martes, 2 de septiembre de 2025

FESTIVO REGOCIJO

 


Festivo Regocijo

Alegría inmensa es el regocijo, título de hoy que apela a la que celebración en la “Nobilísima y Leal Ciudad de Cascante” de unas fiestas celebradas en 1677. No eran aquellas como las que hoy nos trae al programa en esta semana que celebramos las fiestas populares a nuestros patronos, la Virgen del Romero y el Cristo de la Columna. Los “Festivos regocijos” de los que hoy escribo suelen estar unidos a las celebraciones monárquicas, cortesanas, religiosas o cívicas del Antiguo Régimen de los Habsburgo. Son los “Festivos regocijos” escritos posteriormente a los acontecimientos dando cuenta de lo celebrado. Las conmemoraciones de exaltación de la Monarquía Hispánica se incluyen dentro de las fiestas barrocas, participando toda la población. Vamos a volver los ojos atrás para hablar de las fiestas que se celebraron en Cascante. Este regocijo que hoy traigo, datado en 1677, fue recogido en la Biblioteca Nacional por el bibliófilo cascantino Alfonso Fernández, editado por él en la Tertulia Latassa del Ateneo de Zaragoza en 2003. Damos desde aquí gracias al amigo que enriquece con su conocimiento nuestro patrimonio y que pone a disposición de la Ayuntamiento cascantino los ejemplares para que la haga llegar a sus paisanos

 Con éste, son tres los acontecimientos festivos hemos documentado de fiestas que Cascante celebró en honor a personajes o reyes Los excelentes archivos municipales nos informan de otras fiestas de homenaje. En 1783 tienen como protagonista al cascantino D. Alfonso Durán y Barazábal y festejaban su designación como Alcalde de Casa y Corte en Madrid Fue organizada en Cascante con fiestas singulares, vítores, toros y luminarias. Alfonso Durán y Barazábal, posteriormente fue miembro del Consejo Real, columna vertebral de la monarquía y centro de poder después del rey. Entre los documentos importantes con su firma figura el de no aceptación de la renuncia al trono de Carlos IV exigida por Napoleón Bonaparte.

Otro regocijo del que da cuenta la revista El Romero se celebró en Cascante a la venida de Fernando VII a España en 1814. Se llenaron las calles de arquitecturas efímeras, monumentos. arcos de flores y versos, entre los que sobresalieron como vates los dos ilustres cascantinos, D. Manuel Gil y ´Albéniz, médico de Cascante e impulsor y delegado en la zona de inocular a la población con la vacuna de la viruela y D. Francisco Ximénez de Leorín y Amar, sobrino de la ilustrada aragonesa de Josefa Amar y Borbón y del Virrey de Nueva Granada, José Amar y Borbón. Francisco era abogado y ocupó puestos de representación en el Ayuntamiento de Cascante.

La publicación de este “Festivo regocijo” de 1677 que traigo hoy es muy instructiva. Incluye una presentación de Alfonso Fernández, una introducción del historiador Juan Ignacio Fernández Marco y otra del que fue catedrático de Literatura Española en la Universidad Complutense de Madrid, José María Día Borque, que ponen en contexto la copia facsimilar del complejo texto barroco. En su portada una pintura de Leopoldo Albesa del Romero de Cascante y otras ilustraciones de pinturas de Jesús Lapuerta.

Es en estas fechas del Siglo de Oro, cuando Cascante celebraba con “Festivo Regocijo”., el nombramiento de prime ministro de Juan José de Austria, hermanastro de Carlos II, el último rey de la casa de Habsburgo, un rey de poca salud a la que la historia llamó El Hechizado. El homenajeado y Carlos II eran hijos de Felipe IV, pero uno legítimo y otro bastardo. Carlos II tenía por madre a Mariana de Austria y Juan José de Austria lo era de una famosa actriz llamada, la Calderona. A la muerte del rey Felipe IV, Carlos II tenía 4 años y ocupó la regencia Mariana de Austria. Juan José de Austria tenía 39 años y una sobresaliente carrera militar.  Pese a que Felipe IV había legalizado al bastardo y mandado en su testamento que se le diera relevancia, sufrió la oposición de la reina regente. En estas fechas de 1677, reinado ya Carlos II desde 1665, tras una etapa de validos e intrigas, Juan José de Austria se hizo con el poder de acuerdo con el rey y fue nombrado Primer Ministro. Este mismo año 1677 en nombre del rey Carlos II el conde de Fuensalida jura e s fueros de Navarra.

