lunes, 26 de mayo de 2025

D FERNANDO GONZALEZ OLLÉ, en Memoria

 


D. FERNANDO GONZALEZ OLLÉ, en memoria

(Madrid 1929, Pamplona, 2025)

 

Sentí tristeza al despedir a D Fernando González Ollé, era quizá el último testigo profesoral de aquello que empezó siendo el Estudio General de Navarra, de tiempos luminosos en mi memoria. Si no pareciera una falta de respeto- que no lo es- diría que era el último mohicano, aquella raza profesoral valiosísima, sabios y entregados.

 Era D Fernando entonces un profesor joven, aunque nunca lo pareció, de aspecto serio, casi adusto por la escasa sonrisa, parco de palabras, delgado, muy tieso. El pelo liso le hacía una especie de palmera que no llegaba a ser flequillo. Su presencia inspiraba respeto casi reverencioso. El aprecio que luego sentí por D. Fernando era desde ese mismo respeto de mis tiempos jóvenes, no solamente por su sabiduría sino por su sensibilidad literaria. Pero bien sé que no puede haber sensibilidad literaria para juzgar los textos de los demás, si no se tiene sensibilidad propia, aunque a simple vista sea imperceptible, por timidez o simplemente por distanciamiento. Era hermética su forma de ser, distinta a la amistosa de Rogelio Buendía, “El Chino”, o a la casi coqueta de Luis Miguel Enciso. Era difícil aprobar su asignatura y no pasaba nunca una falta de ortografía.

Fue un tiempo en que los títulos del Estudio General de Navarra, incipiente Universidad de Navarra, no eran oficiales, pues no se había aceptado como universidad, por lo que los alumnos teníamos que ir a examinarnos de la asignatura a Zaragoza. Del catedrático de la misma asignatura en Zaragoza dependía que nos volvieran a examinar o dieran por buena la nota de Pamplona. En el caso de Lengua, el catedrático la daba por buena, era D Francisco Induráin, un prestigioso navarro de Aoiz. 

Recuerdo el primer texto literario que nos leyó para que comentásemos, era el “Ángelus” de Platero y yo

Mira, Platero, qué de rosas caen por todas partes: rosas azules, rosas blancas, sin color... Diríase que el cielo se deshace en rosas. Mira cómo se me llenan de rosas la frente, los hombros, las manos... ¿Qué haré yo con tantas rosas?...

¿Por qué en una clase de Lengua, que era su asignatura, nos hacía valorar un texto literario? Quizá era una forma de calibrar que tipo de alumnas, si éramos buenas lectoras o no o para hablar de la semántico del lenguaje poético

 Me preguntó a mí, y yo debía de estar en otra cosa, pero creo que le contesté que el estremecimiento de las campanas en el cielo, era el caer de las rosas. Bueno, ya se sabe que en la poesía no hay solo un sentido (aunque en mi caso una oía campanas y no sabía dónde) pero no me desdijo.  Hay pasado más de 50 años, aún lo recuerdo. También recuerdo la sorpresa del valor semántico del diminutivo, o uno de los trabajos que me regaló en Navidad sobre las greguerías. Era González Ollé profundo y asombroso.

Me recuerda una compañera de aquellas lides su sentido del humor, es verdad, era un sentido nada hiriente, tampoco socarrón, era como una sonrisa interna que le movía un poco la curvatura de los labios. Estoy segura que si todos sus alumnos apuntasen lo que falta de decir de quien era, sería extenso, le valorábamos, nos referíamos a él  con un cariñoso apodo "Ferdi" , recordarlo  es ser leales a su magisterio.

Mi semblanza en el blog es personal, creo que merece la pena ampliar la a su peso académico. Estudió la carrera de Filología Románica en la Universidad de Madrid, que acabó con premio extraordinario y ejerció la docencia como ayudante de cátedra en la misma universidad. Fue catedrático en la Universidad de Murcia,(Lingüística General y Crítica literaria) Granada (Historia de la lengua) y Navarra donde le conocimos. Académico correspondiente de la real Academia de la Lengua -Española, de la Academia de Bellas Artes y Ciencias históricas de Toledo. Miembro fundador de la Asociación de la Historia de la Lengua Española, del Consejo Asesor Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Premio Rivadeneira de investigación, Gran Cruz de Alfonso X El Sabio.  Fue diplomado en bibliografía por el International Institute of Bibliography de Boston, colaborador del seminario de Lexicografíe de la Real Academia Española

Fue D Fernando y no otro el que, antes de que se pusiera de moda en la Universidad el estudiar lo propio de Navarra en Literatura, él fue el primero que publicó sobre el tema una pequeña joyita, Introducción a la Historia Literaria de Navarra, mérito que le doy, continuado por Miguel D Órs,  era un investigador y a él se debe los estudios de la lengua navarra, también un conocedor de toda la creación literaria

En 1989 con D Fernando González Ollé, D Francisco Induráín, y D. Ignacio Arellano celebramos una mesa redonda en Cascante en el Centenario del escritor agustino Fray Pedro Malón de Echaide, también por su disponibilidad les debemos agradecimiento. Era de las primeras ocasiones donde catedráticos universitarios trasladaban su magisterio a un público popular. Resultó un éxito.

Ya mayor yo, de vuelta a Pamplona, nos felicitábamos, yo con mi pliego de cordel navideño, que él, atento, contestaba con un tarjetón abierto. A veces me mandaba alguno de los trabajos que pensaba que podían interesarme.  Le guardo afecto y respeto, el mismo respeto que sentía cuando a los 18 años le conocí, en aquella aula al fondo del pasillo del Museo de Navarra, cuando éramos tan pocos, y venían los de Artes Liberales a sus clases

 Algo mohicana también yo, le recuerdo como uno de los mejores profesores que he tenido, se lo agradezco y lo escribo y lo apunto y no lo olvido.


Bibliografía

"El habla de La Bureba", Nueva Revista de Filología Hispánica, vol. XIX (1964), pp. 430-431.[6]

Textos para el estudio del español coloquial. Introducción y selección. Pamplona, Eunsa, 1967, 117 (Varias ediciones) ISBN 9788431301118

"El romance navarro", Revista de Filología Española, vol. LIII, núm. 1 (1970), pp. 45-93.[

Jerónimo Arbolanche, Las Abidas. Edición, estudio, vocabulario y notas. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1969-1972, 2 volúmenes, colección "Clásicos hispánicos".

Introducción a la historia literaria de Navarra. Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1989, 207 pp. ISBN 9788423508528

"Vidal Mayor, texto idiomáticamente navarro", Revista de Filología Española, vol LXXXIV, núm. 2 (2004).[8][9]

Continuidad histórica ininterrumpida de la forma -ra indicativo. Tradiciones discursivas y sintaxis. Pamplona, Eunsa, 2012. 148 pp. ISBN 9788431328733

La Real Academia Española en su primer siglo. Madrid, Arco-Libros, 2014. 295 pp. ISBN 9788476358900

"Vascones y vascuence. Historia (para romanistas) de una relación". Revista Iberoamericana de Lingüística: RIL, núm. 11, 2016, pp. 35-172. Universidad de Texas, ISSN 1887-407X.


 

 

martes, 20 de mayo de 2025

MARÍA DE MAEZTU

 

MARÍA DE MAEZTU


 

 "Soy feminista. Me avergonzaría de no serlo porque creo que toda mujer que piensa debe sentir el deseo de colaborar como persona en la obra total de la cultura".  M.M

 

Estella es la ciudad donde reposa el cuerpo y el espíritu de María de Maeztu, la mujer que posibilitó la dignificación y el avance de las mujeres en ese altísimo periodo de la cultura española llamado por José Carlos Maider, la Edad de Plata, edad en la que van a coincidir cuatro generaciones de altísimos intelectuales, la del noventa y ocho, la del catorce, la del veintisiete y la del treinta y seis. María de Maeztu pertenece por edad y por la importancia que otorgó a la renovación educativa, en línea con las preocupaciones de Francisco Giner de los Ríos, Manuel Bartolomé Cossío, y José Castillejo, a la generación del 14. En María la renovación educativa se extendió al campo de la infancia y fundamentalmente a la educación de la mujer, su integración y profesionalización. Si bien es cierto que María de Maeztu alcanzó la máxima categoría como pedagoga y conferenciante internacional antes de que en 1910 se abrieran oficialmente las universidades para las mujeres, ella lo consiguió sorteando las dificultades educativas que dificultaban su acceso y, una vez abiertas, su apoyo fue definitivo para la profesionalización de las demás. Desde 1915 hasta 1936, asumió la dirección de La Residencia de Señoritas. En la dirección de la Residencia, Maeztu aportó las condiciones para que un grupo de mujeres, aunque todavía minoritarias, tuviera una “habitación propia” y se integrara en la vida profesional y social de España- Presidió el Lyceum Club, asociación de mujeres profesionales o con inquietudes donde tuvieron un espacio propio y se ayudaron a crecer. Presidió la Asociación de Mujeres Universitarias. Y ejerció la coherencia en momentos complicados, siendo fiel a ella misma.

