Festivo Regocijo
Alegría inmensa es el regocijo, título de hoy que apela a la
que celebración en la “Nobilísima y Leal Ciudad de Cascante” de unas fiestas
celebradas en 1677. No eran aquellas como las que hoy nos trae al programa en
esta semana que celebramos las fiestas populares a nuestros patronos, la Virgen
del Romero y el Cristo de la Columna. Los “Festivos regocijos” de los que hoy
escribo suelen estar unidos a las celebraciones monárquicas, cortesanas, religiosas
o cívicas del Antiguo Régimen de los Habsburgo. Son los “Festivos regocijos” escritos
posteriormente a los acontecimientos dando cuenta de lo celebrado. Las
conmemoraciones de exaltación de la Monarquía Hispánica se incluyen dentro de
las fiestas barrocas, participando toda la población. Vamos a volver los ojos
atrás para hablar de las fiestas que se celebraron en Cascante. Este regocijo
que hoy traigo, datado en 1677, fue recogido en la Biblioteca Nacional por el
bibliófilo cascantino Alfonso Fernández, editado por él en la Tertulia
Latassa del Ateneo de Zaragoza en 2003. Damos desde aquí gracias al amigo
que enriquece con su conocimiento nuestro patrimonio y que pone a disposición
de la Ayuntamiento cascantino los ejemplares para que la haga llegar a sus
paisanos
Con éste, son tres los
acontecimientos festivos hemos documentado de fiestas que Cascante celebró en
honor a personajes o reyes Los excelentes archivos municipales nos informan de otras
fiestas de homenaje. En 1783 tienen como protagonista al cascantino D. Alfonso
Durán y Barazábal y festejaban su designación como Alcalde de Casa y Corte en
Madrid Fue organizada en Cascante con fiestas singulares, vítores, toros y
luminarias. Alfonso Durán y Barazábal, posteriormente fue miembro del Consejo Real,
columna vertebral de la monarquía y centro de poder después del rey. Entre los
documentos importantes con su firma figura el de no aceptación de la renuncia al
trono de Carlos IV exigida por Napoleón Bonaparte.
Otro regocijo del que da cuenta la revista El Romero se
celebró en Cascante a la venida de Fernando VII a España en 1814. Se llenaron las
calles de arquitecturas efímeras, monumentos. arcos de flores y versos, entre
los que sobresalieron como vates los dos ilustres cascantinos, D. Manuel Gil y
´Albéniz, médico de Cascante e impulsor y delegado en la zona de inocular a la
población con la vacuna de la viruela y D. Francisco Ximénez de Leorín y Amar, sobrino
de la ilustrada aragonesa de Josefa Amar y Borbón y del Virrey de Nueva Granada,
José Amar y Borbón. Francisco era abogado y ocupó puestos de representación en
el Ayuntamiento de Cascante.
La publicación de este “Festivo regocijo” de 1677 que traigo
hoy es muy instructiva. Incluye una presentación de Alfonso Fernández, una
introducción del historiador Juan Ignacio Fernández Marco y otra del que fue
catedrático de Literatura Española en la Universidad Complutense de Madrid,
José María Día Borque, que ponen en contexto la copia facsimilar del complejo
texto barroco. En su portada una pintura de Leopoldo Albesa del Romero de
Cascante y otras ilustraciones de pinturas de Jesús Lapuerta.
Es en estas fechas del Siglo de Oro, cuando Cascante
celebraba con “Festivo Regocijo”., el nombramiento de prime ministro de
Juan José de Austria, hermanastro de Carlos II, el último rey de la casa de
Habsburgo, un rey de poca salud a la que la historia llamó El Hechizado.
El homenajeado y Carlos II eran hijos de Felipe IV, pero uno legítimo y otro
bastardo. Carlos II tenía por madre a Mariana de Austria y Juan José de Austria
lo era de una famosa actriz llamada, la Calderona. A la muerte del rey Felipe
IV, Carlos II tenía 4 años y ocupó la regencia Mariana de Austria. Juan José de
Austria tenía 39 años y una sobresaliente carrera militar. Pese a que Felipe IV había legalizado al
bastardo y mandado en su testamento que se le diera relevancia, sufrió la
oposición de la reina regente. En estas fechas de 1677, reinado ya Carlos II
desde 1665, tras una etapa de validos e intrigas, Juan José de Austria se hizo
con el poder de acuerdo con el rey y fue nombrado Primer Ministro. Este mismo
año 1677 en nombre del rey Carlos II el conde de Fuensalida jura e s fueros de
Navarra.