Cascante proclama la exaltación de Juan José de Austria como Primer Ministro. Era alcalde D. Antonio Ximénez López de Ribaforada y regidores D. Miguel Martín y Duizi, D. Bartolomé Gil y Tutor, D. Tomás de Sizarza y López de Tajonar y D Diego de Bea Irazábal.  Duró tres días el regocijo, organizando una celebración mezcla de fiesta religiosa, militar, profana y popular. Hubo procesiones, bajada de a la Virgen del Romero a la plaza, canto de vísperas y Te Deum, presidida por las autoridades, miembros de la veintena, el párroco D. José Zapata Peralta, el clero y los frailes de la Victoria. Desfilaron 120 soldados alabarderos que dispararon salvas acompañando a la Virgen desde el Romero a la plaza. Custodió el escuadrón a la Virgen del Romero toda la noche. Se lidiaron cuatro toros bravos con gran algarabía y la población por la noche disfrutó de un toro de fuego y luminarias.  Así acabaron los tres días de regocijo festivo, lanzando Vítores a Carlos II, A Dios y a España.

Lo conocemos gracias al cascantino Pedro Esteban de Álava Rivadeneyra. Describe éste en versos gongorinos de excelente factura la celebración. No tenemos certeza de quién pudo ser D. Pedro Esteban. Los Álava cascantinos, Martín y Estéban, habían obtenido ejecutoria de hidalguía en Corte Real en 1602, imaginamos que pudo ser hijo de Esteban de Álava, pero no encontramos antecedentes de su segundo apellido, Rivadeneyra, en la ciudad. Por la fluidez de sus versos y las citas mitológicas, entendemos que tuvo una cultura y estudios superiores, tal vez milicia o leyes.  En primer texto que abre los poemas, debido a D Juan Castillo Daoiz y Cabanillas, podemos entender que era mayor. No hay duda de su nacimiento en Cascante. Quizá pudo ser quien ocupó la alcaldía cascantina y fue Procurador en Cortes en 1644. “Hijo vuestro”, dice en el verso 19 que dedica el autor a la ciudad. Su cuna, pues, fue nuestra ciudad. Y es a Cascante a quien el autor dedica el primer poema muy barroco que traslado y con el que termino:

Aula de Marte, escuela de Berona

Luz cristalina, Espejo de Lugares,

Amparo que de noble fe blasona

Madre de los Blasones Militares

Unica el mundo por leal corona

Yja de Roma a quien da ejemplares

Nobles hazañas, de Lealtades Nobles

Onrando Héroes, deshaciendo dobles.

Berdadero Retrato de Proeza,

Lauro de Europa, de Laurel Trofeo.

Eróyca del Romano Fortaleza

Ylustre de Minerva y Digno empleo.

Leaal Realce y Timbre de Nobleza

Ermosura de Flora, su recreo,

 Archivo de la fe, cuna de Apolo

Lustre de España, y Gloria de este Polo

Cesareo municipio, Fuerte, Recto

Y Corte Augusta de Proeza tanta

Un hijo vuestro con rendido afecto

Dedica humilde obsequio a vuestra planta.

Amparad Noble a un Noble, y el defecto

Del graznido que ronco y triste canta

Disimulad prudente, pues en suma

Es amor el defecto de mi Pluma.

Católica Ciudad, Ciudad famosa,

Abrigo de los pobres forasteros,

Simancas de la Sangre Gloriosa

Ciudad tan envidiada de extranjeros

Afectos a tu Vega fructuosa

No temas de enemigos vanos, fieros

Teniendo por Patrona y por Consuelo 

En el Romero la Virtud del Cielo.

 

Es un poema acróstico. Si tomamos la primera inicial de cada uno de los versos leeremos:  A LA MUY NOBLE Y LEAL CIUDAD DE CASCANTE.

Seguro que a su autor le hubiera gustado saber que nos llegaba hasta hoy en nuestras fiestas patronales. Como él, cascantina, deseo a esta Ciudad Noble y Leal y a todos vosotros ¡Felices fiestas!

 

 

Pamplona 12, 7, 2005