 Que María de Maeztu esté enterrada en Navarra merece un reconocimiento a su memoria.

La Familia Maeztu: 

María de Maeztu, nació en Vitoria en 1882, hija de un rico propietario de Cienfuegos (Cuba) de ascendencia navarra o vasca, Manuel de Maeztu Rodríguez, y de la inglesa Juana Whitney y Doné, hija de un diplomático cónsul de Inglaterra en Niza. Sus padres no habían contraído matrimonio, se conocieron en París y viajaron a España para conocer la familia Maeztu, recabando en Vitoria, donde Manuel tenía un hermano. El estallido de la Guerra Carlista les cogió en Vitoria y allí fijaron su residencia familiar. Padres de cinco hijos. María nació en 1881, precedida en su nacimiento por Ramiro (1874) Ángela (1877), Miguel (1877); tras ella nacería Gustavo (18879. Su educación fue liberal y cosmopolita con profesores particulares, coches, viajes y caballos, pero la situación económica familiar fue empeorando debido a la mala actuación de los administradores de su padre en Cuba, donde tenía extensas propiedades e ingenios. El padre se trasladó a Cuba, aunque no consiguió remontar la economía familiar y le sorprendió la muerte en 1898 dejando la situación familiar muy quebrantada. María tendría entonces 17 años. Suponemos que el descenso económico familiar influiría, aunque en ella prevalecería igualmente el gusto por el estatus y las formas sociales adquiridas en su infancia. En ese año España pierde la Guerra de Cuba y deja de ser provincia española, la situación familiar empeora. Ramiro, llamado por su madre, tras una estancia La Habana, París y Nueva York, regresa a España. María siempre sintió admiración por su hermano Ramiro, se ayudaron. Un modelo de conducta debió ser para María su madre, María   Whitney , mujer resolutiva que, ante  su situación económica precaria, puso en Vitoria una academia donde impartía clases de cultura general e idiomas; más tarde trasladó su residencia a Bilbao donde abrió una academia para niñas, “La Anglo-francesa, luego Escuela Maeztu, donde ella daba clases de inglés, Ángela de  francés y en  la que María la empezó  ayudar muy joven , al acabar sus estudios en la  Escuela Normal de Maestras de Vitoria,  entre oposición y oposición a su plaza de magisterio superior, después de haber cursado , como su hermano Gustavo, sus primeros estudios en una escuela popular.

La Capacitación intelectual de María De Maeztu : 

Acabada la escuela pública en la calle General Concha de Bilbao, en 1896-98 se matricula en la Escuela Normal de maestras en Vitoria, acabando con sobresaliente. Accedió a las oposiciones de magisterio en Valladolid, opositó en 1902 y sacó plaza de maestra de Escuela Pública de Santander, aunque pidió el traslado de igual categoría a Bilbao, donde vivía su familia, a la que ayuda, y ejerce como directora de un grupo escolar de un barrio marginal de Bilbao, utilizando técnicas modernas de educación, clases al aire libre, y cuidado integral de los alumnos. Se matriculó por libre en 1907 en Vitoria de bachillerato, obteniendo el grado de bachiller con la calificación de sobresaliente en la Sección de Letras y premio extraordinario. No se conformó con el grado de Magisterio y el título de bachiller y ese mismo año, sin dejar su trabajo en Bilbao, se matriculó por libre en la Universidad de Salamanca donde frecuentó como profesor a D Miguel de Unamuno. Maeztu aprovecho la oportunidad de matricularse en una carrera universitaria, ya que desde 1904 el pedagogo Bartolomé Cossío, Catedrático de la Universidad Central en la asignatura de Pedagogía Superior, dio una nueva asignatura de Filosofía y Letras, y cursando la materia algunas alumnas, que ya ejercían como maestras o profesoras de la Escuela Superior de Magisterio, podían acceder a un título universitario.

Carmen de Zulueta en su estudio La Residencia de Señoritas, piensa que tal vez lo hiciera en Salamanca (1907-9) por la relación que su hermano Ramiro tenía con Unamuno, rector de la Universidad. En Salamanca cursó dos cursos de Filosofía y Letras y un curso de Derecho y, dado que quería estudiar Filosofía y no existía esa rama en Salamanca, trasladó su matrícula a Madrid. Ese mismo año de 1907, viajó a Inglaterra “dispuesta a aprender fuera lo que necesitamos dentro”, repite la estancia al año siguiente. En Madrid se matricula simultáneamente en la Escuela Superior de Magisterio, teniendo como profesor a José Ortega y Gasset, en un piso bajo de cuya casa se alojaba, comía con su familia y les unió una gran amistad, siendo inseparable de Rafaela Ortega. Entendemos que la amistad con Ortega le abrió puertas que la relacionaron con una clase intelectual imprescindible en el momento de la época, La Institución Libre de Enseñanza , ILE, Y la Junta de Ampliación de Estudios JAE.  Acabó la carrera de Magisterio Superior en 1912 siendo número uno de la primera promoción. Entre 1907, 1908, pensionada por la Junta de Ampliación de Estudios JAE, profundizó su aprendizaje pedagógico viajando por Inglaterra Bélgica, Suiza. En 1913 amplió estudios de Filosofía y Pedagogía en Leipzig y Marburgo, becada por la JAE y se incorporó a la sección de Estudios Históricos que presidía José Ortega y Gasset. Fue profesora en el Instituto Internacional estadounidense colaborando con Susan Huntington Vernon. Ortega la admiraba y aconsejó a su madre para que María pudiera convertirse sus capacidades en logros y no volviera a Bilbao. Renunció a la plaza de profesora numeraria obtenida para la ciudad de Cádiz y en 1515 termina la carrera de Filosofía en la Universidad Central de Madrid.

La Residencia de Señoritas :

