viernes, 28 de marzo de 2025

INICIO Y CONTINUIDAD DE LA RAMA ESCRIVÁ DE ROMANÍ CASCANTINA (( I )

 




                                        Manuel  Arnedo Ximénez de Cascante

INICIO Y CONTINUIDAD DE LA RAMA ESCRIVÁ DE ROMANÍ CASCANTINA

No pretende ésta ser una investigación exhaustiva, pretende mi curiosidad aportar por su interés algunos datos de una desconocida rama Escrivá de Romaní cascantina. Muchos investigadores de dentro y fuera de Navarra podrán completar datos, en los archivos valencianos o aragoneses, ya que es una familia muy reconocida y estudiada. En mi interés por Cascante, donde nací, y sus gentes aporto los que hoy tengo relativos a mi zona, esperando continuar en otras entregas. Entiendo como patrimonio los personajes idos que hicieron a los países lo que hoy son lo que es hoy. Me gusta fijar los personajes en su contexto y ser rigurosa en los datos, consultando archivos, aunque no siempre puedo terminar las fichas, pues de algunos queda muy poca cosa. Fichas abiertas para que el tiempo o estudiosos manejando archivos de otras autonomías las termine, yo he manejado exclusivamente legajos familiares y archivos a los que tengo acceso

Con Manuel Arnedo Jiménez de Cascante Jiménez de Antillón Castillo, se inició el origen en Cascante de rama Escrivá de Romaní que se extiende en generaciones posteriores fuera de la ciudad, de Navarra, aunque algunos de sus miembros sigan manteniendo lazos y casa en Cascante. A la rama de origen cascantino pertenecen dos María Hohenlohe, descendiente de Luisa Arnedo y Escrivá de Romaní, hija de Antonia Escrivá de Romaní Taberner y Manuel Arnedo Ximénez de cascante. El reportaje publicado sobre Adriana Marín Huarte, casada con el duque de Aliaga, Luis Martínez de Irujo y Holenlohe -Langerburg, me ha hecho retomar el entronque de los Escrivá de Romaní con Cascante.  Hagamos un poco de historia.

El capitán de artillería Manuel Arnedo Ximénez de Cascante nacido en Zamboanga, Filipinas en 1788, casó en Valencia con la Sra. D.ª. Antonia Escrivá de Romaní y Taberner[1]

No fue la única boda Escrivá de Romaní cascantina. Posteriormente dos hermanas de Antonia, María Concepción y María Paz, que visitaban a su hermana en Cascante residiendo temporadas en la ciudad[2], se desposaron con dos personas de alcurnia relacionados con Cascante. Concha lo haría con Faustino Bobadilla Gil de Castejón[3] (Villafranca 1766) hijo de Juan Manuel Bobadilla Garcés y María Gil González de Castejón Atocha (Logroño). Y Paz,  en 1827, lo haría con José María Ximénez de Cascante Irumberri Castillo y Beaumont hijo de Faustino Ximénez de Cascante Castillo y Paula Irumberri y Beaumont. [4]

Antonia, Paz y Concha Escrivá de Romaní eran de Valencia, hijas de los Barones de Beniparrel, Luis María Escrivá de Romaní y Camprobón  (Valencia)  y María Josefa Taberner González de la Cámara (Barcelona)  Estos matrimonios entroncan el apellido Escrivá de Romaní valenciano con ilustres apellidos navarros y riojanos  Las tres hermanas Escriba de Romaní residieron con su familia en Cascante, Antonia, desde1830 en la calle del Pontarrón[5], barrio de la Fuente; Paz en la calle Mayor Baja[6] y Concha en la Plaza de la Abadía, actual Placeta de los Bobadilla. Las tres tuvieron descendencia. De las tres, una se extinguirá en el siglo XIX

Orígenes de Manuel Arnedo: Francisco Arnedo Ximénez de Antillón y Paula Ximénez de Cascante Castillo

 Francisco Arnedo Jiménez de Antillón, padre de Manuel, pertenecía a una ilustre familia riojana por Arnedo y cascantina y aragonesa por Antillón [7], señores de Serúe. Nació en el Villar de Arnedo. Era cuarto hijo de Manuel Arnedo Fernández de Saravia[8] y Teresa Ximénez de Antillón, ésta última hija de Juan Manuel Ximénez de Antillón y Josefa Jiménez Navarro , ignoro si Jiménez  navarro, Jiménez de Cascante o Jiménez Alcalde[9] ¿son tres nomenclaturas para el mismo origen?  El cambio de Jiménez de Cascante por Ximénez Alcalde está documentado por Juan Ignacio Fernández Marco en su publicación Cascante Ciudad de la Riberaes, es la rama del que procederá el condesado de Rodezno. Los Jiménez de Cascante contra los Antillón mantienen a lo largo de la historia desde el siglo XV grandes enfrentamientos[10] pero también frecuentes uniones. 