Cascante proclama la exaltación de Juan José de Austria como
Primer Ministro. Era alcalde D. Antonio Ximénez López de Ribaforada y regidores
D. Miguel Martín y Duizi, D. Bartolomé Gil y Tutor, D. Tomás de Sizarza y López
de Tajonar y D Diego de Bea Irazábal. Duró
tres días el regocijo, organizando una celebración mezcla de fiesta religiosa,
militar, profana y popular. Hubo procesiones, bajada de a la Virgen del Romero
a la plaza, canto de vísperas y Te Deum, presidida por las autoridades,
miembros de la veintena, el párroco D. José Zapata Peralta, el clero y los
frailes de la Victoria. Desfilaron 120 soldados alabarderos que dispararon
salvas acompañando a la Virgen desde el Romero a la plaza. Custodió el escuadrón
a la Virgen del Romero toda la noche. Se lidiaron cuatro toros bravos con gran
algarabía y la población por la noche disfrutó de un toro de fuego y luminarias.
Así acabaron los tres días de regocijo
festivo, lanzando Vítores a Carlos II, A Dios y a España.
Lo conocemos gracias al cascantino Pedro Esteban de Álava
Rivadeneyra. Describe éste en versos gongorinos de excelente factura la
celebración. No tenemos certeza de quién pudo ser D. Pedro Esteban. Los Álava
cascantinos, Martín y Estéban, habían obtenido ejecutoria de hidalguía en Corte
Real en 1602, imaginamos que pudo ser hijo de Esteban de Álava, pero no
encontramos antecedentes de su segundo apellido, Rivadeneyra, en la ciudad. Por
la fluidez de sus versos y las citas mitológicas, entendemos que tuvo una
cultura y estudios superiores, tal vez milicia o leyes. En primer texto que abre los poemas, debido a D
Juan Castillo Daoiz y Cabanillas, podemos entender que era mayor. No hay duda
de su nacimiento en Cascante. Quizá pudo ser quien ocupó la alcaldía cascantina
y fue Procurador en Cortes en 1644. “Hijo vuestro”, dice en el verso 19 que
dedica el autor a la ciudad. Su cuna, pues, fue nuestra ciudad. Y es a Cascante
a quien el autor dedica el primer poema muy barroco que traslado y con el que
termino:
Aula
de Marte, escuela de Berona
Luz
cristalina, Espejo de Lugares,
Amparo que de noble fe blasona
Madre de los Blasones Militares
Unica el mundo por leal corona
Yja de Roma a quien da ejemplares
Nobles hazañas, de Lealtades Nobles
Onrando Héroes, deshaciendo dobles.
Berdadero Retrato de Proeza,
Lauro de Europa, de Laurel Trofeo.
Eróyca del Romano Fortaleza
Ylustre de Minerva y Digno empleo.
Leaal Realce y Timbre de Nobleza
Ermosura de Flora, su recreo,
Archivo de la fe, cuna de Apolo
Lustre de España, y Gloria de este Polo
Cesareo municipio, Fuerte, Recto
Y Corte Augusta de Proeza tanta
Un hijo vuestro con rendido afecto
Dedica humilde obsequio a vuestra
planta.
Amparad Noble a un Noble, y el defecto
Del graznido que ronco y triste canta
Disimulad prudente, pues en suma
Es amor el defecto de mi Pluma.
Católica Ciudad, Ciudad famosa,
Abrigo de los pobres forasteros,
Simancas de la Sangre Gloriosa
Ciudad tan envidiada de extranjeros
Afectos a tu Vega fructuosa
No temas de enemigos vanos, fieros
Teniendo por Patrona y por Consuelo
En el Romero la Virtud del Cielo.
Es un poema
acróstico. Si tomamos la primera inicial de cada uno de los versos leeremos: A LA MUY NOBLE Y LEAL CIUDAD DE CASCANTE.
Seguro que a
su autor le hubiera gustado saber que nos llegaba hasta hoy en nuestras fiestas
patronales. Como él, cascantina, deseo a esta Ciudad Noble y Leal y a todos
vosotros ¡Felices fiestas!
Pamplona 12, 7, 2005