La Junta de Ampliación de Estudios (JAE) fue creada en1907. Presidida por Santiago Ramón y Cajal, tuvo como propósito poner a España en el mismo nivel europeo, por lo que concedía primordial importancia a la educación y la renovación pedagógica. A la Junta de Ampliación de Estudios, deudora de La Institución Libre de Enseñanza (ILE) le preocupaba la educación a todos los niveles. Había abierto en Madrid (1910) una residencia para chicos, la Residencia de Estudiantes, con gran éxito. Quiso establecer en Madrid una residencia para chicas que pudiera facilitar a las jóvenes su integración académica en unas condiciones óptimas, desde el punto de vista educativo, social, que fuera seguro y saludable.  Desde que en 1910 el Estado había expedito las puertas a las mujeres en la universidad, la Institución Teresiana en 1914 abrió en la calle Goya de Madrid la primera residencia femenina. La Junta va a abril s La Residencia de Señoritas en la calle Fortuny 28 y 30. Se utilizó para su creación el mismo Real Decreto que a la Residencia de Estudiantes masculina; ambas residencias dependían de la JAE, de la que José Castillejo, secretario de la JAE, propuso a María de Maeztu la dirección de la recién creada Residencia de Señoritas.  María de Maeztu aceptó. Asumió la dirección desde 1915 hasta 1936. Su dirección en la Residencia, y el prestigio profesional alcanzado por las residentes, fue la obra que hizo que María pasase a la posteridad como la mujer que más hizo por la integración de la mujer en la sociedad española. Ayudada por Eulalia Lapresta y Rafaela Ortega, dirigió con altura y profesionalidad la actividad de las residentes. Influida por los Colleges americanos, organizó un tipo de vida corporativa y la Residencia de Señoritas fue un espacio no solamente donde se residía, dispuso María que se impartieran clases que apoyasen las recibidas en la universidad, ella misma dio clases de Pedagogía, María Goyri de Castellano, Fisiología el doctor Calange, Maruja Mallo de Dibujo, María Zambrano de Filosofía.  La Sociedad de Cursos y Conferencia, común a las dos residencias, organizó actos y recitales de Victoria Ocampo, Gabriela Mistral, Federico García Lorca, Ramón Gómez de la Serna, Ramiro de Maeztu, Rafael Alberti, Gregorio Marañón, Eugenio D´Ors; las estudiantes tenían su  propio laboratorio, el laboratorio  Foster, donde Maríe Luise Foster daba clases de Química y hacían prácticas las estudiantes de carreras científicas; poseían una Biblioteca con 4000 libros, que, se amplió posteriormente a 14.ooo con los libros del Instituto Internacional y con la Biblioteca del Instituto Escuela,;  era el lugar más frecuentado por las alumnas; existía la catalogación profesional de los libros gracias al Instituto Internacional, se organizaban cursillos y cursos de bibliotecarias, llegando a dictar dos cursos oficiales que daban derecho a oposiciones de Archivos y Bibliotecas. Se practicaban los deportes, tenis, patinaje, esquí, baloncesto; se hacían excursiones culturales, se visitaban exposiciones y museos; se celebraban fiestas y bailes de pareja, se aprendía a vestir y relacionarse socialmente, se tomaba el té, se hacía intercambios con colegios americanos, se concedían ayudas económicas para que las familias que querían que sus hijas estudiaran chicas pudieran hacerlo y para aprender en el extranjero. En la Residencia se siguieron normas éticas de conducta, los horarios estaban regulados, una libertad controlada en las salidas y relaciones, tal y como exigían los padres de las residentes. Costaba 5pts diarias, pero Maeztu se las arreglaba para dar becas a las que lo necesitaban, o impartieran clases en Instituto Escuela. La extracción social era muy plural, las alumnas tenían en común familias que se preocupaban porque sus hijas pudieran resolverse la vida por sí mismas. Maeztu se comunicaba con las familias y daba relación de los avances o retrocesos.  Residentes fueron entre otras , Josefina Carabias, Victoria Kent, Delhy Tejero, Carmen Castilla, Marina Romero, las navarras Matilde Huici,Navaz , Carmen Huder Carlosena, Dorotea Barnés, Mercedes Navaz,

El Instituto Escuela: 

 En 1918. se creó el Instituto Escuela en la calle de Miguel Ángel n.º 8. María Dirigió la Sección Primaria; desde 1928 a 1930 fue vocal de la junta directiva. Era una institución dependiente del ministerio de Instrucción Pública, tutelado por la JAE, una escuela experimental de niños y niñas que comenzaba con párvulos y acababa con sexto de bachillerato, otorgaba el título de bachiller y servía para formación de profesorado para los institutos de Segunda Enseñanza Entre sus alumnos, Julio Caro Baroja, Emilio Garrigues Díaz Cañabate, Álvaro D´Ors. …

Conferencias 

Era una excelente oradora En 1919 dio conferencias en Estados Unidos, y fue investida doctora Honoris causa por el Smith College. En el verano da cursos en la Universidad de Columbia, Nueva York, nuevamente en 1923,1927, 1932 La Relación con Estado Unidos se había iniciado a través del Instituto Internacional, eran frecuentes los intercambios y becas de alumnas para continuar estudios en Estados Unidos. becas y   estancias de alumnas  americanas. Su labor de conferenciante se extiende a lo largo de toda su vida, conferencias en Europa y América sobre temas pedagógicos y sobre la educación femenina. Viaja María a Argentina en 1926, donde imparte conferencias en universidades, es políglota, domina el francés, Inglés y Alemán, gracias a sus estancias en Europa, becada por la JAE.

Mujeres Universitarias

Es presidenta de Juventus Universitaria Femenina. 1920 (AUF). Un grupo de mujeres universitarias se asocia para tener más presencia en la sociedad e influir en ella. Agrupaba a mujeres universitarias y daba visibilidad a las mujeres profesionales, una agrupación intergeneracional de mujeres prestigiosas, entre ellas Concepción Aleixandre, María de Maeztu, Matilde Huici, Clara Campoamor, Elisa Soriano, entre o otras profesionales. Fue preocupación de las universitarias que hubiese más mujeres en la universidad. Maeztu lo fomentó desde la Residencia de Señoritas y en sus conferencias y actuaciones. Le hubiera gustado poder cursas ella misma el grado de Doctor. Como presidenta acudió a los congresos de Londres, 1921, París, 1922 y Oslo, 1924

Lyceum Club 1926

Presidenta del Lyceum Club, sociedad de iniciativa privada y carácter laico, fundado por mujeres y exclusivamente para mujeres, a semejanza de los clubs de Londres, en cuyos estatutos se inspiran. A pesar de la resistencia del patriarcado y de la campaña de prensa en contra, se constituyó como un refugio para mujeres cultas. Estaba emplazado en la Plaza del Rey, nº.1 Mantenido por las socias, en las que se encontraban inicialmente un centenar de mujeres con preocupaciones artísticas, culturales, eran profesionales de un espectro amplio, aunque relacionadas con la Residencia de Señoritas y la Sociedad de Conferencias; reunía señoras no tan jóvenes, muchas casadas con gente importante; era selectivo, las socias tenían que ser profesionales o creadoras con nivel cultural. Ocupaba así Lyceum otro espacio social de signo burgués para señoras de la élite. Las socias cultivaban una vida social de convivencia entre mujeres, organizaban conferencias de ponentes, se apoyaban en sus propias creaciones, exposiciones y lecturas, creaban vínculos personales y se concienciaban para elevar el nivel social de su género y confraternizar. Situado en Fortuny n.53 Presidia María de Maeztu, secretaria Zenobia Camprubí. Presidenta de Honor, la reina Victoria Eugenia. Incluía secciones de Literatura, Artes Plásticas e industriales, Biblioteca, Internacional Hispano América, Música, Ciencias y Social. Entre las lyceistas, Carmen Baroja, Carmen Monné, Isabel Olarzábal, Amelia Galarraga, Pilar de Valderrama, Ernestina de Champourcín, Concha Méndez, Encarnación Aragoneses, Maruja Mallo, Victorina Durán, Mabel Rich , María Lejárraga, la compsitora María Rodrigo y un largo etc.  La prensa, que lo atacó con dureza, lo consideró feminista y así fue.

Las instituciones mencionadas, entendemos, podían considerarse de carácter burgués, En la Residencia de Señoritas burguesía liberal, de extracción social media de la que provenía Maeztu, que era la que se interesaba por la promoción profesional de sus hijas, a veces de medianos ingreso  económicos que precisaban becas de ayuda. El Lyceum Club estaba constituido por  señoras y jóvenes cuyo nivel cultural y social les permitía pensar en su propia promoción como persona y como género. Se ayudaron mutuamente, y así lo declaraciones Concha Méndez, María Teresa León o Ernestina de Champourcin en sus declaraciones o memorias. 

 Las instituciones refuerzan el  camino de acceso a la igualdad, que se vería respaldado en 1931 por la igualdad política con el derecho de todas las mujeres al voto y a la plena ciudadanía.

Congreso Nacional de la Dictadura de Primo de Rivera 1927

 Es congresista en la Asamblea Nacional del gobierno de la Dictadura de Miguel Primo de Rivera de Rivera. La Asamblea era de carácter consultivo, no electivo. Son 13 mujeres, algunas con título de nobleza, las congresistas, entre otras Blanca de los Ríos, María de Echarri, Concepción Loring, Carmen Cuesta, Isidra Quesada de los Ríos. En 1930 es nombrada miembro del Consejo de Instrucción Pública. Algunas mujeres propuestas, como Clara Campoamor y Matilde Huici, lo rechazaron por considerarlo conservador.

1928- 30 Vocal de la Junta de Ampliación de Estudios la única mujer de la Junta., Vocal del Consejo de Instrucción pública., vocal de la Comisión de la Comisión de Actividades culturales con América, de la Comisión del Instituto Escuela y de la Residencia de estudiantes.,

La República. 