 Francisco Arnedo Ximénez de Antillón era militar. Estaba casado con Paula Ximénez de Cascante Castillo, nacida en Tudela. Cuando nace su hijo Manuel, Francisco ejercía el cargo de Gobernador militar y político de Filipinas[11]. En 1803 está documentado su nombramiento como comandante del escuadrón de Dragones[12]. En 1806, ya en España, compró al duque de Granada de Ega, marqués de Cortes, Francisco Idiáquez, el Señorío de Bellver, situado en Cabanillas[13], Navarra. El documento señala como domicilio la ciudad de Cascante, aunque posteriormente en pleitos emprendidos en 1806,1807, 1808 y hasta 1830, da indistintamente como residencia Cascante o Tudela. En 1808, figurará como vecino de la ciudad de Tudela. Actuó en la Guerra de la Independencia contra los franceses como teniente coronel con 39 años de servicio, agregado a las órdenes del general Palafox; nombrado por él para dirigir la defensa de la ciudad de Tarazona, [14]con la misión de instruir a los paisanos en las armas traídas desde zaragoza, organizando compañías y tercios a finales de mayo. Pero el 10 de junio ya no estaba en la ciudad. Pudo, como estrategia, Tarazona no plantear defensa frontal ante el francés para evitar lo ocurrido en la ciudad de Tudela, abandonando Arnedo la ciudad y reagrupándose con las tropas en Mallén el día 13 las órdenes del marqués de Lazán[15] y posteriormente acudir a Zaragoza en el primer sitio. En la defensa de Zaragoza dirigió dos compañías del regimiento de Extremadura, como jefe de línea de Puerta Quemada. [16]. No actuó en el segundo sitio. Numerosos pleitos documentales le sitúan gestionando el Señorío de Bellver en Cabanillas que ha comprado. Muere en Cascante, donde residía, el 10, 10 de 1830.

La madre de Manuel, Francisca de Paula Ximénez de Cascante y Castillo,  procedía de familia noble de Cascante, aunque nació en Tudela, era hija de José Francisco Jiménez de Cascante y Acedo, caballero de San Juan de Jerusalén y de Josefa Castillo.  Documentada desde antes del siglo XVI con carta de nobleza y alcurnia, entre sus familiares, un obispo de Barcelona[17], una abadesa de Tulebras [18], caballeros pertenecientes a las órdenes militares de San Juan, Calatrava, Santiago[19] ya en el siglo XVI Juan Ximénez de Cascante era caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén y Gran Prior de Navarra (1555- 1562) que residió en Malta

El matrimonio Arnedo Ximénez de Cascante, además de Manuel tuvo al menos tres hijos más, Francisco, José y Micaela. José, fue militar muy distinguido y condecorado[20]. Micaela casaría en Cascante[21] con Rufino Felipe González de Castejón y Villanueva. Su hija Teresa González de Castejón y Arnedo sería II condesa de González de Castejón.

 

 1 ) Manuel Arnedo Ximénez de Cascante[22]

Manuel nació en 1788 Zamboanga, Mindanao donde su padre, Francisco, estaba destinado como gobernador militar y político de Filipinas.[23] Fue militar del arma de Artillería. Estudió en el Real Colegio de Artillería en el Alcázar de San Juan en la Academia Militar de Segovia[24] . En agosto de 1808 intervino en la guerra de la Independencia; llegó a Zaragoza y concurrió con las divisiones valencianas a los hechos de armas. Luchó en Navarra en la batalla de Tudela, dirigiendo la batería del puente del Ebro y cubriendo con valor y riesgo la retirada de las tropas españolas vencidas. Hecho prisionero se le trasladó a la ciudad francesa de Bellegarde. Por el valor demostrado había sido promovido a capitán en 1808, y así figura en 1817 en la lista de capitanes de Artillería. Pese a sus iniciales triunfos militares, renunció a su carrera en el ejército.

Se casó en Valencia con Antonia Escrivá de Romaní Taberner.

Fue Caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén. Durante su etapa militar debió residir en Valencia. A le renuncia de su carrera militar,   residió como propietario del Señorío de Bellver en Tudela y posteriormente en Cascante, calle de S Pedro nº 4 y aproximadamente desde 1930 cuando construye lo que iba a ser su casa[25], calle De la Fuente, nº1, hasta su muerte, en Cascante, como propietario. Noticias familiares afirman que adolecía de depresiones[26]. Le llamaban “el indiano” por su nacimiento en Filipinas, hasta hace poco a una de sus descendientes también se lo llamaban.  

la actualidad del apellido de la rama Escrivá de Romaní de Cascante

De las tres ramas Escrivá de Romaní la rama Bobadilla continuó con el nacimiento de Mauricio Bobadilla Escrivá de Romaní en 1832, fallecido en 1914.

 De la rama Ximénez de Cascante desciende Concepción Ximénez de Cascante Escrivá de Romaní, nacida en 1828 y fallecida sin sucesión en 1899.

La rama  Arnedo tuvo numerosa descendencia, ocho hijos de los que, consultando los nombre incluidos en los archivos parroquiales y censos municipales, debieron sobrevivir cinco. Eduardo, Luisa, Rafaela, María Pilar y Antonia Arnedo Escrivá de Romaní.

No llegaron a adultos Juan Pío, Eteodoro, Antonio Jesús. Otro hijo varón, Santiago (1836) falleció en 1838 a los 22 meses


                 

jueves, 13 de marzo de 2025

DOÑA FRANCISCA PIZARO,UNA ILUSTRE MEZQUITA . (V ) Biografía . ESPAÑA

 


María Roswtworowski de Díaz Canero

IEP, Instituto de Estudios Peruano, 1ª edición, Perú, 1989, Serie Historia andina 14, resultado del proyecto “Subordinación y complementariedad: Relación de hombres y mujeres en los Andes”, financiado por la Fundación Ford

