramente emperillado. Muy buena persona, hablaba un discurso entre irónico y provocador de pura inteligencia. Él, pareja de la mayor de la peña veraniega, nos pasaba dos lustros al menos. Siempre en segundo plano, cuando alguna conversación le interesaba, era un pozo de todo. Aunque  científico,  lo considerábamos versado en cualquier tipo de cuestiones. Sabía escuchar. Alguien me dijo que su padre fue amigo catalán de García Lorca, y efectivamente su padre, que se llamaba como él, Carlos Sindreu, debió ser algo bohemio, además de anticuario, literato y poeta visual; me lo encontré en una foto con Lorca y otras amigos del Ateneo de Barcelona en Cadaqués. Para entonces Carlos Sindreu hijo había fallecido.

El caso es que este verano y revolviendo todos los papeles y las fotos y recuerdos y titis y estampitas en esas casas grandes, como es la mía, donde todo cabe y se acaba encontrando, en una tarde de poner orden en las cómodas, me encuentro entre los papeles los poemas que Carlos con su letra menuda escribió, tal como los recordaba escritos por su padre. Y curiosamente por primera vez, cuando los recordó para mi, vi cierta agüilla en sus ojos, como de emoción o de nostalgia:


LA MÁ DE LA MARE

Tota en blanc la seva má
tenía venes molt blaves
com el cel del meu país
en dies de nuvolades.
I marxà sense un adèu
si amb la mà tancà la cleda
ningú no s´en va adonar
tenía la pell de seda.
Ara fretura al meu front
el pas de la ma enyorada
y voldría, com d´infant
que la seva mà em portava
en una nit de febrada
sentir el consol de frescor
que la seva má emportava
se que hi ha un mes enllá
si tu ho vas dir no es mentida
quan jesús em cridadá
oi que em donarás la ma?
Mare de la meva vida

LA MANO DE LA MADRE
Toda de blanco su mano
tenía las venas azules
como el cielo de mi país
los días de albas nubes.
Y se fue sin un adiós
si con la mano cerró la verja
nadie se dio cuenta.
Tenía la piel de seda
ahora ansío en mi frente
el paso de la mano añorada
¡quisiera como un niño
en una noche febril
sentir el consuelo de su frescura
que su mano me traía!
Sé que hay un más allá
si tú me lo dijiste no es mentira.
Cuando Jesús me llamará
¿No es cierto que me darás la mano,
madre de mi vida?

Carlos Sindreu

 http://charofuentes.blogspot.com/ creación propia

2 comentarios:

  1. Hola Charo:

    Como ya te dije, el recordatorio original de mi bisabuela anda perdido por alguna caja de estas de los chinos en el sótano de casa de mi hermano (o eso espero) desde que vaciamos la casa de mis padres. De todas formas hice una transcripción bastante exacta (por no decir del todo exacta, ya que incluye un punto detrás de un signo de interrogación que está a todas luces fuera de lugar y una especie de exaltación de los puntos suspensivos a los que era muy aficionado mi abuelo). De todas formas, veo que aquí no se pueden añadir imágenes, o sea que casi mejor.

    Te lo transcribo, pues:


    Tota en blanc, la seva mà,
    tenia venes molt blaves,
    com el cel del meu país
    en dies de nuvolades

    * * *

    I marxà sense un adéu...
    Si amb la mà tancà la cleda,
    ningú no se'n va adonar...
    Tenia la pell de seda...
    ···································
    Blanca d'ànima i de cos.
    Ella, que amava les flors,
    era com una gardènia...

    * * *

    Ara fretura el meu front
    el pas de la mà enyorada...
    I voldria, com d'infant,
    en una nit de febrada,
    sentir el consol de frescors
    que la seva mà em portava...

    * * *

    Jo sé que hi ha un Més Enllà
    -si tu ho vas dir, no és mentida-.
    Quan la Mort em cridarà,
    oi que em donaràs la mà,
    mare de la meva vida?..


    Antònia Pons i Jordi ( † 10-XI-1949)

    Un beso y muchas gracias por el recuerdo!

    David

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  2. Vaya, he intentado centrar las líneas de asteriscos y a la hora de publicarse han quedado alineadas a la izquierda. En fin, qué le vamos a hacer...

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