Acoge la República con ilusión, pues cree en la renovación pedagógica que preconiza la República y apoya fervientemente el voto de la mujer.  Con la República, la actividad intelectual de María no decrece, todo lo contrario, se incrementa; en 1932 es nombrada Profesora auxiliar de la sección de Pedagogía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central. Sigue manteniendo relaciones respetuosas con la nueva clase política, como la tuvo con la Monarquía y la Dictadura. En Febrero de 1933 recibe la Residencia de Señoritas la visita del presidente de la República Niceto Alcalá Zamora. La política ha ido haciéndose presente en las instituciones, así en el Lyceum Club algunas de sus socias son esposas de ministros republicanos y hacen proselitismo, como comentará Carmen Baroja en sus “Memorias de una mujer de la generación del 98”; en la Residencia de Señoritas hay socialistas como Matilde Huici o Victoria Kent y también en la en la juventud Universitaria Femenina, donde son asociadas Victoria Kent o Clara Campoamor. La sociedad española se va radicalizando, aunque en la clase liberal se apueste por el civismo y no el enfrentamiento. Maeztu que es partidaria del voto de la Mujer, es liberal, le gusta la República, mantiene una postura profesional y muchos de sus amigos alcanzan responsabilidades, lo que la beneficia.. En junio de 1936, es nombrada catedrática de Pedagogía, de la Universidad Central por el cese del titular Luis de Zulueta, que es nombrado embajador en el Vaticano. Para María de Maeztu lo importante sigue siendo su vocación: la dignificación profesional de la mujer, la docencia y la dirección de la Residencia. En 1936, al mes siguiente de obtener su cátedra estalla el Alzamiento Nacional y la Guerra Civil. 

La Guerra

 La Guerra Civil va a truncar el destino de María, como el de todos los españoles. Ramiro de Maeztu el 30 de julio es detenido y llevado a la cárcel de Ventas, María de Maeztu está en Suiza y vuelve a España e intenta ayudar a su hermano. Aunque no podemos documentar sus gestiones, pensamos que los contactos serían a alto nivel, pues las relaciones de María eran muchas Ramiro era acusado por su pensamiento monárquico, antirrepublicano y católico; había sido uno de los fundadores de la Sociedad Cultural Acción Española, era director de su revista y había 1933 diputado en el partido Renovación Española, de signo católico y conservador. María  tenía veneración por Ramiro, aunque la postura política, derivada desde el liberalismo al tradicionalismo de Ramiro, no era la de su hermana. Si sus ideas se van alejando de la de su hermano Ramiro, siempre primó la admiración, el afecto y su ejemplo sobre la ética y el cumplimiento del deber. María se movilizó para salvar a Ramiro de la cárcel y de un futuro que se vaticinaba muy incierto. Sus iniciativas para sacar de la cárcel a fueron inútiles, María lo visita en la cárcel el 6 de octubre y reconoce que se ella ha equivocado, que es Ramiro quien tiene razón. Sería fusilado en la saca el 29 de octubre en Aravaca.

Cese en la dirección de La Residencia de Señoritas: 

El 21 de septiembre de 1936 María de Maeztu recibe una Orden Ministerial con el cese de su dirección en la Residencia de Señoritas, firmado por José de la Serna. Las fuentes difieren. Carmen de Zulueta en su obra ya citada “La Residencia de   Señoritas ni convento ni college” publicado por la Residencia de Estudiantes, afirma que María presentó la dimisión, es la versión oficial de las publicaciones relacionadas con la Residencia de Estudiantes. La publicación posterior de las periodistas Carmen Guruchaga y Mariló Montero, “La Maestra” (2019) da los nombres de Regina Lago, Aurora Arnaiz, Pilar Coll, Teresa Andrés y Fernanda González cinco residentes que militaban en las Juventudes Socialistas Unificadas que fueron las que instaron la destitución. Era jefe del Gobierno Largo Caballero

 América.

 María de Maeztu toma el camino del exilio, pasa por Estella para despedirse de su madre y de su hermano Gustavo. Por París se dirige a Estados Unidos. En abril se instala en Nueva York como profesora de Literatura Española en el Barnard College, catedra creada exprofeso para ella por Federico de Onís. La muerte de Ramiro y la Guerra Civil causaron una evolución que documentan las cartas que escribe a Margarita de Mayo o Eulalia Lapresta. Sigue manteniendo un estrecho contacto epistolar con su madre y hermano Gustavo en Estella, añora España y su Residencia de Señoritas. A finales de mayo de 1937 la invitan a asistir a un congreso de Historia en Buenos Aires, organizado por su amiga Victoria Ocampo. Pasa julio y agosto en Argentina impartiendo conferencias, ya lo había hecho en su viaje en 1926.  El buen recibimiento y el éxito que recibe la determinan a fijar su residencia en Buenos Aires, tiene además la oferta del ministro de Educación de fundar una Residencia, de señoritas, aunque no se lleva a cabo. Le ofrecen y acepta una cátedra e la Universidad de Buenos Aires, escribe también en el diario La Prensa, publica en 1938 El problema de la Ética y la Enseñanza de la Moral. Como consecuencia de la Guerra civil y del asesinato de su hermano Ramiro su pensamiento liberal ha cambiado hacia el tradicionalismo, sus textos muestran el mismo pensamiento de su hermano Ramiro, cuyas ideas defiende con vehemencia. En 1941 publica Historia de la cultura europea. La edad moderna: Grandeza y servidumbre.  Intento de ligar la Historia pretérita a las circunstancias del mundo presente para hallar una explicación a los conflictos de la hora actual. La crisis acusa el dolor, afirma la fe que nunca ha perdido. Profesionalmente sigue trabajando con gran éxito y da conferencia en todo Hispano América. Asume que ha acabado la guerra, y no renuncia a España, aunque adquiere una casa en Buenos Aires. Sus conferencias afirman la hispanidad. En 1943 publica Antología-Siglo XX Prosistas Españoles. Semblanzas y Comentarios

1944 Vuelve a España con el propósito de acercar posturas con las nuevas autoridades, saber cómo está su expediente de depuración e intentar recobrar, si se lo permiten, la dirección de la Residencia de Señoritas. Ortega en una carta perdida le aconseja que no vuelva. Llega a Madrid, pero todo ha cambiado, porque las nuevas clases dirigentes rechazan todo lo que supuso la Institución Libre de Enseñanza, la Junta de Ampliación de Estudios y, en nuestra opinión, todo lo que supuso el movimiento de emancipación de la mujer que María representa. Peses a que es hermana de Ramiro de Maeztu, mártir por la Cruzada, María es sospechosa. Vuelve a la Residencia que ahora se llama Colegio Mayor Isabel la Católica y es  una residencia confesional católica dirigida por una antigua residente, Matilde Marquina. Va a Estella a ver a su familia, nunca ha perdido el contacto, suele mandarles paquetes desde Argentina con café y otros productos que en España escasean. Su madre desea que vuelva a España y mira cada día los periódicos para ver si se produce una plaza vacante en Magisterio. Compra una casa en Madrid para volver a España,  consigue ser rehabilitada y que se confiera una plaza de Profesora de Pedagogía y de Historia en la Escuela Normal de Magisterio en Ávila, pero tiene conciencia de que su etapa pasada es irrepetible y se vuelve a Buenos Aires. En abril de 1944 muere su madre. Sigue María su vida académica en Argentina, va a volver a España tres años más tarde por causa mayor.,

El 9 de febrero de 1947 muere de su hermano Gustavo. Diario de Navarra lo consigna el día 10 en primera página. Los Maeztu se han enraizado en Estella desde 1936, son muy queridos,  Gustavo había sido nombrado hijo predilecto de Estella y montado allí su taller de pintura, decorado el salón del Reino de la Diputación de Navarra y pintados fresco de gran envergadura en otros lugares de Navarra, participando como pintor en iniciativas y colectivos vascos.  El funeral de Gustavo de Maeztu María volvió a España y presidió el duelo  con su hermano Miguel y su sobrino Juan Manuel, hijo de Ramiro. Fue un entierro solemne al que asistieron delegado del Ministerio de Educación, el Ayuntamiento de Estella, una delegación de la Diputación de Navarra presidida por el conde de Rodezno, el gobernador civil de Álava, pintores e instituciones culturales, se cerraron en señal de luto los comercios de la ciudad. María y Miguel donaron a Estella toda la producción plástica de Gustavo, obedeciendo la voluntad de su hermano pintor, aunque no hubiera hecho testamento. María vuelve a pensar en regresar a España. En Madrid celebra la conferencia inaugural de la Cátedra Ramiro de Maeztu