El viaje de Francisca Pizarro

Cuando Francisca parte para España, es obligada a vender precipitadamente parte de la inmensa fortuna heredada de su padre, herencia que Sara Beatriz Guardia en su estudio define como “casas, minas, huertos, ingenios, ganado, navíos, repartimientos en Huailas, Lima, Chuquitanta, Atabillos,, Haura y Yucay”[1]. Sus rentas habían disminuido y parte de su patrimonio desaparecido. El capital fue utilizado por su tutor Gonzalo Pizarro para sus luchas encomendera y por sus otros tutores,  Vaca de Castro, enviado por el rey para poner orden entre Pizarro y Almagro, que se ha adjudicó a sí mismo y distribuyó entre sus partidarios encomiendas; y el inquisidor La Gasca, que jugó en su provecho e instó la Corona para que alejara de Perú a los Pizarro y así evitar que su poder se afianzara con los herederos. Por real Cédula del 11, marzo de 1550 a instancias de La Gasca se había ordenado del traslado a España de Francisca Pizarro, dándole solo unos días para su desplazamiento. Como dijimos en una entrada anterior, hizo testamento, dado los peligros de la travesía y presentado ante la Real Audiencia de Lima, establecida desde 1543, una solicitud para aplazar el viaje, la partida fue decidida el 15 de marzo de 1551. Acompañaban en la travesía sus hermanastros Francisco, hijo de Francisco Pizarro y Doña Angelina; e Isabel, hija de Doña Inés Yupanqui y Francisco de Ampuero; Catalina de la Cueva, aya de Dña. Francisca; Antón Martín, su paje y Juanillos su criado. Francisco de Ampuero era el responsable del viaje. Se le entregaron 10´700 pesos de oro en 59 marcos y medio de plata marcada y tintada y 13 658 marcos de plata. Cuentas aparte llevaba su medio hermano Francisco, 2000 pesos de oro. De todo ello debía rendir cuentas a Hernando Pizarro a su llegada a España.

Antes de su marcha (1849) su tutor había donado cuatro solares en nombre de Francisca para la iglesia de la Merced de Quito[2]

Francisca sigue siendo la mujer más rica del Perú Tenía gustos refinados y costosos, así pide a su tutor Antonio Ribera que le envíe lo que había dejado en su casa, “una colección de tapices de Flandes, una colección de imágenes, entre las que destacan una Asunción de Alabastro, un Cristo con la Cruz, un Niño Jesús grande y una imagen de bulto de Nuestra Señora, diecisiete cuadros flamencos, con sus marcos de palo viejo, diecisiete. Como corresponde a la rica mestiza tapices con motivos de boscaje y montería y otros objetos, no menos relevantes, joyas, candelabros de plata, vajilla de plata blanca, sedas y terciopelos bordados de oro, sillas de ataujía, arquetas con taracea-

El galeón se aprovisionó y los viajeros salieron del puerto del Callao el 15 de marzo de 1551. Se preguntaba María Rostworowski si comprendería Francisca ese destierro y cómo miraría por última vez la costa de su tierra perulera o si se abriría ante ella la esperanza de ver la tierra largamente descrita por sus parientes. En mi opinión, un viaje obligado no es un viaje deseado. Tuvo que ser duro renunciar a lo conocido, por más que la violencia hubiera acompañado su infancia y adolescencia. El mandato del rey de España no dejaba opciones y, como dirá más tarde Francisca en alguno de los juicios entablados[3], vino no por voluntad propia, sino por obediencia al rey, así lo alega en documento posterior que se incorpora al estudio. Por otra parte, sus rentas, como alegó en la Real Audiencia de Lima, sufrirían perjuicio con su marcha.

La historiadora cuenta los pormenores de la travesía y sus escalas para aprovisionare, por la dificultad de conservar los alimentos frescos. Conocemos los gastos, por la meticulosa contabilidad que llevaba Francisco Ampuero, documento que incluye este estudio. Hicieron escala en Panamá donde llegaron el dos de mayo y permanecieron hasta el 9 de junio y donde el amor al lujo de doña Francisca compró sombreros, tela adamascada para una camisola y cuatro pares de botines para su hermanastra Isabel- lo que demuestra la buena sintonía con su hermanastra, más tarde puesta en tela de juicio cuando Francisca lleve a Juicio a Ampuero y le achaque haber llevado de viaje a España a su hija, por lo que, en mi opinión , la cicatería era más propio de Hernando Pizarro que de Francisca. La ilustre mestiza dio limosnas a los pobres y al   convento de San Francisco y en Lucar al convento de Nuestra Señora. Recalcamos los rasgos de su carácter a los que aludíamos al hablar de su testamento: Aunque no tengamos cartas ni documentos personales de Francisca podemos intuir que era religiosa, caritativa, generosa y muy amante del lujo.

 Se cambió de Galeón para llegar a la Habana (6junio) se acondicionó con comodidades inhabituales como correspondía a los ilustres hijos e Pizarro y se hicieron acopio de gallinas un ternero, refrescos y frutas, vuelven a partir (9 julio) pasan por las Azores y llegan a Santa Cruz de Barrameda seis meses después.

España

De Santa Cruz de Barrameda llegaron a Sevilla, era entonces una ciudad de 50-000 habitantes, tenía un fuerte movimiento comercial. En Sevilla Francisca compró paños. Sedas, joyas, bajilla de plata, candelabros, platos, mostrando nuevamente su gusto por el lujo, lo mismo hizo su medio hermano Francisco, todo anotado puntillosamente por Ampuero.

Al llegar a Sevilla recibió una misiva de Felipe II, preguntándole donde quería vivir, Francisco de Ampuero pensaba situarla en Trujillo con su tía Inés Rodríguez de Aguilar, pero le llegó la orden de Hernando Pizarro de que se dirigiera a Medina del Campo. Hernando, tío de Francisca, hermano de Francisco Pizarro era el cabeza de la saga y el único Pizarro de los conquistadores vivo. Tenía 50 años-

Hernando Pizarro

 Hermanastro de Francisco Pizarro, fue hijo legítimo del hidalgo Gonzalo el Largo y de Isabel Vargas, nacido posiblemente hacia 1503. Luchó al lado de su padre en la guerra de   Castilla contra Navarra y recibió el grado de capitán de Infantería. Acompañó a su hermano Francisco en la conquista de Perú, tomó parte activa en los sucesos de Cajamarca (1532) y fue el encargado de traer el quinto del rescate de Atahualpa al rey, Carlo V (1533) por lo que recibió la orden de caballero de Santiago. Actuó en las batallas por el dominio de Cusco contra Manco II (1536) con el puesto de Teniente Gobernador y posteriormente en la misma ciudad de Cusco contra Almagro, al que mandó dar garrote (1538). Volvió a España (1539 para dar disculpas al rey por el asesinato. La responsabilidad en la muerte de Almagro fue castigada; los almagristas pudieron su muerte, pero sus triunfos en la conquista dieron a la Corona española riqueza y esplendor, por lo que fue condenado con el destierro a África, y más tarde fue conmutada la pena, por lo que cumplió reclusión en (1540) Madrid y en   el Castillo de la Mota (1543-61) La reclusión no impedía que viviera con el lujo que correspondía a su inmensa fortuna y que tuviera una extensa red de contactos en el exterior. Hernando Pizarro disponía de servidores y redes que incrementaban sus empresas en Perú, gestionaban su patrimonio, explotaban sus minas. Muy hábil comerciante, emprendía negocios nuevos y se defendía con abogados de los pleitos de la hacienda real, de sus numerosos enemigos y de la codicia de los nuevos administradores de las Indias. Como negociador era duro y prepotente; se le culpabilizaba de la falta de tacto en sus luchas con Manco II lo que había prolongado la guerra y aumentado la pérdida de vidas; se le achacaba impiedad en el trato con Almagro y se le  responsabilizaba  de su muerte.

Loskhart, en su libro Los de Cajamarca (1986) dice la historiadora que consideraba que Hernando tenía la categoría militar más alta de los hombres que participaron en la conquista y que gozó en Perú de una situación privilegiada por la superioridad de su nacimiento y por pertenecer a otra clase social. Valiente, arriesgado y altivo lo define obsesionado por la riqueza.  Hernando, por ser culto e hidalgo, tenía predicamento con su hermano Francisco y sabía ejercer el mando tanto en la lucha como en la sociedad. Le juzga duramente y afirma que sus intereses siempre fueron enriquecerse y volver a España. Hernando en el Castillo de la Mota, gestiona bienes, pleitea y se hace con los bienes de las herencias  de sus hermanos en el Nuevo mundo; incrementaba su herencia con los bienes de sus hermanos Gonzalo y Juan y con un pequeño patrimonio del mayorazgo de su padre Gonzalo el Largo. La boda con su sobrina le permitiría controlar y aconsejar a su esposa Francisca Pizarro en la administración  de la herencia de su padre

  En una entrada anterior hemos hablado de su vida amorosa y de la descendencia habida con una joven y bella de la nobleza de Medina del Campo que estaba a su servicio, Isabel Mercado, a la que aleja al llegar a España Francisca Pizarro Yupanqui. Entendemos que tal vez en su matrimonio con su sobrina primó el interés, aunque resulto ser un matrimonio muy sólido

El matrimonio. Francisca

La boda con Hernando Pizarro (1952), entiendo, pudo ser una “razón de estirpe”. Se casaron en Medina del Campo. No se sabe la fecha exacta de su matrimonio, los historiadores coinciden que fue a mediados de 1552. Existe un documento de Francisca fechado en marzo, en el que  no figura todavía desposada, y otro relativo al mes de noviembre en que figura como esposa de Hernando, la boda pudo ser entre esos  meses

Se pregunta María Rostworowski si se sentiría defraudada al llegar al Castillo de la Mota; si no hubiera preferido otro destino su juventud en lugar de la reclusión con Hernando. En mi opinión, Trujillo, con 1300 habitantes no debía ser muy atractivo para una joven venida de Lima, una gran ciudad, con movimiento comercial y  más libertad de costumbres que Extremadura. Por otra parte, hubiera sido impensable en España que una joven soltera de 18 años mantuviera casa propia en Sevilla, en Madrid o en Valladolid. Tampoco tenía arraigo, ni amigos, ni conocidos en España. Hernando Pizarro era hidalgo y caballero de Santiago, inteligente, ambicioso combativo y buen administrador; lugarteniente del padre de Francisca, albacea de su testamento y heredero, si sus hijos morían.  Poseía cultura, riqueza y gusto, como Francisca, por el lujo; como dato de ello un historiador apunta que había encargado traer de Flandes perros de raza y un órgano. Tenía la capacidad de gestionar la inmensa fortuna de Francisca y recuperar la que les estaba siendo arrebatada  a las antiguas clases dirigentes que representaban los Pizarro por la nueva burocracia de la administración española.