Muerte de María de Maeztu 

En 1948, invitada por su amiga Erly Danieri viajó a Mar de la Plata para pasar las navidades, no se encontraba muy bien, pero aceptó la invitación El día siete de enero sufrió una angina de pecho y falleció. Se comunicó la noticia al embajador de España, José María de Areiza. La embajada de España emitió un comunicado anunciando su muerte, El féretro fue sacado de la casa por el propio embajador, Ramón Pérez de Ayala, Ricardo Levene y otros (Carmen Zulueta 1993) En Buenos Aires se trasladó a la embajada de España y de allí a la iglesia del Pilar, donde se celebró una misa de córpore insepulto. María había manifestado que quería ser enterrada en España, cumpliendo su voluntad el féretro se embarcó para España en el trasatlántico Cabo de Hornos, llegó a Barcelona el jueves 5 de febrero, rindiéndole homenaje el gobernador civil, que dio el pésame a Miguel de Maeztu, en nombre del Caudillo, el gobernador de Barcelona y el suyo propio, según recoge Diario de Navarra que indica que los restos serán conducidos en un furgón del expreso a Vitoria, donde será instalada la capilla Ardiente. El día 8 se publican en el mismo diario dos esquelas, una de gran tamaño del Ayuntamiento de Estella de Gustavo de Maeztu por ser el aniversario de la muerte del pintor. y  otra pequeña de María, encargada por su familia.  Bajo su nombre, todos sus títulos profesionales, incluyendo la dirección de la escuela de Señoritas que no había citado la nota oficial. La misa se celebró el lunes 9 de febrero en la Iglesia parroquial de San Juan Bautista Tras la misa, fue conducida al cementerio de Estella y recibió sepultura en el panteón familiar de los Maeztu.

Numerosos estudios han reflejado parte del testamento que María había redactado en Buenos Aires el 2 de diciembre de 1947 que conserva el archivo de la Fundación Ortega y Gaset .

 : Deseo morir en la religión católica, por la que mi hermano Ramiro dio su vida. Deseo que mi cuerpo, si muero lejos de la Patria, sea envuelto en la bandera española con la insignia de la monarquía, que es a mi entender el régimen de gobierno mejor para el pueblo español. Creo en la Comunión de los Santos, y en virtud de esa comunión, cuando alcance la bienaventuranza eterna, haré que se restaure la monarquía en España. Pido a mis discípulos del Instituto Escuela una oración por mi alma, ya que a todos consideré lo mejor de mi vida. no considero como enemigos míos más que a los que impidieron que yo volviese a ocupar mi puesto en España, fomentando la incultura, el mal irreparable que a mí me hicieron impidiendo la prosecución de mi obra educativa.

Consideraciones personales al margen: 

Carmen de Zulueta, institucionista que valora muy positivamente la labor de María de Maeztu al frente de la  Residencia de Señoritas y como impulsora de un feminismo que abogaba por la dignificación de la mujer, escribió un texto imprescindible   : La Residencia de señoritas ni convento ni college donde la figura de Maeztu adquiere toda la dimensión como educadora e intelectual; recoge también la opinión de antiguas residentes de la Residencia de Señoritas que muestran la gratitud y admiración que le profesaban. Sin embargo,  la juzgaron duramente, María despertó tras su despedida de la dirección, opiniones negativas, no se entendió su evolución . La citada publicación plantea si los honores recibidos eran para  

María que yo conocí en el Instituto Escuela”, directora de la residencia, amiga de los intelectuales liberales. Son, por el contrario, honras para la hermana de Ramiro de Maeztu, convertida tardamente al franquismo, no libre de sospechas, exilada como una ´"roja" que se gana la vida en la Argentina”

Las notas de la prensa de la época que he consultado, decían lo justo, no le daban honores. No hablaban de su labor en la Residencia de Señoritas ni de la promoción de la mujer, tampoco de su relación con la JAE, entiendo que se le restaban méritos o se evitaba hablar de "los intelectuales republicanos" entonces rechazados por la nueva clase política. En las notas oficiales, se alababa su hispanidad y se citaba sus cátedras. Curiosamente la prensa de la época hablaba de la visita a España de una delegación militar argentina, quizá coincidieron las dos  cosas y querían las autoridades quedar bien con Argentina que la había acogido. Se decía que quería volver a España y que pensaba hacerlo en 15 días, si la muerte no lo hubiera impedido. 

En mi opinión, el drama de María, fue similar al de los españoles que vieron truncada su vida por la guerra. En el caso de María de Maeztu su lealtad estuvo con su familia, en la gratitud a su hermano mayor Ramiro y su otra lealtad, en la vocación pedagógica y en la dignificación de la mujer a través de la educación. 

Con respecto a la primera lealtad, pienso que hay personas de amores pasionales y lealtades absolutas a las que el asesinato de la persona admirada les hace tomar su testigo, la Korrika, que dirían los vascos. María retomó el pensamiento de lo que ya no podía realizar su hermano Ramiro, el patriótico y el religioso. Con respecto a su evolución religiosa la juzgamos similar a la de Ernestina de Champourcín, su paisana. Quizá  acrecentó la fe que siempre estuvo en su base, aunque las instituciones que presidió fueran laicas, que no es lo mismo que ateas. Monarquía frente a República, la República había dejado de ser  como ella esperaba “deseada”, pues en más de una ocasión María se quejó de la política del Frente Popular. No era una persona de masas sino de sacar de la masa una élite de mujeres incultas, mujeres cultas y capaces. 

El franquismo le negó la dirección de la Residencia de Señoritas , fue su dolor,  también se la negó el Frente Popular. En la publicación de Guruchaga y Montero “La Maestra” ponen en boca de Maeztu que ella hubiera continuado con la dirección, si no la destituyen en la Guerra. Quizá. No lo sabremos, la residencia, destituida Maeztu, era dirigida por un comité presidido por Regina Lago. Como tampoco sabremos si hubiera sido capaz de dirigir el Colegio Mayor  Teresa de Jesús , institución en la que se convirtió la Residencia de Señoritas, que ahora dirigía  la antigua residente Matilde Marquina, falangista. Yo lo dudo. María pertenecía a la tercera España y, como tal, perdió.

El testamento, entendemos, muestra la integridad y de una mujer de fe que  dio lo mejor de sí a favor de la dignificación de sus semejantes 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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miércoles, 16 de abril de 2025

DOÑA INÉS MUÑOZ, POBLADORA; ENCOMENDERA, FUNDADORA Y ABADESA (II)

 


Inés Muñoz sufrió las consecuencias de los enfrentamientos entre los conquistadores y demostró fortaleza y lealtad.

 Las luchas por el territorio y las tensiones por el control de las tierras conquistadas continuaban con una guerra civil entre los españoles. Desde 1537 Pizarro ostentaba el título de Marqués otorgado por la Corona, era rico y poderoso; Diego de Almagro, en clara situación de desventaja económica por no haber encontrado la esperada riqueza en Chile, disputaba a los Pizarro el gobierno de la ciudad de Cuzco, lo que ocasionó enfrentamientos entre pizarristas y almagristas que se saldó en la batalla de Salinas en 1538 con el triunfo de Hernando Pizarro, que entró en la ciudad de Cuzco, hizo prisionero y mandó ejecutar a Diego de Almagro. El fatal desenlace agudizó el deseo de venganza entre los partidarios de Almagro y la condena del rey español Carlos V, pues Almagro era un conquistador, máximo título de honor de los españoles en Las Indias.

En Lima

En la Ciudad de los Reyes Francisco Pizarro, alejado de la contienda, ejercía funciones de gobernación. Con él se habían establecido desde 1535 Dña. Inés Muñoz y su marido, D. Francisco Martín Alcántara. Mucho se habían encumbrado, a Martín de Alcántara Pizarro le había nombrado Regidor Perpetuo de la ciudad de Lima, poseía importantes redes sociales y encomiendas, tenía el rango de capitán, descubridor, conquistador y poblador. Había solicitado al rey y conseguido el privilegio de armas. Habitaban en el mismo palacio y  Dña. Inés se  ocupaba de los asuntos domésticos y de la crianza de los hijos de Francisco Pizarro, ya que el Marqués quería para ellos una educación a la española. Quizá Francisco Pizarro confiaba la gobernanza doméstica de su casa y la educación de sus hijos al único de sus hermanos que estaba casado con una mujer española, siendo además Inés muy valorada por su cuñado, la llamaba hermana; era el afán de doña Inés la buena organización de la casa y de que la mesa estuviera abastecida con productos que cultivaba en La Huerta Perdida o mandaba traer de España[1].  Doña Inés, que había perdido a sus dos hijas en el trayecto desde Sevilla a Panamá, debió tener un sentido maternal que compensó con el amor a sus sobrinos.  Entristeció a Dña. Inés Muñoz la separación de Pizarro de doña Inés Yupanqui, a la que seguía tratando, pues sentía afecto por la primera compañera de Pizarro. Aunque Pizarro convivía con doña Angelina, los Martín de Alcántara estaban también responsabilizados de la educación de Francisco, hijo de Pizarro y doña Angelina. Ante los españoles y los indígenas, Doña Inés tenía autoridad y categoría por pertenecer a la élite social, por cuñada del gobernador y por pobladora, ya que en 1535 había participado en la creación de la Ciudad de los Reyes y la distribución de solares. En 1537 solo había 15 españolas en la ciudad de los Reyes.

Muerte de Francisco Pizarro

En junio de 1541, estando Francisco Pizarro en su palacio en Lima junto con Francisco Martín Alcántara, Diego de Chaves y alguno de sus partidarios, Diego de Almagro el Mozo, hijo mestizo de Diego de Almagro, ansioso de venganza y de afán de botín, penetró junto con Juan de Rada y un grupo de conjurados en el palacio del gobernador y, a pesar de la resistencia ofrecida,  mataron a Francisco Pizarro, a Francisco Martín de Alcántara, a alguno de sus partidarios que se mantuvieron leales , a los dos pajes que con él estaban, los demás huyeron por la ventana Cundió el terror entre los españoles pizarristas en la Ciudad de los Reyes, los almagristas asaltaron las casas de los pizarristas, sus propiedades fueron saqueadas, sus partidarios muertos o torturados y se hicieron con el control total de la ciudad.

Enterramiento y huida de Lima

Doña Inés Muñoz perdió el mismo día a su marido y a su cuñado y supo el peligro que corrían los niños. Francisca tenía siete años, Gonzalo seis y Francisco cuatro. Su posición era muy vulnerable, ningún Pizarro estaba en aquel momento en Lima; Hernando Pizarro, sufría condena en el castillo de Medina del Campo en España como consecuencia del ajusticiamiento de Almagro; Gonzalo Pizarro acababa de llegar de la expedición al país de la Canela a Quito; Juan Pizarro había muerto unos años atrás en las luchas contra Manco Inca. Por el miedo de que los niños fueran asesinados Inés Muñoz, antes incluso de enterrar a los muertos, se preocupó de la situación de los pequeños huérfanos y los refugió en el convento de la Merced. No todos los historiadores citan el nombre del convento, no lo hace María Rostworowski[2]. En mi opinión, dado el amor y la predilección que durante toda su vida Francisca Pizarro muestra a dicha Orden, es factible que así fuera; recordaremos que, antes de su salida a España, en 1549 Francisca Pizarro manda a su tutor que donase cuatro solares al convento de Nuestra señora de la Merced de Quito[3]

Difieren los historiadores en las noticias sobre el enterramiento de Pizarro y Francisco Martín de Alcántara, aunque todos coinciden en la valentía y protagonismo de Dña. Inés Muñoz, que se enfrentó de palabra y de hecho con los almagristas. En la probanza que hizo I en 1574 frente al Consejo de Indias, decía que fue ella la que se preocupó en darles enterramiento sin ayuda de ningún español, por el miedo que le tenían a Diego de Almagro el Mozo, y que se había enfrentado con él diciéndole “feas palabras”[4] , según recoge María Rostworowski[5]. Cuneo Vidal afirma que Vaca de Castro, escribió una carta al rey y cuenta que lo echaron en medio de la plaza como a los malhechores[6]. Vaca de Castro, enviado por el rey para dirimir las luchas entre pizarristas y almagristas debió de estar bien informado, ya que siguió de cerca los sucesos.  Francisco Cillán afirma que los cadáveres de Francisco Pizarro y de Francisco Martín de Alcántara fueron arrojados en medio de la plaza y allí estuvieron hasta la tarde en que unos criados de Pizarro, Carmen la trujillana y Lorenzo Hurtado los cubrieron con una sábana blanca, más tarde acudieron el capellán García Diaz y el escribano Pedro López e Inés Muñoz e Isabel Rodríguez, lo hicieron después de buscar refugio para los huérfanos. Inés besó a Pizarro y abrazó a su marido[7] Inés Muñoz y Lorenzo Hurtado echaron los cadáveres a una sábana blanca, Pizarro con el hábito de caballero Santiago   y los enterraron casi de forma clandestina[8]  en el patio de los naranjos de la Iglesia Mayor,[9] entonces en construcción.[10] La versión más aceptada es que fueron enterrados por Inés Muñoz, Juan Barbarán, su mujer María Lezcano y Pedro López, secretario de Pizarro además de algún esclavo negro.

Quizá en las declaraciones de Inés Muñoz sobre la única autoría de el enterramiento exista un afán de adjudicarse méritos, ya que, por esas fechas muy posteriores, de 1574 que es cuando escribe la probanza, sus encomiendas estaban siendo amenazadas y necesitaba exponer sus méritos para evitarlo. También difiere la forma con que cuenta cómo salvó a los niños, aunque ninguna de las formas en que los historiadores lo cuentan le resta mérito.

Recoge María Rostworowski la declaración del diplomático e historiador peruano, Raúl Porras Barrenechea[11]:  Doña Inés Muñoz se presentó en lutada con el niño, Gonzalo, ante el cabildo de Lima.  Se abrió el testamento de Pizarro donde se designaba a Gonzalo heredero universal, mayorazgo, patrón de las capellanías, sucesor en el marquesado y en la gobernación del Perú. A su hermana Francisca ordenaba que se le den 12.000 pesos de oro de lo mejor parado de sus bienes y que sea llamada heredero universal en el caso de fallecimiento de Gonzalo. Los dos hijos eran los herederos de Pizarro, lo que podía en mayor riesgo a los niños, nada decía de su otro hijo.  Los pizarristas no respetaron el testamento Según declaraciones en la probanza de Inés Muñoz, ante la amenaza de un posible asesinato de los niños, huyó con los dos sobrinos en barco con destino a Tumbes, pagó por el viaje 3000 pesos. Desde Tumbes alquiló caballos después de vender las joyas que había rescatado del expolio de su casa y con los dos sobrinos se fue a Quito al encuentro de Vaca de Castro, el enviado del rey de España. Con él se desplazaron a Trujillo, residiendo allí hasta que los pizarristas fueron derrotados.

La otra versión de los hechos difiere. Del proceso seguido contra Diego Méndez, secuaz de Diego de Almagro el Mozo, se desprende que de Doña Inés, Gonzalo y Francisca fueron hechos prisioneros por orden de Juan de Rada y conducidos a bordo de una nave con la orden de enderezar rumbo al norte y dejarlos en una isla[12]desierta.

En mi opinión, una vez que doña Inés sacó de su escondite a Gonzalo, era difícil pensar que los almagristas fueran a dejar con vida a los chicos, ya que eran descendientes y herederos legítimos de Francisco Pizarro y no iban a respetar su testamento; tampoco, en mi opinión, podían asesinarlos, pues el enviado del rey de España, Vaca de Castro estaba al llegar. Es posible que decidieran dejarlos en una isla para que murieran. El conductor de la nave, o bien porque Inés Muñoz le pagó, o bien porque se compadeció de los niños, no cumplió lo mandado y los desembarcó en Tumbes. No deja esta de ser una opinión mía sin ningún otro dato.

María Rostworowski recoge las dos versiones del acontecimiento. Las cualquiera de las dos demuestra la entereza de una mujer previsora, arriesgada y valiente.