 No debió ser la edad tampoco problema; Hernando tenía cincuenta años, ella dieciocho. Los padres de Francisca y los conquistadores españoles en Nueva Castilla se habían casado con mujeres mucho más jóvenes. Tampoco viviría en una prisión, el Castillo de la Mota no resultaba ser una prisión al uso, pues Hernando no se recluyó en la torre, paseaba por todo el castillo, no estaba aislado y vivía con el lujo proporcionado por su fortuna. Francisca venía de una situación peligrosa, tal vez buscó seguridad.   En mi opinión, Francisca eligió y, porque los matrimonios entre principales en el siglo XVI eran más de conveniencia que de amor,  su matrimonio convenía a ambos para que la defensa de las propiedades se quedaran como patrimonio de los Pizarro. Todo indica que fue un matrimonio consolidado y avenido. y vivieron como matrimonio en el Castillo de la Mota desde finales de 1552 a 1561, año en que, cumplida la pena. se trasladaron a las Zarzas.

Los juicios entablados para salvaguardar el patrimonio de Francisca se iniciaron desde la llegada a España. El primer juicio fue contra Francisco de Ampuero, que reclamó los gastos del viaje apelando que se le debían por su servicio.  El documento está fechado en Medina de Campo el 18 junio de 1552. Francisca da poder a Sebastián Rodríguez, para que pleitee en su nombre. Ignoramos si por esas fechas ya estaría desposada con Hernando, o simplemente aconsejada. Son documentos duros, y hay varias apelaciones en las que se llaga a afirmar que Ampuero había venido por voluntad propia, para atender  sus negocios en España y para traer consigo a su hija Isabel. Sorprende la beligerancia de la argumentación, ya que sabemos que Francisca parecía llevarse bien con Isabel, a la que compró en el viaje cuatro pares de botines, siendo además hermanastra suya por parte de madre. La audiencia dio la razón a Francisca y queda obligado Ampuero a pagar gastos. 

Se ha publicado documentación por la que se sabe que para 1553 Francisca había recuperado en gran parte el capital perdido, aunque el patrimonio será discutido a lo largo de muchos años. Los juicios se sucederían, en España y Perú, llegando a mantener uno contra Antonio de Ribera, esposo de Inés Muñoz, por mala administración. Hernando, a la vez que la desposaba asumía la administración. Los juicios en defensa del patrimonio fueron innumerables, unas veces entablados por ellos y otras por la Corona, la nueva administración de Perú, los oydores o los que querían hacerse con las encomiendas. Se suceden los cambios de apoderados y administradores, aunque las rentas que llegaban desde Perú eran cuantiosas, a veces eran secuestradas por la Corona y la Real Hacienda. Hernando, de acuerdo con Francisca, fue poniendo personas de su confianza.

Con respecto a su vida matrimonial, los historiadores hablan de su buena avenencia. Tuvieron cinco hijos Francisco, Juan, Gonzalo, Inés e Isabel. Murieron Gonzalo e Isabel, bajo la atención de su madre Francisca, vivieron Francisco, Juan e Inés  y  dos hermanastros habidos de la primera compañera de Hernando, Mercedes Mercado. 

Hernando hizo testamento en 1557[4], cinco años después de su matrimonio por sufrir una enfermedad grave. Esteban Mira Caballos estudia el testamento y nos hace notar,  por el número de   servidores que cita el testamento a los que deja legados, que al matrimonio le acompañaba una corte principesca. Reseñamos que se fía de su esposa como administradora; cita a Francisco y Francisca, hijos de Mercedes Mercado que estaban vivos en esa fecha, y a los que lega 4000 ducados, pero la herencia que les adjudica está condicionada a que obedezcan en todo a Francisca Pizarro, si no lo hicieren y salieren de su protección serían desheredados. Reconoce a Francisca sus bienes propios, la hace albacea de los suyos y le pide que administre los 8.000 ducados y, si es posible, los incremente. En este testamento, que no es el definitivo, es notable la consideración y afecto de Hernando a Francisca. Su vida matrimonial debió ser buena, condicionada por la muerte de dos de sus hijos que  murieron de niños y se sabe que dos hijos fueron enterrados en la Iglesia de San Andrés de Medina del Campo.

 Hernando no debió llevarse bien con su hijo mayor, Francisco, la historiadora recoge la opinión de Muñoz San Pedro (1950) que afirma que surgieron desavenencias entre el primogénito, Francisco y Hernando.  Intuye Rostwwski que la causa pudo ser el carácter dominante de Hernando.  Por el contrario, Francisco se llevó muy bien con su madre y acabó siendo el heredero principal. Hay documentadas opiniones de las personas que trataron a Hernando, pero no las hay de Francisca. Pensamos que todos los riesgos corridos y la educación y el ejemplo de su cuidadora Inés Muñoz, que fue protectora de los hijos de Pizarro, que fue una de las mujeres españolas más valientes. La vida con Inés Muñoz  harían a Francisca una mujer de carácter, así lo demostró en la tenacidad en reclamar lo que era suyo, en reivindicar que  el título de Marqués que el rey  le concedió a su padre se hiciera efectivo; en su apoyo a Gonzalo Pizarro a pesar de que este cayera en desgracia, y en la  actitud  tomada tras la muerte de su marido, como veremos más adelante. Pero todo lo que digamos del carácter de Francisca será imaginación, deducción, pura elucubración no documentada. Raúl Porras Barrenechea, diplomático e historiador peruano, la considera poseedora de las cualidades de las mujeres andinas, sumisas y silenciosas. De opinión contraria es la novelista extremeña Carmen Sánchez Risco.

La Zarza y Trujillo.

Hernando Pizarro sale de su cautiverio el 17 de mayo 1561y se instala en la Zarza con toda su familia.  En 1566 muchas de sus posesiones y las de su mujer han sido confiscadas. En Perú se ha consolidado una nueva clase política y una nueva organización burocrática por lo que  los conquistadores han sido desplazados y no tienen poder político. Hernando y Francisca dan un poder a Antonio de Figueroa, y se irán replegando y vendiendo sus posesiones en Cuzco, Lima y Arequipa a favor de inversiones en España y en Trujillo. Desde el año siguiente a su salida de el Castillo de la Mota, inician la construcción de un palacio en Trujillo y  gastan parte de lo recaudado por Francisca para construir el palacio renacentista donde vivirán El Palacio de la Conquista. Está Situado en la plaza Mayor de Trujillo, ampliando  la misma casa  donde estuvo la de Gonzalo el Largo, padre de los Pizarro, 

 Entiendo que el palacio de la Conquista es una ostentación de sus orígenes   donde Francisca hace gala de su orgullo mestizo. Esta edificado en sillería de granito y en su intercolumnio destacan los bustos de Hernando Pizarro, el conquistador e Inés Huaylas,. la princesa inca, sus padres. Y los bustos de Hernando Pizarro y el suyo, Francisca Pizarro Yupanqui muestra el orgullo inca del que no reniega. Pensamos también que es una reivindicación del amor a su madre, puesto en duda por algunos historiadores. Es significativo porque el palacio se terminó después de la muerte de Hernando, puede responsabilizarse al gusto de Francisca. El emblema  de los Pizarro está coronado por el escudo de armas que Carlos V concedió a Francisco Pizarro y motivos alegóricos a la conquista del Perú. Una exhibición de nobleza y poderío. Entiendo que es la escritura en piedra que escribe Francisca, su testimonio de orgullo, gusto, lujo, cultura, conocimiento de la estética renacentista  y amor a su saga.

Francisca y Hernando decidieron establecer el mayorazgo de los Pizarro con sus bienes en España y, por el privilegio de ser hija del marqués conquistador de Tahuantisuyo, el rey le otorgó una cédula en 1571, y otra cédula a Hernando en 1577, autorizando unir su mayorazgo con el de su mujer. Un año después Hernando redactó el testamento, que no he encontrado. Quedaban como herederos su hijo Juan, que desplazaba a Francisco, y en el caso que este muriera sin descendientes legítimo sería heredero Francisco y después Inés, a la que dejaba 12.000 ducados para su dote. Ingentes cantidades de dinero lega para construir una iglesia en Trujillo dedicada a Nuestra Señora de la Concepción.

Segunda boda de doña Francisca

Tras la muerte de Hernando Pizarro el 30 de agosto de 1578, Francisca Pizarro se vuelve a casar el 30 de diciembre de 1581 en la parroquia de Santa María de Trujillo con Pedro Arias  Portocarrero, hijo de los segundos condes de Puñonrostro, que , para más sorpresa, su marido era hermano de la mujer de su hijo Francisco. Todos los historiadores están de acuerdo en que no era lo esperado, que una mujer de su condición se hubiera vestido de negro y recluido en casa alejado del trato social, que es lo que se hacía en España. Pero Francisca tenía sangre inca, opimo, y las princesas incas no se recluían, volvían a renacer y a casarse. Así lo hizo su madre, Inés Huaylas; y la mujer de su padre, doña Angelina que se casó tres veces; y la española Inés Muñoz, su cuidadora. Francisca Pizarro había vivido 18 años en Perú y ni la vida ni la muerte era en las Indias tan dramática como la española.  Tampoco debió de serle extraño el parentesco de hermandad con su nuera, ya que los soberanos incas se casaban entre hermanos. Existía además una ley, que ignoramos si regía para una mestiza en España, de que una viuda de español en las Indias debería casarse al año de enviudar, so pena de perder sus derechos y encomiendas. Creo que el tema de ese segundo matrimonio debería de investigarse, pues, si regía para Francisca,  eso y no otra cosa, explicaría la premura en cambiar de estado. 

Se marchó el matrimonio a vivir a Madrid, compraron un palacete en la calle Príncipe y otra casa para sus suegros en la calle Relatores, hasta que fueran restituidos en su Condado, pues los Arias Dávila litigaban por el título de Conde. Durante su estancia en Madrid el nuevo matrimonio vivió una vida cortesana de lujo, pero no dicen los historiadores en que consistía ni a quien frecuentaba, ni si también pagaron los gastos de los Puñonrostro. Gastaron o dilapidaron gran parte del capital, vendiendo propiedades.  

No se olvida Francisca de Trujillo funda en 1594 el convento de la Merced en Trujillo (Archivo Histórico de Protocolos de Madrid).

Francisca Pizarro fallecía en Madrid en la calle del Príncipe el 30 de mayo de 1598. No he conseguido leer el segundo testamento, lo que he leído me parece ajeno a aquel sensato primer testamento que redactó en Lima. No puedo entenderlo, no solamente por las inmensas joyas, y propiedades y una renta de 2000 ducados al año que deja a su marido, mientras no fuera restituido s condado- ya que al no tener hijos irían a pasar a la familia Portocarrero- sino porque perjudicaba a su hijo Francisco, que si era su sucesor y que sí tenía descendencia.

¿Le cegaban los títulos españoles, ya que apelaba a la restitución del condado?  ¿Fue una propuesta de su joven marido? ¿Estaba enamorada? ¿Había sido muy feliz y lo premiaba?  Lucidez, amor o senilidad, dejaba como albacea a sus suegros, Pedro Portocarrero y Juana de Castro, los cuales podían vender y enajenar bienes. Omite el estudio el seguimiento, pero en mi opinión, seguramente lo harían los Portocarrero a su favor, y harían inútiles los tenaces esfuerzos de Hernando Pizarro de agrupar los bienes para  legar y ennoblecer a su descendencia legítima.