Vaca de Castro vence a los almagristas en la batalla de Chupas en 1542 y doña Inés y sus sobrinos regresan a lima

Doña Inés Muñoz, encomendera y tutora[13]

Las redes de apoyo de Doña Inés disminuyeron con el asesinato de Francisco Pizarro y de su esposo. Si inicialmente se le había concedido a Pizarro    el derecho a otorgar encomiendas, un nuevo poder del rey se enfrentaba a la forma de gobierno de los conquistadores.

Las encomiendas era un importante sistema jurídico en que se permitía a un español beneficiarse del trabajo de los indígenas de un determinado territorio. Como en el sistema feudal, los indios trabajaban para el encomendero y a cambio éste les daba apoyo militar y se encargaba de la evangelización. Vaca de Castro, representante del rey de España, se atribuía en su nombre cambiar la propiedad de las encomiendas y otorgarlas a los que con él habían llegado de España y vencido a los almagristas.

La corona, a través de sus representantes, intentaba cambiar la forma de repartimientos, se cuestionaban los propios repartimientos; el enviado del rey planteaba que las mujeres viudas no pudieran hacerse con las encomiendas, alegando falta de capacidad de las encomenderas para dirigir a los indios; y también que no convenía que las ciudades pudieran llenarse de encomenderas viudas. Otra cuestión alegada era que podía haber engaños de mujeres indias casadas in extremis para poder heredar. También cuestionaba que los huérfanos mestizos pudieran  heredar a su padre. Las Nuevas Leyes de Indias promulgadas por Carlos I en 1542 buscaban organizar y reformar el gobierno de las Indias, suprimir. las encomiendas y proteger a los indígenas de los abusos de los encomenderos. Una de las normas era que al morir el encomendero sus bienes deberían de pasar a la Corona Cuestionaba el trato de los españoles para con los indios de las encomiendas, a los que de ninguna manera se les podía esclavizar. Fueron unos de los textos legales más importantes del imperio español.

Unos de los primeros afectados fueron los repartimientos de los hijos de Francisco Pizarro y los de Doña Inés Muñoz.  El asesinato de su marido, Francisco Martín de Alcántara, dejó a Doña Inés viuda y rica heredera de las cuatro encomiendas otorgadas por su cuñado, un primer repartimiento en Mancha, Collique, Jauja y Huaúco, con los respectivos indios; Y el asesinato de Francisco Pizarro, cuyo testamento le confiaba el cuidado de sus hijos, le hizo responsable de asumir la tutoría de sus dos sobrinos y salvaguardar su vida y sus propiedades. Era propiedad de Francisca Pizarro Huaylas, en Lima con 3000 indios, Chimo, con 1000, Conchuco, 800 indios Lima y Chunquitanta, Atabillos, y de Don Gonzalo Canta, Huaura, Tucay, Avisca, Pomachondas, Chuquiabo, Congara con todos los indios correspondientes[14], además de casas, solares y huertas. Vaca de Castro necesitaba encomiendas para concederlas a los suyos y desposeyó a los dos hijos de Pizarro, y a Doña Inés de su encomienda de Huanúco.  Doña Inés, disconforme, planteó una demanda ante la Real Audiencia y escribió una carta al rey de España el 20 mayo 1543, pidiéndole la devolución de todos los bienes de los hijos de Pizarro, de su encomienda y de unos indios. Alegaba ser la primera mujer casada que llegó al Perú, pobladora, cuñada de Francisco Pizarro; declaraba que sus sobrinos eran hijos del conquistador y gobernador de Nueva Castilla y necesitaban las encomiendas, dada la situación de huérfanos sin otros medios de subsistencia. Ganó el pleito.

Gonzalo debió morir de muerte por enfermedad a los siete años, a la vuelta del viaje del norte, según una carta de Dña. Inés Muñoz dirigida al rey en mayo de 1543 desde Lima, según recoge María Rostworowski en mayo de 1543. La herencia de Gonzalo, según testamento de su padre, pasaba a Doña Francisca, su hermana.

 El pulso que esta vez había ganado se mantuvo durante toda su vida con distintas sentencias. Doña Inés volvió a casarse. Rentabilizó los bienes de las encomiendas, los frutos que cultivaba en la Huerta Perdida, además del establecimiento del negocio del primer obraje de lanas castellanas, la Sapallanga, en Jauja.

La segunda boda de Doña Inés Muñoz.

Hacia 1545 Doña Inés Muñoz contrae matrimonio con D. Antonio Ribera, caballero de Santiago y miembro del cabildo, oriundo de Valladolid, un hombre muy destacado, afín a los Pizarro. D. Antonio de Ribera, de una extracción social superior y reputada familia, descendía de Antonio de Ribera, paje del Príncipe D Juan, y de Doña Isabel de Beteta y Hoces de Valladolid. La boda convino a Doña Inés, le permitía mantener el poder económico de sus repartimientos; el esposo pertenecía al núcleo de los Pizarro, había acompañado a Gonzalo Pizarro a la incursión en el País de la Canela.; por su parte D Antonio accedía por matrimonio a la titularidad de las encomiendas de doña Inés y al prestigioso grupo de los encomenderos . Tuvieron un hijo que se llamó Antonio de Ribera el Mozo. En 1545 y 1546 fue alcalde de Lima. Doña Inés y su esposo continuaron como cuidadores de Francisca Pizarro Yupanqui, aunque la tutoría y administración de los bienes corrió a cargo de Gonzalo Pizarro. El matrimonio vivió con ella, protegió los bienes de Doña Francisca, le dieron educación acorde con su categoría, según mandato de Gonzalo Pizarro, tío de Doña Francisca. A la muerte de Gonzalo Pizarro fue Antonio de Ribera su tutor

Muerte de Gonzalo Pizarro. Consecuencias

Gonzalo Pizarro, hermano de padre de Francisco y conquistador él mismo, era, muerto Francisco, la cabeza visible de los Pizarro en Perú.  Las leyes Nuevas de Indias, ideada por el teólogo dominico, fray Bartolomé de las Casas, afectaba a los encomenderos en su relación con los indios y protegía a estos de los posibles abusos.  Promulgadas en 1442, época de la creación de la Real Audiencia y la creación del Virreinato del Perú, el primer virrey, Blasco Gómez Vela, intentó poner en vigor las Nuevas Leyes. Los encomenderos se rebelaron. La rebelión frente al virrey y la Corona estuvo encabezada por Gonzalo Pizarro. Aunque inicialmente el triunfo estuvo en el campo de los encomenderos que llegaron a degollar a Vaca de Castro, se saldó con la derrota de Gonzalo Pizarro, la derogación de las Nuevas Leyes    y el triunfo de la Corona y del presidente de la Real Audiencia, Pedro de la Gasca en 1448.

D Antonio de Ribera que inicialmente apoyó a los encomenderos, posteriormente defendió las tropas del rey, a pesar de ello tuvieron problemas por la rebelión de Pizarro. Antonio de Ribera e Inés Muñoz, muerto Gonzalo, eran los tutores de Francisca Pizarro Yupanqui. La Gasca escribió al rey manifestándole que era peligroso que los descendientes de los Pizarro siguieran en Perú, porque se podía crear una aristocracia inca- española independiente de la Corona. A instancia de La Gasca, por real cédula del11 marzo de 1550, el rey manda que los hijos de Pizarro se trasladen a España.  Los tutores de Francisca, Dña. Inés Muñoz y D. Antonio Ribera vendieron con lealtad sus propiedades cuando, a instancias del rey, Doña Francisca Pizarro partió para España. En el barco se trasladaría también Francisco, hijo de Francisco Pizarro y Doña Angelina. El matrimonio administró los bienes de Francisca desde 1547-53 hasta que tomó el relevo Hernando Pizarro, casándose con Doña Francisca Pizarro Yupanqui y colocando a sus administradores. En 1553 D Antonio se presentó ante la Audiencia de Lima como curador y tutor de doña Francisca, pidiendo licencia para enviar dinero a España que le fue denegada. A pesar de ello,  Hernando pleiteó con Alcántara y Dña. Inés acusándoles de mala administración, los pleitos se alargan tras la muerte de Antonio de Ribera. Es opinión mía que la iniciativa partió no de doña Inés Pizarro sino de Hernando.