Sé que esta entrada no es crítica literaria ni histórica, ninguno de los dat0s son investigación mía,  tal vez intente una interpretación buscando datos rigurosos pero deduciendo, elucubrando, suponiendo, intentando desentrañar cómo era y qué fue de la primera mestiza ilustre que vino a España. Tal vez sea poco serio, es curiosidad  por mi parte. Decía María Rostworowski en una entrevista que le hubiera gustado saber cómo le había ido a Francisca en este segundo matrimonio, si fue feliz.  A mí, también.



[1] Sara Beatriz Guardia “Francisca Pizarro   La primera viajera de la élite incaica a España, p.40

 

[2]José Antonio Ramos Rubio. Doctor en Historia, Cronista Oficial de Trujillo El mecenazgo de Francisca Pizarro Yupanqui y su proyección en el patrimonio arquitectónico de Trujillo (Extremadura)

[3] “..porque  la dicha de mi parte vino a estos reynos, por mandato de Vuestra Alteza e contra su voluntad sin causa ni culpa suya, dexaand su naturaleza donde nació y crió y dexando su hazienda y renta…” p.112

[4] ://chdetrujillo.com/hernando-pizarro-y-la-perpetuacion-de-su-linaje-un-testamento-desconocido-de-1557

viernes, 7 de marzo de 2025

8 Marzo ISABEL MERCADO. UNA MUJER EN SOMBRAS. S.XVI



 

Todos los años me uno a la celebración del día de la mujer de alguna manera. Dado que no soy de ir a manifestaciones, en estas fechas me solidarizo con la lucha por los derechos de la mujer a mi manera. Escribo artículos, poema o subo al muro semblanza de mujeres valiosas.

 La mujer luminosa se hace hueco en la historia, pero ¿ qué es hay de todas las mujeres a las que la historia castigó con  sombras? Hago justicia y saco a la luz a Isabel Mercado, una ilustre y bella mujer del siglo XVI, nacida en Medina del Campo, amante, en mi opinión, involuntaria, del conquistador Hermando Pizarro.

Hernando Pizarro, hijo de Gonzalo Pizarro el Largo, hermanastro del conquistador Francisco Pizarro y de Juan, y Gonzalo Pizarro, conquistadores todos ellos y protagonistas de la aventura de la destrucción del Tahuantisuyo y la conquista del Perú para la Corona española, era el único hijo legítimo de los Pizarro conquistadores y el único que no murió de muerte violenta. Acompañó a su padre en la guerra de la Corona de Castilla contra Navarra, por lo que obtuvo el grado de capitán de Infantería. Nota curiosa que reseño es que Gonzalo el Largo vivió la última parte de su vida en Pamplona, tuvo hijos y fue enterrado en la Iglesia de San Francisco de Pamplona, aunque su hijo Hernando posteriormente lo enterrara a la Zarza (Extremadura)

Se consideraba a sí mismo Hernando cabeza de la saga y, según los historiadores que se han ocupado de su trayectoria, era extremadamente atento al dinero, gran empresario, audaz, valiente y prepotente. Pasó a América con sus hermanos e intervino en hechos de armas que le cubrieron de poder – minas, indios, encomiendas - pero en la guerra de pizarristas y almagristas por el dominio de Cuzco, dio garrote vil a Diego de Almagro, lo que le causó condena y prisión en el Castillo de la Mota de Medina del Campo. Lo estuvo desde 1540 a 1561 que se fue, cumplida la sentencia, a Extremadura. En la prisión mantenía, como correspondía a un personaje poderoso, todo tipo de lujos, contactos y negocios.

Era Isabel Mercado una muy joven muy bella de diecisiete o dieciocho años, noble pero sin fortuna, hija de Luis Fernández Mercado, miembro de una familia que todos los testigos declaran que era de las más acrisoladas de Medina del Campo. Estaba con su tía Francisca Mercado en el castillo al servicio de Hernando Pizarro. Isabel era huérfana perdió muy joven a su padre y a su madre y quedó al cuidado de Francisca Mercado, hermana del padre.

La llegada de Hernando con un aura de oro, lujo y poder a la prisión en Medina del Campo debió avivar la codicia o el afán de seguridad de su tutora, y "·entregó” su sobrina a Isabel a Hernando, lo que algunos historiadores califican de formas celestinescas. Quedaron en el castillo, un servicio que se convirtió en su amante. Convivía en el castillo de la Mota desde 1544 a 1551 con Hernando y en todo este tiempo no volvió a salir del castillo. Posiblemente por su edad y su educación estaría alejada de sentir conformidad, pero no podemos afirmarlo. María Rostworowski, historiadora peruana en cuyo texto Francisca Pizarro, una ilustre mezquita [1] 1534-1598 he entresacado esta historia, no hace nunca juicios negativos, afirma que quizá la tía pensaba que Hernando se casaría con su sobrina.

Hay quienes afirman que, puesto que los dos eran solteros, se podían habían casado. Hubo quien lo defendió en pluma tan eminente como la de Tirso de Molina [2], fraile mercedario, una orden muy favorecida por la familia Pizarro. María Rostworoski no afirma el casamiento. La autora, pionera en los estudios de género en la conquista, analiza la situación de Isabel Mercado y se pregunta si la joven fue libre de elegir su destino.  Entiendo que la respuesta es no. Fue llevada por su tía al Castillo de la Mota tal vez con la intención de que se desposara con Hernando, pero ella no lo eligió.

Hernando convivió con Isabel con la que tuvo dos hijos según Marí a Rostworoski, Francisco y Francisca Pizarro Mercado; Esteban Mira Caballos documenta cuatro hijos [3] , Diego, Francisco, Inés y Francisca Pizarro Mercado. Diego llegó a estudiar en Salamanca, debió morir de adolescente, Inés lo habría hecho al poco de nacer. Francisco vivía cuando Hernando redactó un testamento en 1557 porque lo cita, debió de fallecer con posteridad. Francisca vivió y llegó a adulta. Todos habitaron en el castillo con sus padres.

La venida a España desde Perú de Francisca Pizarro Yupanqui, única hija legítima de Francisco y la princesa inca Inés Huaylas y riquísima heredera de aquel, cambió el destino de Isabel Mercado. Tampoco Francisca Pizarro Yupanqui pudo elegir su destino, Su venida a España obedecía a la Real Orden dictada por Carlos V en 1550 que obligaba a los descendientes de los Pizarro a residir en España. Francisca no tuvo otra opción y obedeció. Dejó atrás su mundo para adentrarse en otro sólo conocido por las historias que le contaban los españoles en las Indias. Inicialmente ella había viajado saliendo de Callao y llegando a Sevilla recibió una carta del rey preguntándole donde quería residir, Se dirigió a Trujillo, pero Hernando Pizarro, tenía otros planes más ambiciosos para ella: afianzar la fortuna de los Pizarro, casándose con Francisca. la reclamó.

Hernando Pizarro alejó a Isabel Mercado de su lado, le quitó los hijos y la recluyó en el monasterio de las beatas fajardas de la Orden de Santo Domingo, pagando la dote correspondiente. Se casó con su sobrina (1552) y los hijos que había tenido con Isabel Mercado pasaron a ser educados, como si de su madre se tratara, con Francisca. Cuando Hernando abandonó la prisión y se marchó con su mujer y todos los hijos a La Zarza, hizo trasladarse a Isabel, nuevamente pagó la dote correspondiente y la internó en las clarisas de Trujillo. Los hijos de Isabel consideraron que su madre era Francisca, así consta en la partida de nacimiento de un nieto de Isabel Mercado

Dice la historiadora que Hernando debió estimarla, porque mandaba donaciones al convento de Trujillo.  Si primero estuvo en un convento en Medina del Campo y luego en Trujillo, en mi opinión, sería que Hernando quería hacerla coincidir con la ciudad donde vivía él vivía, o se tomaba la responsabilidad de controlar a todos los Pizarros, ya que era madre de alguno de sus hijos.  Es especulación, no hay cartas ni noticias ni testigos que nos cuenten qué pasó ¿para que pudiese ver a sus hijos que se educaban con él? No consta. Todas las respuestas son especulaciones.

 Sabemos, por un testamento hecho por Hernando Pizarro en 1557que dejaba en herencia a sus hijos ilegítimos Francisco y Francisca, 4000 ducados cada uno que debían entregarse cuando se casaran siempre que obedecieran a Francisca Pizarro Yupanqui,  a la que hacía tutora de los hijos de Isabel y administradora de los 8ooo ducados que les correspondían, pidiendo los administrase e incrementase; si alguno de los dos saliera de su casa o de dominio de Francisca, serían  desheredados.[4] Si bien   no hay cartas, ni testigos que nos cuenten sus razones ni sentimientos, el testamento demuestra que vivieron con el matrimonio, y que   debió dar a los hijos trato acorde  con su posición, ya que su hija Francisca Pizarro Mercado se desposaría con Fernando de Orellana Tapia , perteneciente a una de las familias más importantes de Trujillo. La buena relación de la ilustre mezquita Francisca Pizarro Yupanqui con Francisca Pizarro Mercado debió de ser excelente. Nada sabemos de si Isabel pudo alguna vez conversar con su hija y abrazarla, pues siguió en el convento recluida hasta su muerte, sabemos, por un documento de venta agrícola con su firma, que vivió al menos hasta 1599.

Isabel Mercado vivió en sombras, de la prisión del castillo al convento.

Si juzgamos en el contexto de la época, muchas amantes de reyes y gentes poderosas, las hijas ilegítimas, las damas nobles sin dote, y las viudas y  las mestizas, como Juana de Asbaje. acabaron su vida, con vocación o sin ella, en un convento. Triste.

Pero Hernando no lo supo e Isabel tampoco: Actualmente el título de Marqués por el que luchó Francisca recae en María Pérez de Errasti y Urquijo, rama de Francisca Pizarro Mercado y Fernando de Orellana y Tapia.

 

 



[1] IEP, Instituto de Estudios Peruano, 1ª edición, Perú, 1989, Serie Historia andina 

[2] Tirso de Molina escribe una trilogía loando a los Pizarro, Todo es dar en un casa, Amazonas en las Indias y La lealtad contra la envidia

[3]https://chdetrujillo.com/aportes-a-la-biografia-de-hernando-pizarro-su-etapa-final-en-espana-1539-1578/

[4] Hernando Pizarro y la perpetuación de su linaje Esteban Mira caballos” Un testamento desconocido de 1557, Asociación cultural, Coloquios históricos de Extremadura. https://chdetrujillo.com/hernando-pizarro-y-la-perpetuacion-de-su-linaje-un-testamento-desconocido-de-1557P, Instituto de Estudios Peruano, 1ª edición, Perú, 1989, Serie Historia andina