La situación de los parientes de Pizarro se complicó, por consideraos por las nuevas autoridades, rebeldes a la Corona, Especialmente exigente con los re particiones de los encomenderos a favor de la Corona fue el virrey Francisco de Toledo. No cesaron los problemas con las propiedades; en 1558 el marqués de Cañete[15] escribió una misiva al rey diciéndole que no convenía que hubiera gente muy rica en Perú como el matrimonio Alcántara, ni tampoco persones leales a los Pizarro en Perú y sugiere que los mandara a España; que les desposeyera de sus repartimientos, ya que eran muchas las encomiendas y sólo tenían un hijo. Que las encomiendas pasaran a la Corona (Rostworowski, p.35) No se llevó a cabo.

 En 1560 viene a España Antonio de Ribera como Procurador General de los encomenderos para tratar con el rey y es a su vuelta cuando lleva en tinajas a Lima plantel de olivos de Aljarafe, Sevilla; tres de ellos llegan prenden y los cultivan en la Huerta Perdida.  Dice el Inca Garcilaso de la Vega que los hacen vigilar día y noche por cien esclavos negros y treinta perros. A pesar de ello uno de ellos fue robado y llevado a Chile, echando muchos renuevos. A Ribera lo atribuyen Ricardo Palma y Bernabé Cobo, aunque Imaginamos en el éxito los buenos conocimientos de doña Inés,

No he vuelto a encontrar documentos ni documentación ni referencias, hasta la muerte de su marido en que traspasa las encomiendas y propiedades a su hijo Antonio Ribera el Mozo. La historiadora Liliana Pérez Minguez dedicó su tesis doctoral a Inés Muñoz, sus trabajos me parecen imprescindibles, pero no he tenido acceso a ellos.

Antonio de Ribera y Doña Inés Muñoz seguían siendo uno de los matrimonios más prestigiosos y acaudalados del Perú. Entendemos que, sin restar méritos a D Antonio de Ribera, el capital acumulado a lo largo de la vida del segundo matrimonio de Dña. Inés encomiendas, solares, molinos, obrajes, que los hacen ser acaudalados, son gracias a doña Inés Muñoz, ya que D Antonio de Ribera, cuando casa con doña Inés no tenía encomiendas, se le otorgaron las mismas encomiendas que tenía Alcántara, el primer marido de doña Inés Muñoz.

Doña Inés Muñoz, fundadora  y abadesa

Doña Inés Muñoz, muerto D. Antonio, renunció a sus encomiendas a favor de su único hijo, Antonio de Ribera el Mozo, casado con María de Chávez; el matrimonio no tuvo hijos.  En 1572 Antonio de Ribera el Mozo enfermó y murió; había aconsejado a su madre que no corriera el riesgo de un tercer matrimonio para evitar la confiscación de las encomiendas.

Doña Inés Muñoz se presentó ante el obispo dominico de Trujillo, Jerónimo de Loayza, con la decisión de fundar un convento femenino, y recluirse en él con su nuera viuda, María de Chávez. Se llamó el Monasterio de Nuestra Señora de la Concepción de la Madre de Dios. Aportaría para su creación de su propio patrimonio solares, casas, huerta, La Huerta Perdida, Molinos, negocios, las rentas del obraje la Espallanga y 20.000 pesos de oro de su propiedad y otros 20000 de María de Chávez.  Se administraría con el capital propio que aportaban las fundadoras. Ellas ejercerían de patronas, sin que pudiera inmiscuirse el rey de España para nombrar patronos, ya que era una fundación privada con capital privado y privadamente debería ser financiada. Tampoco el obispo intervendría en la administración de rentas. Estaría dirigido por las patronas fundadoras y, a la muerte de estas por la abadesa con supervisión del obispo.

En septiembre se fundó, siguiendo las reglas españolas fueron elegidas las 18 primeras monjas concepcionistas, entre las que se encontraba María de Chávez. Inés Muñoz, por consejo del obispo fray Jerónimo de Loayza, para poder seguir administrando sus bienes no profesó hasta los cinco últimos años de su vida. Profesó y llegó a ser su abadesa. Fue el segundo convento para mujeres en Perú, estaba construido al lado del convento de Jesuitas

 El convento, inaugurado en 1573, estaba regido por la orden de las Concepcionistas. Se dedicaba como comunidad religiosa a  rezar a la mayor gloria de Dios, pero también a acoger a damas viudas de españoles que no quisiesen volver a casarse en un matrimonio desigual, a solteras o huérfanas sin familia para que no sufrieran riesgos y asaltos, a hijas mestizas de conquistadores que quisieran profesar, a novicias sin recursos a las que se les proporcionaría dote. Las damas, podían acogerse, tal como era la costumbre en su tiempo, con las criadas y siervas, y las acogidas no tenían obligatoriamente que profesar como religiosas y se permitían hacer vida independiente sin alterar la vida de la comunidad religiosa. Tuvo un gran prestigio social.

Actualmente, empequeñecido en lo fue el Convento de La Concepción, en parte de su espacio se sitúa allí el mercado de la Concepción[C1] , muy cerca de la Plaza de Armas

María de Chávez recurrió en 1575 ante la Real Audiencia de Los Reyes por la confiscación de sus encomiendas, y después ante el Consejo de Indias, pero se resolvió negativamente, alegando que no había probado satisfactoriamente sus derechos. Doña Inés Muñoz en la probanza  declaraba sus méritos como cuñada de Pizarro, declaraba que era la primera mujer casada que había llegado a las indias, alegaba su mérito de pobladora y declaraba que era pobre.

No lo era. Pese a los enfrentamientos con las nuevas autoridades del virreinato de Perú, Inés Muñoz, campesina andaluza, creció. Fue una de las más acaudaladas y prestigiosas españolas en Las Indias. Testó dejando todos sus bienes al convento de la Concepción de la Ciudad de los Reyes,  y partidas de ganado para los indios de sus encomiendas. De fuerte personalidad, capaz de enfrentarse con reyes y con conquistadores para defender lo suyo, protectora de sus sobrinos a los que salvó de la muerte, emprendedora de negocios comerciales de lanas y frutas, piadosa, pobladora, fundadora y abadesa, murió en Lima en 1594.



[1] COBO, Bernabé S. J., Historia de la fundación de Lima. 81639) Manuscrito custodiado en la Biblioteca Columbina (Sevilla)publicado por el sacerdote e historiador Peruano Manuel González de la Rosa (1882)

[2] ROSTWOROWSKI, MARÍA., Doña Francisca Pizarro una ilustre mezquita, 1534, 1598, p.32 , Instituto de Estudios Peruanos, 1989

[3] RAMOS RUBIO, JOSÉ ANTONIO., El mecenazgo de Francisca Pizarro Yupanqui y su proyección en el patrimonio arqueológico de Trujillo

[4] AGI- Patronato 120, No, Ramo 2año 1574

[5]ROSTWOROWSKI, MARÍA,  Opus cit.p.32

[6] CUNEO VIDAL, RÓMULO, Vida de Francisco Pizarro y sus hermanos, C. LI

[7]

[8] KAMEN, HENRI, Pequeña Historia de la conquista de América

 

[9] CUNEO VIDAL, RÓMULO, “Doña Inés Muñoz, la mujer extremeña, cuñada de Pizarro que trajo el trigo y el olivo al Perú”, Boletín de la Real Academia de la Historia, p.310

[10] CILLÁN, CILLÁN, FRANCICO “La muerte del marqués” Alcántara, Revista de estudios cacereños Diputación de Cáceres, archivo, Alcántara 87(2008) p.59-78

[11] PORAS BARRENECHE, RAUL, El Testamento de Francisco Pizarro, conquistador del Perú, Boletín de la

academia de la Historia,

CUNEO VIDAL [12] opus cit. p.310

[13] El  seguimiento exhaustivo del Inés Muñoz y  las mujeres encomenderas en  del tema, PEREZ MIGUEL, LILIANA,  Mujeres Ricas y Libres, Mujer y Poder Las Encomenderas en el Perú (Siglo XVI ) Universidad de Sevilla, 2021

[14] El patrimonio de Francisco Pizarro y sus hijos., p.271-315

[15] (AGI Real audiencia de Lima, 28)


 [C1]